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Juan Ramón Jiménez, 26
Madrid (Chamartín)
Cuzco (Línea 10)
913458530 / 913501582
30 - 55
El Restaurante Tablao Flamenco Cantares -catalogado como el tablao flamenco más grande del Mundo- inica una nueva andadura con apenas un mes de vida con un equipo de sala y gerencia totalmente renovado. Dispone de una impresionante sala con capacidad para 450 comensales a los que se ofrece una carta de autor que elabora sus viandas con materias primas de primera calidad. Así mismo, dos menús de grupo: “Menú Cantares” -70 €- y “Menú Flamenco” -75 €-, ambos incluyen agua y vino -aunque se pueden elaborar al gusto de cada uno-. Su horario de apertura es de 18:30h a 23:00h y sus dos pases de flamenco son a de 19:00h a 20:20h y de 21:30h a 22:50h. Dispone de servicio de aparcacoches. Niños de 0 a 5 años gratis. Niños de 6 a 12 años y mayores de 55 con un 25% de descuento. No cierra ningún día de la semana.
4,9
Rayo: Hoy es un día especial en Cucharete… Probablemente, después de leer este artículo sentirás unas ganas irrefrenables de realizar una reserva en un prestigioso y espectacular tablao flamenco madrileño -el que nos ocupa, obviamente-, algo que hasta este preciso momento pasaba completamente desapercibido para ti a pesar de conocer su existencia. ¡Nunca imaginaste que al final optarías por ir a un tablao flamenco en Madrid! Las mismas preguntas surgirían en tu cabeza una y otra vez: “¿Será un espectáculo para guiris?” “¿La comida no estará a la altura?” “¿Pagar por 20 minutos de bailoteo comiendo algo prefabricado?” Decirte, querido lector, que por nuestra parte hemos quedado emocionados con el resultado de esta salida gastronómica cucharetil. Hemos saboreado ¡como nunca! una velada para el recuerdo. El mundo rociero y la copla nos han hecho disfrutar con maestría de una parte significativa de nuestra cultura. ¡El Restaurante Tablao Flamenco Cantares enamoró a Cucharete! Y como adelanto, os descubro un brevísimo resumen de la noche: ¡Brillante espectáculo! ¡Extraordinario local! ¡Insuperables vistas del tablao desde todas las mesas! Y respecto a su variada oferta gastronómica a la carta… ¡Para chuparse los dedos!
Mucho arte se esconde detrás de esa puerta veterana que protege la entrada del Tablao Flamenco Cantares -sobre estas líneas-. Ya desde la vía, nos indica que en su interior hay clase, hay historia, hay trabajo, hay calidad, hay tradición, hay compromiso, hay responsabilidad… El equipo que se resguarda tras ese imponente y engalanado portón de entrada, se esfuerza en todo momento para que la visita de todos aquellos que deciden cruzarlo sea inolvidable.
Como os muestra Ninillas en las primeras fotografías de su sección, una guitarra y dos sombreros cordobeses sobre sillas flamencas nos saludan a la entrada del local -una vez nuestro aparcacoches se ha hecho cargo del vehículo-. ¡Comenzaba nuestra aventura cucharetera! Ya Julio Romero de Torres había inmortalizado esos tradicionales sombreros en su pintura impresionista “¡Mira qué bonita era!”, con la que se dio a conocer en la Exposición Nacional de 1895. Aunque no menos famosa fue la actitud de John Lennon llevando uno de ellos en el primer concierto que los Beatles organizaron en España. ¡En la plaza de toros de Las Ventas! Allá por 1965.
Bajando unas escaleras que giran hacia la derecha llegamos a la zona de barra, donde podemos disfrutar tanto de una caña o refresco, como de un manzanilla o cualquier otro tipo de vino español -sin olvidar combinados-. Se presenta ataviada con azulejos flamencos con los típicos colores azul y blanco que, junto con la madera, brindan un conjunto que te traslada lejos de la capital. ¡Hoy toca disfrutar con MAYÚSCULAS del arte que esconde un tablao flamenco de primera línea!
Por supuesto, y como no podía ser de otro modo en pleno s. XXI, también recorren sus estantes iluminados diferentes referencias de ginebras Premium, para que podamos regar el espectáculo a la última. Cierto es, que una vez finalizada la cena, las botellas que los camareros aproximaban a las mesas bajo petición de los diferentes comensales de la sala, eran la mayoría de este tipo. En mi caso… ¡Martin Miller’s!
Como podéis ver en la imagen inferior, nosotros comenzamos la noche con una cerveza, mientras las chicas que nos acompañaban -Ninillas y Elena- se hacían una foto para el recuerdo en el photocall. ¡Por las mejores noches rocieras de Madrid!
El local es formidable, veréis amplios pasillos bordeando la estancia y cómodas escaleras para cambiar de altura. Ni qué decir tiene que estamos ante el tablao flamenco más grande del Mundo: Cantares. Este magnífico tablao es el desenlace de un famoso corral de comedias cuya historia comienza a principios del siglo XVII, donde los corrales eran una especie de teatro antiguo, con actuaciones en el patio y espectadores a todo su alrededor.
Son visibles los detalles de la arquitectura castellana, grandes vigas de madera que recorren el espacio del suelo al techo, inmersas en unas instalaciones muy amplias. Como cabecero de la planta superior-en la siguiente fotografía-, a izquierda y derecha del escenario, mesas imperiales gozan de una posición privilegiada a modo de reservado. Un lugar especial sin tabiques en el que la privacidad corre a cargo del espacio que lo rodea, pues el resto de mesas colindantes están a una distancia considerable.
La planta en altura es majestuosa, sus enormes puntales refuerzan una estructura ya de por sí formidable. La intimidad de las mesas está garantizada por la cuidadosa distribución de las mismas, ya sean para parejas o para grupos de cuatro o más personas. Fijaos en la siguiente instantánea, a la izquierda del hueco que dejan libre las columnas, el tablao flamenco más grande del Mundo… ¡Para vosotros en exclusiva!
Los apliques que recorren afinados el perímetro del local, promueven un ambiente cálido y agradable que únicamente se interrumpe con los destellos de color que imprimen sus modernos y profesionales robots lumínicos con dibujos y figuras de todo tipo. El ambiente que se respira en el Restaurante Tablao Flamenco Cantares propicia un clima idóneo para disfrutar del espectáculo a la vez que de la gastronomía.
A continuación una mesa para cuatro comensales en solitario en el piso alto. Excelentes vistas para un acompañamiento de lujo a una velada rociera. Vestidas con manteles en tonos mostaza y caminos blancos, las mesas de Cantares sirven servilletas de tela a juego y una vajilla, cubertería y cristalería acorde al tipo de local.
Acercándonos al límite de la balconada, observamos al Restaurante Tablao Flamenco Cantares en todo su esplendor. En la siguiente instantánea podéis apreciar los 1500 metros cuadrados que lo catapultan al primer puesto de los tablaos flamencos del Mundo: ¡Cantares es el más grande! Y por él, como no podía ser de otro modo, han pasado los más grandes.
Todos los comensales de Cantares tienen el privilegio de estar muy cerca de los artistas, con multitud de mesas alrededor del escenario, todas ellas con buenas vistas del espectáculo, ya sea desde el piso de arriba o en el espacio inferior -que cuando hay concierto al final de la noche se convierte en pista de baile, como veremos al final de este reportaje-.
La iluminación se encarga de bañar de color el Tablao Flamenco Cantares. Las últimas tecnologías en cuanto a robots de iluminación y láseres de espectáculo están presentes para disfrute de todos los visitantes. Y, sobre todo, las vistas que se tienen en todas direcciones no tienen precio. El descomunal espacio diáfano de doble altura del que presume el establecimiento crea una atmósfera con un empaque majestuoso.
Podemos apreciar a continuación como el foco principal de la iluminación es el tablao, sobre el que se consiguen movimientos y sombras que se fusionan con el espectáculo de los bailaores, a quienes tenemos presentes en todo momento.
Una pareja podría elegir una mesa como la que muestra la siguiente fotografía… Su conversación únicamente se verá cortejada por los taconeos de los bailaores y bailaoras que marcarán las tablas del escenario con maestría. En el Tablao Flamenco Cantares estamos en primera línea toque la mesa que nos toque. Las vistas son magníficas.
Una amplia y señalizada escalinata de madera nos conduce al salón inferior, sobre el que descansa el escenario. Las dimensiones monumentales del local se muestran en cada recodo del mismo, y la luz tenue que transita por sus pasadizos nos recuerda en todo momento que la parte más importante de la estancia es el centro del complejo: el magnífico tablao.
En esta sala, las mesas y sus comensales se funden con el acto. El escenario está a la misma altura y el disfrute del taconeo es máximo. Puede sentirse la vibración de un baile que emana habilidad y destreza por los cuatro costados al compás de las guitarras. Auténticos maestros que harán que palpite el vino en nuestras copas mientras saboreamos los mejores platos.
El equipo de sonido del Restaurante Tablao Flamenco Cantares es de primera, y llega a todos los rincones de la sala con potencia y pureza. Ver el local lleno de gente un fin de semana impresiona: 450 personas aplaudiendo simultáneamente, demostrando a los artistas su disfrute. Gracias a la acústica de la sala, la experiencia es “acongojante”.
Las vigas, los apliques, la balaustrada, las sillas, los manteles, los azulejos, el ladrillo visto… ¡Todo está muy bien afinado en el Tablao Flamenco Cantares! Y es que lleva únicamente un mes abierto al público con esta nueva denominación, aunque entre sus columnas conserva toda la historia que recorrió sus entrañas desde hace décadas.
En la siguiente imagen, una muestra más de que una pareja puede disfrutar en primerísima instancia de un “taconeo gastronómico” sin parangón. ¡Más cerca es imposible! Solo quedaría apoyar la copa de vino en el tablao y girar la silla, pero no os lo recomiendo, porque acabaría llegando a la mesa vecina saltito a saltito y os quedaríais sin ella.
El escenario ocupa también las dos plantas del local y, en ocasiones, parte del elenco apoya con su cante a los bailaores desde lo alto. La estampa final vista desde las mesas es de lo más llamativa, un espectáculo de lujo.
Cantares no sólo es una canción de Joan Manuel Serrat… ¿Os suena aquello de “caminante no hay camino, se hace camino al andar”? Por este histórico entablado de madera añeja han pasado los más grandes de la copla española. Remontándonos a la gloriosa época del programa musical que dirigía y presentaba el crítico e impulsor de la copla andaluza: Lauren Postigo, coincidimos en el mismo espacio, el Tablao Flamenco Cantares, donde se rodó y estrenó esta exitosa serie el 3 de febrero de 1978 que ahora ha marcado el nombre del local.
Juanita Reina, Lola Flores, Rocío Jurado, Paquita Rico, Rafael Farina, Isabel Pantoja, Estrellita Castro, Antoñita Moreno, Marujita Díaz, Marifé de Triana, Lolita Sevilla, Gracia Montes, Dolores Vargas, Conchita Bautista, Juanito Valderrama, Guillermina Motta, Antonio Molina, La Niña de la Puebla, Carmen Morell, Pepe Blanco, Concha Márquez Piquer, Carmen Flores, María Jiménez, Joselito, Mikaela, Manolo Escobar… ¿Alguien da más? El Restaurante Tablao Flamenco Cantares es un emblema en la capital, no sólo es el tablao flamenco más grande del Mundo, es toda una leyenda.
Cantares abre sus puertas con un equipo completamente renovado, incluidos los propietarios y la gerencia del mismo. Su nueva andadura está pensada para público nacional, que disfrute del embrujo, la magia y la pasión flamenca, grupos pequeños y parejas que saboreen el arte y la buena mesa, cogidas de la mano. No es un espacio pensado para perjudicar a extranjeros con bajas calidades en sus propuestas. Cantares buscará ser un espacio de visita obligada por el buen aficionado al flamenco y por aquel turista ávido de conocer la cultura de la copla y el flamenco. Siempre con una oferta gastronómica de bandera, en la que disfrutar de la carta. No hay menús cerrados para guiris, no hay platos prefabricados, la cocina es una apuesta tan importante para el tablao como el propio espectáculo: ¡Es un restaurante en toda regla! Aquí se viene a comer a la carta, no a por un menú degustación mediocre que acompaña a un espectáculo. Además, el espectáculo no lleva sobreprecio alguno, está incluido en la carta. Cantares es mucho Cantares.
¡Vamos a cucharetear Cantares! ¡Que ya toca! Y como no podía ser de otro modo… ¡Comenzamos por la bebida! Su carta de vinos presume de tener disponibles más de 50 referencias de más de 15 Denominaciones de Origen diferentes, a la que añaden una resumida carta de 7 aguas y 11 referencias más de cavas y champagnes. La carta es muy amplia y engloba muchos clásicos habituales de prestigio de las D.O. Rioja y Ribera del Duero, aunque se deja ver alguna que otra botella más atrevida, pensada para paladares que investigan nuevos matices. Así mismo, es posible decantarse por vinos desde 15,50 € +IVA la botella -muchos de ellos disponibles por menos de 20 €-, aunque para los bolsillos más pudientes tenemos disponible el distinguido Flor de Pingus a 210 € +IVA, el Valbuena 5º Año, el Arzuaga Gran Reserva, o incluso el Don Perignom Gran Reserva como estrella más exclusiva de la lista a 320 € +IVA. Nosotros nos decantamos por emprender la velada con el riquísimo y conocidísimo albariño de la botella azul: Mar de Frades 2012 de la D.O. Rías Baixas. Un blanco muy fresco y aromático que nos encanta y que marida perfecto con los pescados blancos, y dos de ellos nos visitarían esa noche en la mesa.
Nos acababan de situar la champanera al lado de nuestra mesa con el Mar de Frades manteniendo su temperatura correcta cuando, en ese mismo momento, comenzó el espectáculo Amanecer Flamenco, que todas las noches, de lunes a domingo a las 21:30h y 23:30h, se realizará en este tablao.
Amanecer Flamenco -dirigido por Carlos Velázquez- selecciona los mejores artistas del flamenco actual y los trae a Cantares: Bailaores, bailaoras y músicos habituales de las principales giras internacionales que se dejan la piel en un show de 80 minutos de duración apto para todo tipo de público. Un espectáculo que pueden disfrutar tanto los que se acercan por primera vez a un tablao flamenco como los más expertos aficionados conocedores de las carreras de los artistas que vienen a ver. La extensa trayectoria de Carlos Velázquez conforma un currículo notable, recorrió el mundo junto a Los Greco y conquistó la Arena di Verona como primer bailarín con Franco Zeffirelli. ¡Ahora dirige Amanecer Flamenco en Cantares para vuestro disfrute! ¡Os lo recomendamos!
La carta del Restaurante Tablao Flamenco Cantares es sencilla y de calidad, no se pierde en el limbo con nombres rimbombantes de platos que intentan pillar desprevenido al cliente. Se divide en Entrantes, Arroces, Pescados, Carnes y Postres, sin que ninguna de las secciones se vea saturada por la oferta. Sin duda alguna, Cantares resulta perfecto para esas cenas de invierno en las que las terrazas madrileñas están descartadas por el frío.
Aquí tenéis a Elena con la Selección de quesos artesanos del País. Acompañados de taquitos de un sabroso membrillo tenemos: queso Manchego -elaborado con leche de oveja y D.O. La Mancha-, Ibores -con leche cruda de cabra y constituido en el Valle del Ibor en Cáceres con su exclusiva D.O.-, Arzúa -con leche de vaca y amparado por la D.O.P. Arzúa-Ulloa-, La Peral -que llega desde el Principado de Asturias elaborado con leche de vaca frisona- y Patamulo -a base de leche de oveja que nos llega con su original formato tubular desde la zona norte de Valladolid-. Me quedo con el de Arzúa como buen gallego que soy -aunque no me desmerecieron en absoluto los otros contrincantes-.
El primer plano de la Ensalada tomates del terreno con hojas tiernas, chips de tubérculos y jugo de albahaca está diciendo… ¡Cómeme! ¿O es que a vosotros no os lo sugiere? Los productos de la huerta cuando son regados con un excelente aceite de oliva -como es el caso- conforman un plato único. El nombre del plato desvela sus secretos, la imagen los confirma, su sabor los certifica. ¡Excelente ensalada!
La Ensalada de rape y jamón sobre lecho de puerros y vinagreta de azafrán es una propuesta de lo más original. Cabe indicar, que no esperábamos platos tan elaborados en un Restaurante Tablao Flamenco -a pesar de haber pedido a la carta-, por lo que las viandas nos estaban sorprendiendo a todos. En este caso, un elaborado contraste de sabores regados con una vinagreta deliciosa. No habíamos casi ni empezado a disfrutar de Cantares cuando nos había ganado de pleno con los primeros entrantes que llegaron a la mesa. Esta ensalada es un lujo, y eclipsa totalmente a la anterior de tomates, ya de por sí sabrosa y vistosa.
Mientras nuestro paladar disfrutaba del sentido del gusto con exquisitas viandas, nuestra vista no perdía detalle del espectáculo. El día que realizamos la cena cucharetera, los protagonistas de Amanecer Flamenco eran el baile de La Popi, Natalia Martínez, María La Manzanilla, Miguel Valles y Carlos Velázquez, el cante de Loreto de Diego y Cancu, y las guitarras de Iván Losada y Aquilino de Rosario. ¡Chapó para todos! ¡Nos encantó! 80 minutos que no olvidaremos fácilmente y que repetiremos seguro. Ahí los tenéis, fijaos en la siguiente fotografía, al ladito de nuestra mesa, sintiendo el flamenco en estado puro a un palmo de los artistas.
FlashBack os enseña el Marinado de solomillo ibérico con ensalada de berros y vinagreta de piparras. Sinceramente, no sería capaz de decidirme entre esta magnífica “ensalada” de carne o la anterior de pescado. ¡Riquísima! La clave estaba en la calidad del solomillo utilizado, y éste era francamente insuperable. Continuábamos charlando en la mesa sobre la impresión de los platos de Cantares, que nos sorprendían uno sí y otro también. ¡No nos lo esperábamos!
Os muestro a continuación este apetitoso Corte de foie con tatín de manzana al Pedro Ximénez, un contraste de sabores que gustó a todos en la mesa. ¿Habéis visto cómo llegan las viandas a la mesa? Podéis ir hacia atrás y ver que la vajilla y la presentación del Restaurante Tablao Flamenco Cantares está a la altura de cualquier restaurante madrileño que no ofrezca espectáculo y que cuide 100% su oferta gastronómica. Cantares es el único tablao flamenco que conozco que dedica la misma atención a su espectáculo -de primera- como a su cocina- de primera igualmente-.
Terminados los entrantes, nos dimos cuenta de que no sólo estábamos disfrutando como nunca de un magnífico espectáculo flamenco con las mejores vistas, sino que también estábamos disfrutando de un restaurante en toda regla. José María “Chema” Claudio, al frente de los fogones, se deja la piel para que los platos de Cantares estén a la altura de los paladares más exigentes. ¡Con nosotros lo ha conseguido!
A medida que el espectáculo ganaba en intensidad -entre los descansos para cambiar vestuario-, llegaron los platos principales a la mesa. Comenzamos con este Arroz cremoso de bacalao, piquillos e Idiazábal -lo que veis en la imagen es una ración, muy generosa-. El arroz perfecto de punto, muy sabroso, y combinaba perfectamente con la pieza de bacalao. No recuerdo las veces que entraron y salieron las cucharas de ese plato hondo, pero sí recuerdo que no quedó ni un solo grano perdido. ¡Ni los que se caían en la mesa! ¿Por qué sería?
La Suprema de corvina sobre fideuá de mejillones de roca estaba deliciosa. La fideuá estaba para mojar pan, y así lo hicimos, sin miramientos, como si estuviésemos en casa. Y la corvina tenía una carne de lo más sabrosa, no me extraña que tenga tanta fama como pescado de mesa. Si es que no hay más que observar la fotografía para sentirse atraído por el monitor e intentar oler el plato… ¿Verdad?
Óscar posa con el Lomo de merluza con vermicelli de verduras y souquet de langostinos. Si la corvina nos había enamorado por su sabor y vínculo de sabores con la fideuá, imaginaos la merluza. Tremendamente jugosa y con un sabor a mar enfatizado por el riquísimo souquet de langostinos. ¡Muy destacable!
El magnífico elenco de artistas de Amanecer Flamenco seguía deleitando al público con su arte durante toda la degustación. En los momentos clave de taconeo magistral, el silencio absoluto acaparaba la inmensa sala del Tablao Flamenco Cantares: “¡Shhhhhhh!” Podíamos escuchar susurrándose unos a otros para vivir con la máxima intensidad el portentoso espectáculo.
Mención especial para la mesa de mezclas que gestiona, bajo una mano experta, la grata iluminación y el fantástico sonido de Cantares. Como podéis ver, algo más que un par de micros y unos focos. Cantares ha apostado por el buen hacer, y se desvive por dar al cliente todo lo que no puede encontrar en otro tablao flamenco madrileño. Cuando hay concierto –o incluso un DJ invitado-, la sala central del piso inferior se convierte en una pista de discoteca. ¡Ya veréis al final de nuestro reportaje! ¡Nos lo pasamos en grande esa noche!
Habíamos pedido un Enate Crianza 2004 de la D.O. Somontano con 9 meses de crianza en barrica de roble. Una mezcla de tempranillo con cabermet sauvignom que no resultó de nuestro agrado, así que cuando necesitamos una segunda botella cambiamos de tinto, no queríamos volver a saber nada del Enate. Acertamos de lleno con un Tagonius Crianza 2006 de la D.O. Vinos de Madrid. Un vino equilibrado y muy aromático con gran personalidad. Me gustó mucho este tinto, y al resto de la mesa les encantó. Os lo recomiendo.
Mientras los artistas flamencos cambiaban de vestuario para la siguiente puesta en escena. Llegó a la mesa el Costillar de Cordero lechal con rustido de verduras de su asado al tomillo que tengo entre manos. Un plato meritorio y perfecto para los amantes de la carne bien hecha. Ya sabéis… Los que no seáis expertos con el cuchillo y tenedor estáis de enhorabuena, saboread el plato en todo su esplendor separando las costillas con los dedos y disfrutándolas como un niño pequeño.
Qué buena carne la del Solomillo de ibérico con batatas y jugo de bellotas. De ponerle una pega, para mi gusto lo esperaba un poco más jugoso, pero del mismo modo se podía apreciar que estábamos ante una muy buena materia prima. El atrevido jugo de bellotas que no había probado nunca le quedaba francamente bien.
Nadie esperaría que estando en un tablao flamenco incluso los postres de su carta sean de elaboración casera y no industrial. Pero en el Restaurante Tablao Flamenco Cantares están en todo, y miman al cliente desde que cruza el quicio de su puerta centenaria hasta que disfruta de la última copa de despedida. Elena os enseña el Cup de tiramisú, en el que hay que llevarse la cucharilla a la boca con un poquito del fondo para degustarlo como se merece. Un postre delicioso para los más cafeteros de la mesa.
El vaso que veis a continuación lleva en su interior un Salteado de piña al ron con helado de algodón de azúcar. ¡Habéis leído bien! ¡Helado de algodón de azúcar! Este postre despertó nuestra atención, pues la combinación estaba muy lograda. Todavía recuerdo el sabor del helado… Tendré que volver a Cantares.
Di una vuelta con la cámara por detrás del escenario -un pasillo lo recorre- para fotografiar nuestra mesa al completo, que estaba situada justo enfrente del tablao -se puede ver a FlashBack, Óscar, Elena y Ninillas, de izquierda a derecha-. El espectáculo seguía su curso y la cena era amenizada por artistas de bandera que manejaban el mantón flamenco con destreza.
El embrujo que cautivaba la sala se saciaba con una oleada de aplausos tras otra. Nunca era suficiente, cada actuación superaba a la anterior. El público lo estaba disfrutando al máximo y un “Olé!” se escapaba de vez en cuando desde alguna de las mesas. Nosotros… ¡Cuchareteando flamenco en estado puro! ¡Mirad nuestras caras porque lo dicen todo!
Mejorable la Tarta de queso y amarenas presentada en un trozo de pizarra. De todos modos, sigue siendo una sobremesa muy suave que gozan incluso aquellos a los que la cena les ha dejado “cao”, pues la raciones en el Restaurante Tablao flamenco Cantares son generosas y llegar a los postres es todo un triunfo si has visitado individualmente las secciones de entrantes y principales.
Riquísima estaba, por contra, la Sopa de chocolate blanco con helado de Bayleys y gelee de café. Otro postre tremendamente suave en el que hundir la cucharilla una y otra vez. Un placer poder disfrutar de esta sobremesa.
A continuación, la Torrija de arroz con leche con sorbete de mandarina y toffe. Otro éxito en nuestra mesa, pues todos queríamos aproximar nuestros cubiertos al plato de Óscar. ¿Un arroz con leche de torrija? ¿Una torrija de arroz con leche? ¡Da igual cómo lo llames! ¡Delicioso! Probadlo y ya me contaréis…
Esa noche de sábado había concierto, y son los sábados cuando el Restaurante Tablao Flamenco Cantares ofrece un concierto después del último pase flamenco. Así que nos quedamos para vivir la experiencia completa mientras nos tomábamos una copa, en mi caso mi entrañable Martin Miller’s con Fever Tree.
Juan Peña era la estrella de la noche, un jerezano de ojos claros que triunfa llevando a su terreno versiones exitosas de grandes artistas a las que da una nueva vuelta de tuerca entre trabajos propios. Encandiló a todos los comensales de Cantares con su single “Esta cobardía”, conocidísima canción interpretada anteriormente por Ricardo Arjona, Frankie Ruiz, Valentín Elizalde, Los Panchos, Chiquetete, Dyango, Julio Iglesias… En el vídeo de esta nueva versión de la popular canción han participado muchos de sus amigos: Alba Carrillo, Angel Nieto, Fonsi Nieto y Arancha de Benito, entre otros. ¡Un temazo! Imaginaos toda la sala de cantares coreando el estribillo, fue un momento inolvidable y muy emotivo.
“Esta cobardía de mi amor por ella,
hace que la vea igual que una estrella.
Tan lejos, tan lejos de la inmensidad,
que no espero nunca poderla alcanzar.”
La zona más próxima al tablao -entre el resto de mesas-, se convirtió rápidamente en una improvisada pista de baile con el público de comensales de la sala en cuanto el equipo de Cantares preparó la estancia. Poco a poco la gente se fue animando… Y el momento cumbre llegó cuando Juan saltó del escenario y ¡se unió a la fiesta! A su fiesta. A nuestra fiesta. A la fiesta de Cantares.
Todos disfrutamos de la cercanía del artista, que vivió la experiencia allí abajo con nosotros. Los flashes de las cámaras y los móviles se disparaban a cada segundo, para inmortalizar la escena -Ninillas y Elena no se fueron sin su fotografía-. ¡Vaya fiestón puede vivirse un fin de semana en Cantares! Y todo ello sin olvidarse de que su oferta gastronómica no patina, si no que sorprende. ¡Y mucho!
La siguiente instantánea es por si quedaba alguna duda de que Juan Peña se derritió en el escenario, haciendo partícipe a los presentes de cada uno de sus trabajos, dándolo todo. Un lujo de noche. Un lujo de tablao. Un lujo de artistas. Un lujo de cena. Un lujo de compañía.
Me despido de este magnífico Tablao Flamenco Cantares con una última fotografía que muestra el reflejo de un espejo que preside el fondo de la planta superior de la sala. Para muchos, no representará más que un vinilo de bailaores flamencos que forma parte de la cuidada decoración del local, para mí es más que eso, posiblemente sean los fantasmas de grandes figuras de antaño que todavía vagan por el tablao flamenco más grande del Mundo, conquistando el tablao cuando el restaurante cierra sus puertas a los mortales, legitimando con su arte toda una leyenda.
Ninillas: A finales de los 70, concretamente el 3 de febrero de 1978, TVE estrenó un nuevo programa presentado y dirigido por el emblemático Lauren Postigo. El espacio televisivo se emitía los viernes por la noche y se centraba en las actuaciones y entrevista del artista invitado. “Cantares”, así se llamaba el programa. Por él desfiló la flor y nata de la copla española. Estrellita Castro, Concha Piquer, Juanita Reina, Lola Flores, Rafael Farina, Rocío Jurado, Manolo Escobar e incluso la debutante por aquel entonces Isabel Pantoja, cantaron sus mejores temas en aquel programa mítico del que aún recuerdo su sintonía de entrada. ¡Diosssssssss! ¡Qué mayor soy ya! Bueno, tan mayor no. Que tengo una memoria prodigiosa, ¡para qué vamos a engañarnos!
Han pasado más de 35 años desde entonces, y ha sido hace poco más de un mes cuando en ese mismo espacio, lleno de historia, de arte, de magia… donde se ha inaugurado un nuevo “Cantares” con el mismo espíritu y ganas que antaño, pero con nuevas inquietudes, sobre todo gastronómicas, y buscando otra forma de hacer y ofrecer algo tan nuestro como es el flamenco. Bienvenidos al Restaurante Cantares, ¡el tablao flamenco más grande del mundo!. ¡Acompañadme en la visita!
Una vez cruzas el quicio de su puerta, lo primero con lo que uno se encuentra es un minitablao con cuatro sillas y una guitarra que te indica claramente que aquí vas a disfrutar del cante y del baile. Por supuesto, este minitablao es un pequeño adelanto, porque el grande… El grande os lo enseñaré más adelante y podréis apreciar que es una auténtica gozada.
Bajando unas escaleras perfectamente iluminadas llegamos a la zona de barra. Un espacio amplio de inspiración andaluza donde uno puede ir cogiendo el pulso a la noche disfrutando de una copita de manzanilla -2.75 €-, un barbadillo -2.25 €- o, por qué no, un Rioja -2.50 y 3 €- o un verdejo -2.25 €-. El espirituoso es lo de menos, lo importante es que uno vaya atrapando alegría, porque las noches en el Tablao Flamenco Cantares son intensas y hay que vivirlas plenamente.
Las vigas vistas de madera del techo se acompañan con los típicos azulejos pintados de los patios andaluces, creando la antesala perfecta para lo que unos metros más allá nos espera: ¡El tablao flamenco más grande del mundo!
Antes de seguir el recorrido, conviene que nos encomendemos a la Virgen del Rocío que, sin duda alguna, es experta en esto del cante, del baile y, en general, yo creo que de todo aquello que implique alegría.
Y una vez te has encomendado a la Blanca Paloma, es la hora de inmortalizar el típico: “Yo estuve allí”. En el Restaurante Cantares esto lo tienes muy fácil, sólo hace falta ponerse en el photocall, poner pose y apretar el disparador. Al menos eso es lo que hicimos Elena y yo. Pero como podéis apreciar, íbamos siguiendo todas las indicaciones y en nuestras manos portábamos nuestras cañitas de cerveza para que luego el sentimiento nos saliera sin esfuerzo. Porque el flamenco requiere de mucho sentimiento y si no sale de manera innata hay que poner todos los medios para simularlo.
Superada la zona de barra, donde vuelvo a repetir que conviene ir haciendo acopio de algo de alcohol, y realizada la obligada foto del photocall, se llega a la zona de sala. Dicho así parece que nos vamos a encontrar con un espacio de dimensiones más o menos grandes y, dado que estamos en un Restaurante Tablao Flamenco, pues que en algún sitio habrá un escenario. Lo que uno no se imagina, o al menos yo no me imaginaba, es que ante ti se iba a abrir un local de enormes dimensiones y dos alturas que tenían como centro de atención el famoso tablao. Desde luego, el marco es incomparable.
En la parte de arriba, se van sucediendo mesas para cualquier número de comensales. Lo mismo te encuentras con una mesa imperial para diez, como la que os muestro en la siguiente imagen. Que otra más coqueta pensada para una pareja.
Como podéis ver en la siguiente instantánea, las mesas para parejas están bien distanciadas unas de otras y, además, son las que mejor visión tienen de los cuadros que cuelgan de las paredes del Tablao Flamenco Cantares. En esta ocasión, la obra pertenecía a Charo Martín Mejías. Su obra está llena de color, y podríamos decir que se incluye dentro de un estilo realista con claros trazos de influencia impresionista. Entre sus creaciones pudimos admirar tanto marinas, como paisajes o cuadros más intimistas e incluso costumbristas. Por lo que nos comentó el jefe de sala, tienen intención de ir cambiando la exposición cada cierto tiempo con diversos artistas para dar dinamismo a la sala.
Seguimos recorriendo la planta superior y admirando las fantásticas vistas que se obtienen del tablao desde cualquier punto de la sala y es que, si bien es cierto que es el tablao flamenco más grande del mundo, habría que añadir también que es el que mejor perspectiva ofrece desde cualquier ángulo. He visitado varios tablaos, tanto en la capital como en ciudades andaluzas, y ninguno ofrece las posibilidades del Restaurante Tablao Flamenco Cantares.
Por no hablar del gran trabajo de iluminación que se ha llevado a cabo en el escenario. Tienes la impresión de estar en un gran teatro y, cuando el espectáculo comienza… Entonces lo corroboras.
La sala, entre las dos plantas, tiene capacidad para unos 450 comensales. Son muchos sí, pero… ¿Os imagináis semejante espacio lleno hasta la bandera? El ambiente que se respira es… ¡Impresionante!
Pero no sólo es el ambiente, es todo el envoltorio. Son las vigas de madera en el techo, son los “pilares” también de madera desde el suelo hasta el techo creando como una especie de cúpula, es ese tablao lleno de historia por el que han pasado tantas figuras de la copla, del flamenco… Es en definitiva, la magia que se consigue en un espacio tan especial y tan único.
El Restaurante Tablao Flamenco Cantares ofrece todos los días de Lunes a Domingo dos pases para su espectáculo con una duración de una hora y veinte minutos. El primer pase tiene la entrada a las 18:30 horas, dando comienzo el espectáculo a las 19:00 horas y terminando a las 20:20. El segundo pase tiene la entrada a las 21:00 horas y concluye a la 23:00, comenzando el espectáculo a las 21:30 horas y terminando a las 22:50. Por supuesto, la cena tiene lugar mientras uno está disfrutando del flamenco en vivo.
En la actualidad, el espectáculo que se puede disfrutar se llama Amanecer Flamenco. Dirigido por Carlos Velázquez, cuenta con una selección de bailaores, bailaoras, cantaores y músicos reconocidos dentro del mundo flamenco como pueden ser María La Manzanilla, La Popi, Miguel Vallés, Natalia Martínez y Carlos Velázquez, eso para el taconeo, porque para el cante habría que nombrar a Loreto de Diego y Cancu y para las guitarras a Aquilino de Rosario e Iván Losada. De cualquier forma, los artistas van a ir cambiando, porque el Tablao Flamenco Cantares tiene vida propia y quiere ofrecer a sus clientes en todo momento a las primeras figuras del flamenco e ir presentándolas poco a poco en este tablao tan emblemático.
Pero el Restaurante Tablao Flamenco Cantares, no quiere ser una sala más de Madrid donde se cante y se baile flamenco. Cantares quiere además tocar todos los palos del flamenco y mostrarlo en el sentido más amplio de la palabra. Las noches de los jueves, viernes y sábados son las que ellos denominan noches temáticas y, en ellas, además de los dos pases diarios de Amanecer Flamenco, hacia la una de la madrugada se podrá disfrutar de otro tipo de conciertos.
Los jueves es el Cantares World, y contarán con artistas que, partiendo del flamenco, fusionan hasta crear flamenco jazz, flamenco rock o flamenco pop.
Los viernes es el turno del Flamenco más puro, y tendrán lugar actuaciones de las principales figuras del flamenco nacional. Ya sea cantando, bailando o tocando, presentarán sus nuevos proyectos y a buen seguro deleitarán a todo el aforo.
Finalmente, los sábados han decidido darle un aire más festivo a la sala y por eso Cantares los ha transformado en Sábados Rocieros. En estas noches, las sevillanas y las rumbas resuenan en este espacio tan singular y hacen de esta sala un espacio en el que no sólo se disfruta viendo un espectáculo sino también formando parte de él cantando y bailando. Precisamente, un sábado es cuando los cucharetes disfrutamos de este restaurante.
Pero el Restaurante Tablao Flamenco Cantares es mucho más. ¿Y cómo puede ser mucho más si ya se es lo más? Pues haciendo hincapié en lo que la mayoría de restaurantes tablaos olvidan: la oferta gastronómica. Sí, así es, uno va a un restaurante con espectáculo y se siente un poco como un borrego. No hay opciones. La cena suele consistir en una menú concertado, generalmente fijo, en el que como mucho uno puede elegir entre carne o pescado como principal. Pues bien, eso se ha terminado porque en el Restaurante Cantares lo primero que te ofrecen es una carta. Sí, una carta basada en una cocina de autor, muy bien resuelta y que además piensan modificar con cada estación. Cuenta con cuatro secciones: Entradas, Arroces, Pescados y Carnes. Como veis están cubiertos todos los frentes. ¿Significa eso que no se pueden pedir menús de grupo? En absoluto. De hecho tienen confeccionados dos: Menú Cantares -70 €- y Menú Flamenco -75 €-, ambos incluyen agua y vino. Aunque en realidad lo que a ellos más les gusta es que cada cual elabore su propio menú a la carta si así lo desean.
Conclusión, que uno va al Restaurante Cantares y mientras disfruta del espectáculo… Cena lo que le da la gana. Sé que suena brusco, pero es una faena que en estos locales te suelan imponer lo que hay que cenar. Ya era hora de que no sólo se preste atención al espectáculo sino también a su oferta gastronómica.
Al frente de los fogones se encuentra Chema Claudio, y en sala César Peña. Ambos, profesionales con una larga trayectoria, consiguen que el Restaurante Cantares sea no sólo un tablao flamenco, si no también un restaurante con objetivos culinarios, un local donde se disfrute de su cocina.
¡Ha llegado la hora de comenzar nuestra noche rociera!, pero eso sí, antes de nada… “Por favor, sírvame un pan de olivas”. También se podía elegir de cereales y normal de trigo. Por cierto, el pan no se factura.
Para la cena de aquel sábado por la noche nos hicimos acompañar por Óscar y Elena, ambos muy amigos de la copla, el flamenco y, por supuesto, de todo lo que implique hincar el diente. Vamos, unos cucharetes en toda regla.
Decidimos regar los entrantes con un Mar de Frades 2012 D.O. Rías Baixas que os muestra Rayo en su sección. No quisimos correr riesgos. Éste es un albariño que nos encanta y con el que sabíamos que íbamos a triunfar sí o sí.
No había llegado el primer entrante, cuando el escenario se iluminó y dos guitarras empezaron a hacer sonar los primeros acordes de la noche. La verdad es que ver ese tablao iluminado, te pone los pelos de punta, porque presientes que la noche va a ser especial.
Abrimos el desfile de viandas con una Selección de quesos artesanos del país. Me llamó la atención que estuvieran como entrantes y no en la sección de postres, pero la verdad es que no le di la más mínima importancia. De hecho, a mí me gusta más de entrante, puesto que el queso me llena mucho y al final de la cena no lo disfruto. Esta selección estaba formada por quesos: Manchego, Ibores, Arzúa, La Peral y Patamulo. ¿Qué cuál aconsejo? Pues para gustos se hicieron los colores… Aunque yo tiendo mucho al Manchego -en cambio leed la seción de Rayo y mirad cual ha elegido él-.
Óscar os presenta la Ensalada de tomates del terreno con hojas tiernas, chips de tubérculos y jugo de albahaca. Una ensalada sin grandes pretensiones, pero que se había aliñado con un buen aceite de oliva virgen y podía presumir de unos excelentes tomates así como de una gran frescura que aportaba, sin duda alguna, el jugo de la albahaca. Desde luego, un buen plato para abrir boca.
Yo os presento una Ensalada de rape y jamón sobre lecho de puerros y vinagreta de azafrán. El primer plano podéis observarlo en la sección de Rayo, y ahí podréis apreciar cómo el rape iba envuelto en jamoncito rico y aliñado con una riquísima vinagreta de azafrán que conseguía un buen contraste de sabores. A mí esta ensalada me encantó y me pareció una propuesta original.
En primerísimo plano llega este Marinado de solomillo ibérico con ensalada de berros y vinagreta de piparras. Directamente va para la saca de imprescindibles. Excelente carne, perfecto marinado y delicioso cada uno de los bocados que degusté.
El Corte de foie con tatín de manzana al Pedro Ximénez tampoco decepcionó, pero no llegó a la altura del marinado de solomillo. Tal vez se debiera a que no nos sorprendió tanto como el anterior, porque el foie era gran calidad y la tatín estaba muy rica.
Por supuesto, mientras le dábamos al diente, La Popi taconeaba y taconeaba. A veces incluso me daba la impresión de que si masticaba más rápido, más rápido taconeaba ella. ¡Era fantástico!
Finalizados los entrantes con unas impresiones francamente altas, pasamos a los principales con este Arroz cremoso de bacalao, piquillos e Idiazábal. Este plato estaba pleno de sabor, y además reunía las tres cosas que a mí más me gustan: el bacalao, los pimientos y el arroz. Tal vez al arroz le faltara un minuto de cocción, para mi gusto, pero de sabor… Ya lo he dicho, riquísimo.
Elena os presenta esta Suprema de corvina sobre fideuá de mejillones de roca. Esta corvina también la metí directamente a la saca de imprescindibles. ¿Por qué? Pues porque era una delicia, estaba súper fresca, perfecta de punto y además la fideuá estaba para chuparse los dedos. En definitiva, un plato redondo.
Pero… ¡Cuidado! Porque la corvina era un manjar, pero este Lomo de merluza con vermicelli de verduras y souquet de langostinos… Uhmmmm!!! Nuevamente gran materia prima y perfecta elaboración. Por eso también se fue para la saca de imprescindibles. Por cierto, que el souquet estaba delicioso.
La cena iba avanzando y con ella se iban sucediendo en el escenario los distintos números del espectáculo. Mientras tanto, nosotros cambiamos del blanco al tinto. En un principio con un Enate Crianza 2004 de la D.O. Somontano, que directamente lo metí en el pozo de la indiferencia del vino peleón. Tanto es así, que no pedimos una segunda botella, si no que decidimos arriesgarnos con un Tagonius Crianza 2006 de la D.O. Vinos de Madrid. Pero el riesgo mereció la pena, porque triunfamos y de qué manera. ¡Menudo vino! Lo recomiendo sin dudarlo un momento.
El Costillar de cordero lechal con rustido de verduras de su asado al tomillo me gustó como concepto, pero me pareció que la carne estaba un pelín seca.
FlashBack os muestra el Solomillo de ibérico con batatas y jugo de bellotas. Nuevamente carne de excelente calidad, pero un pelín pasada de punto para mi gusto. Aún así, el plato se comía perfectamente y pudimos disfrutar de la alegría que suponía para la carne el original jugo de bellotas.
Finalizados los principales, llegó el turno de los postres que, para más inri, eran todos caseros. Así que no nos pudimos reprimir y decidimos pedir cinco. El precio de los postres ronda los 7 € +IVA y este Cup de tiramisú fue el primero que degustamos. Bueno, degustamos y disfrutamos, porque estaba increíblemente delicioso. Un imprescindible sin dudarlo.
Fresco y sabroso estaba también este Salteado de piña al ron con helado de algodón de azúcar. Era un auténtico placer coger con la cuchara un poquito del cremoso helado y seguir hasta el fondo del vaso para coger unos trocitos de piña, obteniendo así un bocado delicioso.
La Tarta de queso y amarenas fue tal vez el postre que menos me entusiasmó. Estaba rico, pero no me sorprendió. Quizás es que sus sabores eran más reconocibles y no me llamó tanto la atención.
Mientras disfrutábamos de los postres, María La Manzanilla, La Popi, Miguel Vallés, Natalia Martínez y Carlos Velázquez daban todo lo que tenían dentro sobre el escenario y el público agradecido aplaudía sin parar. ¡Qué artistazos están hechos!
Suave, deliciosa y tremendamente fina era esta Sopa de chocolate blanco con helado de Bayleys y gelee de café que os presenta FlashBack y, por eso, está dentro de los imprescindibles del Restaurante Tablao Flamenco Cantares.
Y lo mismo puedo decir de esta Torrija de arroz con leche con sorbete de mandarina y toffee. ¡Espectacular! Otro imprescindible. No sé qué me sorprendió más, si la originalidad del plato o su increíble sabor. Da igual, en cualquier caso… ¡Hay que probarlo!
Fue terminar la última cucharada del postre y finalizar el espectáculo Amanecer Flamenco. Los artistas saludaron entre las ovaciones del público. El ambiente que se respiraba estaba impregnado de magia, de arte… de flamenco. Habían sido 80 minutos fantásticos donde todos y cada uno de los componentes del espectáculo lo había dado todo sobre el escenario, y nosotros como público sabíamos cómo agradecérselo.
Con el espíritu enfervorecido debido al vino y a la disposición que el Restaurante Cantares te ofrece, decidimos que era el momento de pasarnos a los Gin-Tonics. Así que, G’ Vine para unas, Tanqueray para otros y Martin Miller’s para uno fueron nuestra elección. Eso sí, todas con Fever-tree -14 € +IVA cada Gin Premium, copas normales a 10 € +IVA-.
A eso de la 1:15 de la madrugada, las luces se apagaron y en el centro del escenario un Juan Peña con voz desgarrada comenzaba su actuación, dentro de lo que el Restaurante Cantares engloba como Sábados Rocieros.
Personalmente a Juan Peña no lo había oído cantar nunca. Sabía que era cantante, pero la verdad es que lo conocía más por sus apariciones en las revistas del colorín que por su arte. Porque sí, yo soy de las que piensa que el saber no ocupa lugar y que la lectura de prensa rosa en las salas de espera es todo un alivio. De modo que sí, lo admito, de vez en cuando me empapo del cotilleo nacional. Qué le voy a hacer… Soy alta, rubia, con ojos azules y estoy buenísima… ¡No iba a ser perfecta en todo!
Siguiendo con Juan Peña, debo decir que el tío se lo curró… ¡Cómo se lo curró! En un momento dado, bajó del escenario y, decidido a poner a bailar a toda la sala, lo dio todo. ¡Si hasta se le saltaban las lágrimas al muchacho! Por supuesto, sus seguidoras, que eran multitud, coreaban enfervorecidas sus canciones. Así que, entre Juan Peña -que estaba en un sinvivir de regocijo cancionero- y el ambiente que se creó con prácticamente todos los comensales bailando y cantando… Pasamos un rato de lo más divertido. ¡Si hasta FlashBack bajó a la improvisada pista de baile! ¡Qué momentos!
Al final, Juan Peña para mí a partir de ahora será Juanito para siempre. Espero que no se lo tome a mal, pero después de haber cantado con él, bailado con él y haberme fotografiado con él, lo considero como de la familia. Pues eso, que al final de su actuación las voces las teníamos tocadas porque… claro, yo digo que cantamos con él, pero lo cierto es que más bien nos desgañitamos con él, porque no dábamos para más, la verdad. Aún así, mereció la pena. Porque pasamos una noche de lo más divertida.
Mientras el resto de mis acompañantes apuraban sus Gin-Tonics, yo aproveché para hacer mi obligada visita a los aseos. No me digáis que la entrada no está cuca, ¿verdad?
Con lo que habéis visto y lo que yo os he contado, creo que os podéis hacer una idea de la noche tan fantástica que disfrutamos en el Restaurante Tablao Flamenco Cantares. Un espacio que ha vuelto a abrir sus puertas con un equipo totalmente renovado y con ganas de dar lo mejor de sí, no sólo artísticamente, si no también gastronómicamente. Un espacio que se me antoja que muy pronto será reconocido por todos como el tablao flamenco más famoso de Madrid. Dadle un poco de tiempo y ya veréis como llevo razón.
Cucharete: ¡Magnífico tablao flamenco cuchareteado! No cabe duda alguna viendo las imágenes de que estamos ante el tablao flamenco más grande del Mundo… ¡Es impresionante! Rayo, Ninillas y FlashBack disfrutaron como enanos de una noche inolvidable acompañados de sus amigos. Y no sólo vivieron en primera persona el arte del flamenco en primera línea, si no que descubrieron un restaurante en toda regla con una carta deliciosa escondido en una sala con espectáculo. ¡Menudo descubribiento! Mi equipo cenó por 52 €/persona, cinco personas con 5 entrantes, 5 platos principales y 5 postres. A lo que tenemos que añadir una botella de blanco -27 € +IVA-, y dos de tinto -una a 16,50 € +IVA y otra a 27,50 € +IVA-. Así como 5 copas Premium -a 14 € +IVA-
Es el tablao flamenco más grande del Mundo. La calidad de su elenco de artistas. Espectáculo de 1 hora y 20 minutos sin coste adicional. Su interesante propuesta gastronómica a la carta. La generosidad de sus raciones. La calidad de sus materias primas y la elaboración de las mismas. El amable trato del servicio en todo momento. Su separación entre mesas. Las vistas privilegiadas del tablao desde todas y cada una de sus mesas. Su amplia y diversificada carta de vinos. Sus noches temáticas. Niños de 0 a 5 años gratis. Niños de 6 a 12 años y mayores de 55 con un 25% de descuento.
Pequeños detalles sin importancia en los tempos del servicio, habituales en un local que estrena un equipo completo de sala y gerencia y lleva únicamente un mes abierto.
4,9
Un comentario a “Tablao Flamenco Cantares”
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es una maravilla poder disfrutar de una gala de buen flamenco, acompañado de un gran restaurante como el Cantares.