-
Ortega y Gasset, 75
Madrid (Salamanca)
Manuel Becerra, Lista
91 401 82 52
35 - 50
El Restaurante Gasset 75 inicia una nueva andadura en pleno Barrio de Salamanca. Hace 8 meses que se ha renovado por completo, convirtiéndose en un espacio monocromático en el que la nota de color corre a cargo de una cocina de mercado que no deja de lado los tradicionales guisos de la abuela. El espacio se encuentra distribuido en dos comedores y dos reservados que dan cabida a 60 comensales. Además de las entradas de su carta, ofrece a mediodía un Plato de Cuchara a 8 € +IVA, así como diversos Menús de Grupo a partir de 40 € + IVA. Su horario de apertura es de 13:00h a 16:00h y de 21:00h a 00:00h, permaneciendo la barra abierta ininterrumpidamente desde las 12:00h hasta la 01:00h de la madrugada. Cierra los Domingos por la noche. Con la llegada del buen tiempo, abre una vistosa terraza de verano. Dispone de servicio de aparcacoches todos los días, excepto las noches de los Lunes y los Domingos a mediodía.
4,9
Rayo: En el número 75 de la céntrica calle madrileña José Ortega y Gasset, se renueva completamente un restaurante que nace de la mano de aventureros hosteleros y que forja su éxito día a día con las innumerables experiencias positivas de sus comensales. El reconocido filósofo y ensayista español se encarga de culturalizar la vía, pero es el coqueto Restaurante Gasset 75 el que confía los sabores de una rica cocina de mercado a los viandantes. Toda la percepción e ideación es subjetiva, ya decía Ortega que cada sujeto tiene su propia forma de acceder a la realidad, su verdad, que puede ser incluso contradictoria con la de los demás. De modo que, aplicando el perspectivismo a este nuevo restaurante madrileño, podemos sumar todas las perspectivas individuales -a las que añadimos la nuestra- y conformar una verdad absoluta: ¡En el Restaurante Gasset 75 se come de lujo!
Después del párrafo introductorio “filosófico-cucharetero”, dejamos de lado el siglo XX para adentramos de lleno en el XXI, aunque no obviaremos los puntos de vista cognitivos, que de eso trata Cucharete, de plasmar una experiencia más sobre una cena que recordaremos como una de las mejores del equipo gastronómico cucharetil. ¡Vais a disfrutar enormemente del Restaurante Gasset 75! ¿Listos? Pues… ¡Comenzamos!
No hay más que echar un ojo a su fachada para que su contemplación despierte nuestra curiosidad si caminamos por sus inmediaciones. Un elegante rótulo negro parcialmente iluminado salvaguarda un escaparate cargado de bebidas Premium, indicándonos parte de los placeres que descubriremos dentro. Su selecta barra y la cuidada luminaria interior, atraen como un imán a los paseantes exploradores que buscan un local para tomar una caña bien tirada acompañada de un aperitivo original. Más tarde, esas presas gastronómicas se verán atrapadas con la galanura de la barra y sentirán el mismo deseo que hemos experimentado nosotros. ¡No se querrán ir de Gasset 75 sin probar su fantástica cocina! ¡Ansia viva!
En la zona de barra del Restaurante Gasset 75 encontramos también mesas altas -completamente vestidas-, que resultan perfectas para disfrutar de una comida o una cena informal asentada en una carta especial de raciones -permitiendo ordenar medias raciones- a base de ensaladas, guisos, conservas y salazones: Coquinas a la sartén, Tabla de quesos, Parrillada de verduras, Pulpo sobre puré de patata, Berberechos, Ceviche peruano, Chupachups de codorniz, Manitas de cordero… ¡Más de 20 posibilidades! Algo que a día de hoy está muy de moda, cuando el tiempo y las prisas no nos permiten disfrutar de una sobremesa como mandan los cánones. Aunque en este caso, Gasset 75 sí que lo permite, pues con la amplia relación de referencias de destilados… ¡A ver quién nos echa de Gasset 75!
Dos refinados espejos son los encargados de dar amplitud a esta zona que seduce al cliente desde la barra -que emana colorido en todas direcciones a través de su gran colección botellas de licores-. Las mesas se visten siguiendo la línea marcada por sus comedores -que veremos posteriormente-, con el distinguido contraste de mantel blanco sobre bajo-mantel negro. Las líneas rectas son salpicadas con las hojas serpenteadas que dibuja su vajilla, completando la escena con unas copas y una cubertería acordes al nivel del establecimiento. El broche final -o inicial, mejor dicho, porque se encargan de que el comienzo de la degustación sea de lo más entretenido- lo ponen unas rosquilletas Aima artesanas -hechas a mano con ingredientes naturales- que resultan… ¡Un auténtico vicio! ¡No puedes parar de coger una tras otra!
Las estanterías del Restaurante Gasset 75 revelan un extenso muestrario de Ginebras Premium: Pink 47, G’ Vine, Bloom, Martin Miller’s, Citadelle, Fifty Pounds, Buldog, The London Gin, Brecon, Mascaró, Tanqueray, Hendrick’s, Seagram’s, Magellan… ¡No pararía en todo el día! ¡Hay más de 25 referencias! Al final de la noche, mi gintonic -esta vez no me tocaba conducir- corrió a cargo de la española Gin Rives Premium Tridestilada Especial, que no había probado hasta el momento y que me sorprendió mucho, bien merece un hueco entre las Premium más solicitadas. ¡Os animo a que la probéis!
Pero Gasset 75 no sólo satisface los placeres de los amantes de la ginebra, pues cuenta entre sus armarios con más de 25 referencias de whisky -¡Tantas como ginebras premium!-, sin olvidar también más de 20 tipos de ron -Barceló Imperial (República Dominicana), Clément Viejo (Isla Martinica), Seven Tiki Añejo (Islas Fiji), Matusalem Gran Reserva (República Dominicana/Cuba), Zacapa Gran Reserva (Guatemala)…- ¡Podríamos parar un tren si los nombrásemos todos!
Incluso los apasionados del aguardiente de orujo italiano -conocido como Grappa- están de enhorabuena, pues pueden elegir, entre otros, un Dolce Vite Barrica, un Nonino UE Uvabianca o un Po di Poli. Y así hasta encontrar nuestro estilo, ya sean vodkas, tequilas o todo lo que os he mostrado.
Si avanzamos hacia el fondo de la barra, una pequeña ventana de cristal nos cautiva mostrándonos una sección del primero de los comedores del Restaurante Gasset 75, que entre sus dos plantas presenta dos comedores y dos espacios reservados. ¡Casi nada! Permitiendo de esta forma que el local resulte perfecto para cenas familiares, de amigos o de empresa cuando se pretende estar resguardado y en total intimidad si no superamos los 8 comensales. De igual forma, las parejas disfrutarán de un escenario en blanco y negro en el que la nota de color la pondrán los sentimientos mutuos, que espero que sean rojo pasión. Con esta distribución, sesenta comensales se reparten entre los diferentes comedores de manera cómoda y espaciosa.
La primera esquina de Gasset 75 seduce a las parejas bajo un paraguas de luz de un aplique que cuidadosamente despliega su potencial sobre la zona. Un rincón escondido que permitirá una travesía gastronómica íntima y sugerente, el resto… ¡Lo pone la cocina de Gasset 75! ¡Un lujo! Y la misma sensación obtenemos en la segunda esquina… y en la tercera… y en la cuarta… ¡Se está realmente a gusto en Gasset 75!
El primer reservado -para 4, 6 u 8 comensales- se encuentra en la planta baja. Una lámpara de araña -“tejida” con seda negra, sin duda, por toda una especialista- se encarga de armonizar el conjunto. Un escondite secreto, que gana amplitud gracias a una pared de espejo y a la versatilidad de sus mesas, pudiendo acondicionarlas de dos en dos según el número de personas que lo hayan reservado.
Diferentes láminas en blanco y negro decoran con estilo las paredes del Restaurante Gasset 75, fotografías que despiertan todas ellas una sonrisa en sus observadores. A continuación os dejo un ejemplo: el logotipo de Gasset 75 en rojo chillón presidiendo el edificio Capitol -antiguo edificio Carrión, en la céntrica Plaza de Callao- sustituyendo al mítico anuncio de Schweppes. En la sección de Ninillas tenéis otra imagen que a muchos os traerá gratos recuerdos…
Planchas de aluminio y madera intercaladas nos guían mediante discretos puntos de luz a la estancia superior, donde el Restaurante Gasset 75 se realiza y muestra con elegancia su comedor principal. Lámparas y espejos pactan una tregua en la que ninguna de las dos partes adquiere protagonismo, sino que se funden creando un “vínculo gassetiano”.
En la siguiente instantánea se aprecia en su totalidad el elegante comedor superior de Gasset 75. El piso de madera y la ubicación de los diferentes puntos de luz han sido cuidadosamente seleccionados para que el espacio resulte cálido a pesar de su gama de tonos blancos y negros. Una estrategia que permite colorear el local únicamente con su cocina, son los platos que van llegando a la mesa los que rompen el ambiente monocromático y lo transforman en una sabrosa mezcla de colores. Matices que cobran intensidad con la llegada de los postres, pero… queridos lectores… ¡Ya hablaremos de eso! ¡Que todavía no hemos pedido ni los entrantes!
Mueven blancas, no hay duda, pues todas las mesas están vestidas y estratégicamente colocadas. Las enormes piezas de ajedrez que presiden el fondo del “tablero” están en clara desventaja: ¡Jaque mate!
La luz dibuja sinuosas sombras a lo largo y ancho de los paneles, dejando todo el protagonismo a la brillante e impoluta cristalería Schott Zwiesel, a la que acompaña siempre una “pajarita” de tela a modo de servilleta-origami.
En Gasset 75 siempre te encuentras con un espacio pensado para parejas. Un espacio romántico, amplio, seductor, con una iluminación afinada y, sobre todo, preparado para escuchar todo tipo de secretos. ¡Cuidado que las cortinas son muy cotillas!
Al fondo a la derecha, descubrimos el segundo reservado del Restaurante Gasset 75. Sigue la misma línea que el espacio privado inferior, en el que una aristocrática lámpara de araña ilumina un espacio distinguido. ¡Ahí cenamos el equipo de Cucharete! Y no tengo ninguna duda que utilizaré este reservado en más de una ocasión, ¡resulta perfecto para una reunión de negocios! Y no únicamente por la intimidad y el espacio que te brinda, sino porque los negocios salen mejor cuando se acompañan de una buena cocina. ¡Y Gasset 75 la tiene!
Ésta sería la vista una vez sentado en una de sus mesas de dos, sólo falta servir un buen vino en la copa, realizar la comanda atendiendo a nuestros gustos y… ¡Buena compañía! ¿O acaso necesitas algo más? ¡Me gusta Gasset 75!
Mientras recorría el local haciendo las fotografías -llegamos a primera hora y todavía no había nadie, aunque después se llenó por completo, por lo que aconsejo reservar con tiempo-, el resto de mis acompañantes fueron pidiendo en la barra unos vermuts que estaban de miedo. ¡Cuatro vermuts riquísimos! -mientras esperábamos a FlashBack, que llegó tarde y se lo perdió-. Incluso Ricky -el maître que los elabora- sonríe en la imagen porque no nos quiso dar la “receta” cuando se la preguntamos. Estaban realmente espectaculares. ¡De los mejores vermuts que he probado en mi vida! Pero claro, me quedé sin la fórmula secreta de la poción roja.
Terminados los vermuts y, encontrándonos todo el equipo de Cucharete de la noche al completo, subimos a nuestro reservado. Después de deshacernos de abrigos y chaquetones -vaya frío que hace estos días- realizamos nuestra comanda y lo primero que llegó a la mesa fue un rico aperitivo de Langostino en un crujiente y salsa de soja. También nos sirvieron una cesta repleta de pan: blanco, integral, rústico, de pasas y picos -los de ajo estaban de muerte-. Sin olvidarnos de las rosquilletas Aima que os comentaba al principio… ¡Deliciosas! ¡Una droga!
Pedimos cuatro entrantes y cinco platos principales -a los que añadimos cuatro postres al final-, más que suficiente para disfrutar enormemente de la cocina de Gasset 75 y salir del local tremendamente satisfechos, pues se ofrecen raciones gratamente generosas.
Dieciocho entradas, tres ensaladas, cinco pescados, cinco carnes, cuatro guisos… ¡Hay mucho donde elegir en la carta de Gasset 75! Algunos platos tuvimos que someterlos a votación, porque todo se nos antojaba… A lo que hay que sumar los platos de temporada que te ofrecen de viva voz… ¡Tenemos que volver pronto!
La carta de vinos de Gasset 75 supera las 50 referencias, hay para todos los gustos y de todos los precios -que están en la mayoría de las ocasiones muy por debajo de los que reflejan las cartas de otros restaurantes que manejan los mismos vinos- ¡Algo que se agradece!
Comenzamos con un blanco Viña Aljibes 2009, un vino de la Tierra de Castilla de la zona de Chinchilla de Montearagón (Albacete) que nos sorprendió a todos. ¡Y a sólo 12 € +IVA! Estaba muy rico y cumplía perfectamente la función de regar buenos platos manteniendo un semblante fresco, suave y frutal. Un Sauvignon Blac con Chardonnay perfecto para comenzar la velada, fermentado parcialmente en barrica y que se elabora con cepas que crecen a más de 900 metros de altura.
En esta ocasión estábamos de celebración, por lo que no nos había quedado otra que elegir un gran restaurante para esta cena cucharetera, y la verdad es que Gasset 75 cumplió en todo momento. Para nosotros esta cena era de suma importancia, porque coronaba una grata noticia que nos habían dado días atrás, de modo que… ¡Pedimos una lata de Caviar Iraní para celebrarlo! En ese momento, el Restaurante Gasset 75 nos demostró que puede estar a la altura de cualquier circunstancia que se le plantee. La “latita” de miles de sabrosas y saladas calorías nos salió por 95 € +IVA -prácticamente a precio de coste si tenemos en cuenta que no lo estamos tomando en casa-, un caviar iraní de beluga calificado como Imperial Triple Cero: ¡De lo mejorcito! ¡Máxima calidad! Este tipo de caviares etiquetados con un 000 -determinado por su color- se denominan Imperial o Real debido a que antes se reservaban a la realeza. ¡Madre mía que bueno estaba! ¡Delicioso!
Un embelesador aroma a mar inundó la mesa cuando una vez abierta la lata empezamos a servir pequeñas raciones de Caviar sobre finísimas láminas de tocino de jamón de Jabugo -como muestra la siguiente fotografía-. Incluso preguntamos quién había cortado tan fino el tocino, y nos comentó la camarera que era obra de Nelson, un experto cortador de jamón que gestiona la barra de Gasset 75. No teníamos cucharilla de nácar, pero no era necesaria, realizando un pequeño y coqueto rollito con el tocino, envolviendo el caviar, obteníamos un resultado… ¡Inmensamente exquisito! Una combinación alucinante que explosionaba en la boca generando adicción. Porque teníamos que continuar la velada, y porque no están los tiempos para pedir otra lata, que si no… ¡Cómo puede estar tan bueno! ¡Debería estar prohibido! Si tenéis ocasión o algo que celebrar… ¡Animaos! ¡Merece la pena!
Mirad que buena pinta tiene la ración de Croquetas mixtas -se facturan por unidad-: Las teníamos de boletus, de jamón de jabugo y de carabineros. Estaban todas de miedo… ¡Riquísimas! Más cremosas las de jamón, aunque no sabría con cuales quedarme, pues las de carabineros… estaban tremendas, claro que lo mismo que las de boletus. Ya se aprecia en la fotografía que están muy bien fritas, nada aceitosas y en su punto justo. ¡Crujientes y cremosas! ¡De 10! Las patatitas paja que completaban el plato, perfectas para picotear.
Aquí me tenéis con el plato de Auténtica burrata italiana que nos ofrece el Restaurante Gasset 75. La burrata -que he de matizar que era de gran calidad- se presenta sobre una cama de tomate raf a modo de mousse, con aceite de oliva virgen extra y sal en escamas. El tomate está para mojar pan -nunca mejor dicho-, y resulta un manjar fresco y sabroso. La excelente materia prima italiana se disfruta como se merece, puedo aseguraros que ninguno de los cinco cucharetes que cenamos esa noche dejó que el buque de burrata naufragase en el revuelto Mar Rojo del plato.
Riquísimo también el Foie Gasset con compota de manzana. El Chef de Gasset 75 se encarga de elaborar el mi-cuit, adquiere el foie fresco y lo desnervia él mismo. La compota, que estaba buenísima, iba acompañada de piñones y pasas. El plato se decoraba con coloridas y sinuosas curvas de aceite de cebollino y reducción de vinagre balsámico. ¡Una ración más que generosa!
Vanessa os enseña el Huevo Poché sobre crema de boletus y foie con trufa negra una vez está preparado para su degustación -revuelto-, pues llega a la mesa más atractivo, como os lo presenta Ninillas en su sección. A parte, nos dejan un botecito de sal de trufa negra y aceite de trufa blanca para utilizarlos al gusto. El aroma que desprende el conjunto una vez revuelto y aderezado con la trufa y el aceite es increíble. Si es todo un lujo poder respirarlo… ¡Ya no os digo comérselo! ¡No os podéis perder este plato por nada del mundo! Nos ha sorprendido a los cinco, y se presenta ideal para compartir al ser una vianda poderosa. Voy a repetirme y aprovechar para decirlo una vez más, y esta vez con mayúsculas… ¡EXQUISITO!
Continuamos con los cursos principales, y el primero en hacer acto de presencia en la mesa fue el Auténtico ceviche peruano. Preparan muy bien este plato en Gasset 75, después de haberlo probado en varios locales madrileños, me quedo con éste: fresco y muy sabroso. El ceviche era de corvina y langostinos, acompañado de zanahoria, choclo, cilantro y maridado con multitud de especias que conseguían un picante que seducía nuestro paladar con cautela. ¡Muy equilibrado!
Se llena la mesa de color al aterrizar en la misma los dados de Tataki de atún -que nos ofrecieron fuera de carta-. Una reducción de salsa de soja bañaba una cama de arroz basmati que venía cercada por un fino riachuelo de aceite de cebollino. ¡Riquísimo! La salsa dulce combinaba perfectamente con los ingredientes del plato. El atún, de gran calidad -marcado por fuera y tierno por dentro, como debe ser-.
Como sugerencia fuera de carta de la noche también nos decantamos por una ración de Kokotxas de merluza al Pil-Pil. ¡Acertamos de lleno! ¡Estaban riquísimas! También nos comentaron que preparaban unas Vieiras al Pil-Pil que estaban a la altura de las kokotxas que tanto nos habían gustado, pero esa noche no las tenían disponibles. No queda otra… ¡Tenemos que regresar fijo! El Pil-Pil estaba tremendo, y la calidad de la materia prima, de lujo. Sin duda alguna, otro plato que causó sensación en la mesa.
Después del blanco que nos acompañó con los entrantes, nos pasamos a la Denominación de Origen Rioja, un tinto 100% tempranillo Señorío de Villarrica Crianza 2008 Vendimia Seleccionada -que os presenta Ninillas en su sección- con 14 meses de barrica de roble francés y americano. Será un vino que alcanzará su plenitud en 2012, pero que a día de hoy supera incluso a algunos de marcas muy conocidas y que se supone que ya la han alcanzado. Cumplió perfectamente, no se le puede pedir más por 16 € +IVA.
De todos modos la segunda botella de tinto corrió a cargo de un Delicia de Baco Reserva 2004 que me apetecía mucho probar -además a muy buen precio aunque resulte algo más exclusivo: 45 €-. Otro Rioja de las Bodegas Señorío de Villarrica que se llevó la Decanter Gold 2009 en los World Wine Awards. Una bodega familiar de la Rioja Alta que ha merecido reconocimiento internacional, 92 puntos nada más y nada menos le otorgó a esta añada Wine Spectator. Un tinto redondo y equilibrado -sin poner en juego su potencia- a base de tempranillo 100%, cuya nobleza invita a continuar conversando una vez acabada la cena. ¡Perfecto!
De nuevo aparezco -más contentillo esta vez a causa del vino- con una excelente ración de Cochinillo confitado. ¡Rico, rico! El cochinillo confitado es un plato que me encanta -siempre que esté bien ejecutado- y en Gasset 75 lo sirven en su punto, extremando mis papilas gustativas podría matizar que estaba un pelín seco, pero de igual modo aprobaba con muy buena nota la prueba cucharetera. Si es que cuando se utiliza buena materia prima… ¡Se nota! Viene acompañado de patatas paja y de una rica salsita espesa de calabaza.
¡Tremendo! Así definiría personalmente cómo estaba el Rabo de toro deshuesado que os presenta FlashBack. Un plato jugosísimo que te permitía disfrutar de un guiso de toda la vida, con los sabores de antaño. ¡Muy rico! Y sin huesos por el medio que nos obligue a pelearnos con el plato.
Habíamos cenado en el Restaurante Gasset 75 como auténticos Reyes -y no por la lata de Caviar Triple Cero destinada a la realeza- sino por todo el conjunto de sensaciones que nos habían acompañado durante toda la velada, de ahí que, por muy llenos que estuviésemos, no nos podíamos ir sin disfrutar de sus postres caseros. Pedimos cuatro para compartir entre los cinco y, cada uno que llegaba a la mesa, nos gustaba más que el anterior… ¡Menuda cena!
La siguiente imagen pertenece a una Tarta de queso con confitura de tomate. ¡Si tuviese una cucharilla a mano la metía ahora mismo en la pantalla! ¡Qué buena estaba!
Vanessa posa ante la cámara con una riquísima Croqueta de chocolate blanco sobre fondo de arroz con leche. Esta original sugerencia fuera de carta por parte de la camarera resultó todo un acierto, si no la llegamos a probar nos hubiésemos arrepentido.
Hay que ver qué buena pinta tiene este Panqueque de manzana con helado de pistacho. Personalmente… ¡Me encantó! Delicioso el helado y muy sabroso el panqueque. Para los amantes de los postres suaves os recomiendo la tarta de queso inicial, si por el contrario queréis rematar la cena con energía, éste no os defraudará.
Otra de las proposiciones fuera de carta fue esta Bomba de chocolate con helado de sirope de salvia con nueces. ¡Una auténtica bomba! ¡De lo rico que estaba, claro! Llevaba un poquito de alcohol, que le quedaba como anillo al dedo.
No nos queríamos ir de Gasset 75… ¡Y eso que era tarde! La verdad es que estábamos comodísimos, muy, muy a gusto en el reservado -disfrutando ya de los cafés que os muestra Ninillas-, así que nos animamos un poco más y, mientras arreglábamos el País y nos contábamos las batallitas de las vacaciones, nos fuimos directos a los Gin Tonics Premium -después de haber visto la barra a la entrada, no nos queríamos quedar con las ganas de aprovechar la situación para probar nuevas referencias-. ¡Estábamos de celebración! Así que… ¡Valor y al toro!
Mis acompañantes se decantaron por una “superpremium” Fifty Pounds -elegante ginebra británica cuya receta se ha mantenido oculta e inédita durante varias generaciones, simplemente, de 10-, una londinense Bloom -tremendamente suave a la vez que refrescante, conseguida gracias a una triple destilación usando agua pura desmineralizada y elementos botánicos como enebro, madreselva, manzanilla, pomelo, miel y naranja- y una atípica Magellan -original y sabrosa ginebra francesa en la que el enebro no representa la característica definitiva, dejando protagonismo al cardamomo, el regaliz, el cubeb, la nuez moscada, la cassia y la piel de naranja-.
Yo me decanté esta vez por la española Gin Rives Premium Tridestilada Especial, que se presenta en una botella que rompe el molde de las ginebras Premium al ser de color oscuro -negro-. Está elaborada con un triple destilación, y las 11 especias botánicas que intervienen en su complejo proceso creativo vienen de España, Bélgica, Filipinas, China, Este de África e Italia. Estaba ante la única ginebra andaluza que se elabora de manera completamente artesanal en alambique de cobre en El Puerto de Santa María (Cádiz)… ¡Y tenía que probarla! Sin duda, se abre un hueco entre las Premium que dominan el mercado, estableciendo un rico equilibrio entre el alcohol y los matices. Para sacarle sus mejores notas, Ricky -que ya nos había preparado unos magníficos vermuts al inicio de la velada- me recomendó utilizar la tónica tradicional Schweppes para este Gin Tonic, gracias a su buena burbuja, y la verdad es que no se equivocó -la Fever Tree no hubiese conseguido exprimirle todo su potencial-.
Una cena de lujo en un enclave sugerente en blanco y negro, en el que la nota de color la pone su cocina, que es capaz de seducir una y otra vez a los paladares más exigentes. El nuevo Restaurante Gasset 75 lleva tan sólo 8 meses abierto -y no para de hablarse de él en Madrid, así lo descubrimos nosotros-, cambiando por completo la línea marcada por su anterior equipo, mejorando en todas y cada una de sus facetas. Un espacio que disfrutaré a menudo tanto en su zona de barra como en los íntimos reservados que ofrece. ¡Me gusta Gasset 75!
Ninillas: No lo puedo evitar, pero siempre que paso por Ortega y Gasset, me acuerdo del examen de Filosofía de Selectividad. Porque sí, a mí me cayó Don José Ortega y Gasset, afortunadamente para mí, la otra opción fue el Mito de la Caverna de Platón, y teniendo en cuenta que había estudiado la primera mitad del temario… Pues supongo que imaginaréis con cuál de los dos textos me quedé: con Platón vamos, si es que no hay color. Ortega y Gasset llegaba a las aulas cuando el calor empezaba a apretar, con el consiguiente aumento de pellas que solían coincidir con la clase de Filosofía. De modo que, con la obra de este gran filósofo y ensayista… No ganaría el rosco de Pasapalabra. Aunque no os creáis, lo tengo en gran estima, sobre todo porque su apellido da nombre al último restaurante que hemos visitado y de él sí que tengo un gran conocimiento y pienso hablaros largo y tendido, porque os aseguro que es de visita obligada. Señoras y señores… Os presento el Restaurante Gasset 75. Pónganse de tiros largos que vamos “pa dentro”.
El Restaurante Gasset 75 ubicado, como no podía ser de otro modo, en el 75 de la calle Ortega y Gasset nos recibe con una elegante y coqueta barra que tiene abiertas sus puertas desde las 12 del mediodía a todo aquél que tenga a bien tomar un buen aperitivo, una cañita Mahou bien tirada o, por qué no, la primera copa de la noche, pues su horario de cierre es la una de la madrugada. Eso sin olvidar sus vermuts, de los que, como podéis ver en la sección de Rayo, dimos buena cuenta y están literalmente de escándalo. No conseguimos que nos dieran la receta secreta, así que para probarlos hay que desplazarse hasta allí, pero creedme cuando os digo que sólo por probar su vermut merece la pena la visita.
La zona de barra no sólo ejerce de antesala del restaurante, sino que además en ella se puede disfrutar gastronómicamente del Gasset 75. Ofrecen una carta de raciones francamente sobresaliente para poder hacer una comida o una cena de una manera más informal, aunque sin olvidar las buenas formas, pues cuentan con cinco mesas altas perfectamente vestidas para la ocasión acompañadas por taburetes altos. En esta carta podemos encontrar riquísimas raciones como las Coquinas a la sartén, los Huevos de oro o los Chipirones con cebollita confitada; frescas ensaladas como la de Salmón marinado o la de Tomate con ventresca; fabulosos guisos como el Rabo de toro al vino tinto o la Gallina en pepitoria, todo eso sin olvidarnos de alguna que otra conserva de la ría y un par de salazones. En definitiva, una atractiva oferta a pie de barra y en un ambiente más distendido que el propio de un restaurante -en el que también se pueden ordenar medias raciones-.
Por supuesto, una buena barra lo es si cuenta con las botellas apropiadas y, desde luego, la del Gasset 75 en este sentido va bien servida, sobre todo teniendo en cuenta el número de licores Premium que se exhiben en sus estanterías, entre los que podemos encontrar más de 25 ginebras, más de 20 rones y más de 25 whiskys. Vamos, que… ¡Será por variedad! Rayo os nombra algunos de ellos.
Dando unos poquitos pasos desde la barra, nos acercamos al primero de sus comedores. El Restaurante Gasset 75 tiene capacidad para 60 comensales distribuidos en dos salones y otros dos reservados. El primero de ellos tiene capacidad para 12 comensales distribuidos en amplias mesas de dos. Un espacio tremendamente íntimo e ideal tanto para una cena romántica como para una reunión de amigos.
Desde esta primera sala se tiene acceso al primer reservado del Restaurante Gasset 75, perfecto para mantener una comida o una cena privada con la máxima discreción. Está presidido por una fantástica lámpara de araña de hilos de seda negro que, sin duda, da el toque de distinción a la estancia.
Aunque lo que realmente llama la atención en este reservado, al margen de su espléndida lámpara, son las fotografías que cuelgan de sus paredes, donde nada es lo parece. Son instantáneas originales, pero adaptadas al espacio donde se exhiben. En el edifico Capitol de la plaza de Callao ya no cuelga la famosa publicidad de Schweppes sino un Gasset en rojo intenso.
Y Audrey Hepburn ya no está de Vacaciones en Roma con Gregory Peck, sino de Vacaciones en Madrid a lomos de una rojísima Vespa y haciendo la glorieta de la Puerta de Alcalá, eso sí, en sentido contrario. Hoy en día se darían una buena “hostia”.
Dejamos la planta baja y, subiendo unas espléndidas escaleras, nos encontramos con el comedor más amplio del restaurante. Puede parecer un contrasentido, pero lo cierto es que estas escaleras, más que subir, invitan a bajar, eso sí, de forma majestuosa con unos altísimos tacones y unos labios color rojo intenso para hacerse notar. Convendría hacer un alto en el camino, verse reflejada en el espejo y admirar lo impresionantemente guapa que estás ¡Me encantan los restaurantes que tienen escaleras imponentes! Pero, por supuesto, para bajarlas antes hay que subirlas y cenar maravillosamente en el Gasset 75, os aseguro que así sí que el descenso será perfecto.
Este comedor tiene capacidad para 30 comensales distribuidos en mesas de dos, tres, cuatro… En realidad, del número que desees, pues son mesas modulares y se adaptan a todo tipo de grupos. Llama la atención, y más en estos días, la separación entre las mesas, perfecta para preservar la intimidad de las conversaciones.
El espacio se llena de blancos, negros y grises siguiendo la tónica general de Restaurante Gasset 75. Nada sobresale sobremanera creando una estancia sobria y elegante. En principio un tanto fría, no le vendrían mal, a mi parecer, unas románticas velitas marcando las mesas, aunque sólo hace falta sentarse en una de ellas para que esta sensación desaparezca.
La iluminación procedente de halógenos y de unos bonitos apliques que cuelgan de sus paredes, consiguen crear sugerentes sombras que potencian la gama de grises y blancos con las que juega continuamente el Restaurante Gasset 75 y es que, aquí nada es rompedor, todo es refinado y armonioso.
Únicamente unas poderosas piezas de ajedrez, que se exhiben en una hornacina perfectamente iluminada, se atreven a irrumpir en la escena como queriendo decir que ése es su espacio, el de los blancos y los negros, o tal vez indiquen que la partida está a punto de comenzar, pero que aquí el que ganará será el Gasset 75, que será quien nos dé jaque mate con su cocina.
Las mesas del Gasset 75 aparecen elegantemente vestidas con un bajo mantel negro, sobre el que resalta poderosamente un mantel blanco. No podía ser de otra manera, el juego de blancos y negros es el que se impone en este restaurante. Acompañan una refinada cristalería Schott-Zwiesel y una vajilla y cubertería acordes al resto del local.
Ha llegado el momento de meternos en faena y ver lo que realmente diferencia al Restaurante Gasset 75 del resto, porque os aseguro desde ya que la experiencia merece la pena ser vivida en primera persona, como hicimos nosotros. Hace unos años -cuando se inauguró- su propuesta estaba basada en carnes a la parrilla, sin embargo, hace unos ocho meses cambió de propietarios y dio un giro de 180º a sus fogones. A día de hoy el Gasset 75 ofrece una cocina de mercado donde no se han olvidado incluir los auténticos y deliciosos guisos de la abuela, como las Manitas de cordero con tomate, la Perdiz estofada con higos, el Rabo de toro deshuesado o la Gallina en pepitoria. En su carta, no muy extensa pero suficiente, tienen cabida suculentas Entradas, Ensaladas, Pescados y Carnes, todas con un denominador común, las excelentes materias primas con las que se elaboran. De lunes a viernes al mediodía no tienen un menú del día propiamente dicho, sino un plato de cuchara a 8 € +IVA que a buen seguro debe ser un acierto, teniendo en cuenta lo que nosotros cenamos aquella noche. Por supuesto, también disponen de diversos menús de grupo que comienzan a partir de los 40 € y que se pueden confeccionar también a medida, si así lo desea el cliente.
Para nuestra especialísima cena de aquella noche, lo de especialísima viene porque estábamos de celebración, aunque el motivo es “top-secret”, nos acompañaron Vanessa y Esteban. En total, cinco personas que dimos buena cuenta de 4 entrantes, 5 principales y 4 postres, además de una latita de caviar que nos sirvió para afianzar la celebración.
Pero vayamos por partes. Lo primero el pan, muy rico y muy variado, pues había blanco, integral, rústico, de pasas y picos. Eso sin olvidarnos de las rosquilletas que desde la entrada presidían la mesa junto a la botellita de aceite de oliva virgen. Lo segundo, el aperitivo, Langostino en crujiente y salsa de soja -mostrado por Rayo- y que sirvió para abrir boca de lo que a continuación se nos venía encima.
Como ya os he comentado, aquel día era un día muy especial, pues estábamos de celebración. Por esta razón, no dudamos en pedir una latita de caviar, pues la habíamos visto en el escaparate y nos pareció una buenísima idea, cara a culminar nuestra reunión. El Caviar en cuestión era Iraní de Beluga calificado como Imperial Triple Cero.
El caviar estaba delicioso, aunque lo realmente sorprendente, además de su competitivo precio -95 € +IVA- fue la manera de comerlo. Veréis, junto a la latita de caviar vino un platito con tocino de jamón de Jabugo. La idea era poner los huevecitos en el tocino y hacer un pequeño rollito, de ahí… ¡a la boca! Yo siempre lo había probado con mantequilla, pero la verdad es que esta combinación me resultó muchísimo más interesante, en realidad me pareció que se potenciaba aún más es sabor del caviar. ¡Me encantó!
FlashBack os muestra unas Croquetas mixtas que agradaron a todos los presentes. Las había de boletus, de jamón de Jabugo y de carabineros. Todas me estuvieron riquísimas, bien fritas y bien desengrasadas, aunque sin duda, las de jamón fueron las que me resultaron más cremosas. Por cierto, las croquetas se facturan por unidad a 1,50 € +IVA.
La segunda sorpresa de la cena vino de la mano de lo que ellos denominan La auténtica burrata italiana. Un plato mediterráneo 100%, súper fresco. La excelente burrata venía servida sobre una cama de tomate raf rallado y regado con un muy buen aceite de oliva virgen y sal en escamas. A mí me pareció un acierto de plato, y no puedo por menos que incluirlo dentro de la lista de imprescindibles del Restaurante Gasset 75.
Otro plato sorprendente fue el Foie Gasset con compota de manzana. El foie era casero y estaba aliñado con aceite de cebollino y reducción de vinagre balsámico. La compota, por su parte, era el acompañante perfecto para el foie y en ella también se dejaban notar los piñones y las pasas.
Y aquí os presento el Huevo poché sobre crema de boletus y foie con trufa negra. Junto a él llegó un tarrito con sal de trufa negra y también aceite de trufa blanca para aliñarlo. Una vez preparado hay que revolverlo, y os aseguro que la presencia es inversamente proporcional a su sabor, que es sencillamente exquisito. Es un plato que desprende un olor impresionante impregnado de los sabores de la tierra y, desde luego, un imprescindible sí o sí. Además, os aconsejo que lo compartáis entre dos, no más, que sabe a poco, pues resulta una vianda contundente y, para una persona sola, puede resultar algo pesado, pero ¡no os lo podéis perder! Nosotros sólo pedimos uno y aún nos estamos arrepintiendo.
Regamos los entrantes con un blanco Viña Aljibes 2009, un vino de la Tierra de Castilla que me convenció no sólo por su frescura, sino también por el precio: 12 € +IVA. Lo cierto es que en el Restaurante Gasset 75 la carta de vinos tiene unos precios tremendamente ajustados.
Para la primera parte de los principales nos pasamos a la D. O. Rioja, con un tinto tempranillo Señorío de Villarrica Crianza 2008 Vendimia Seleccionada. Nos gustó a todos y cumplió sobradamente nuestras expectativas.
Si antes tomamos la Auténtica burrata italiana, más tarde le llegó el turno al Auténtico ceviche peruano, que nuevamente volvió a sorprendernos.
En un primer plano de este delicioso ceviche peruano se puede apreciar la corvina, los langostinos, el choclo -maíz grueso- y la zanahoria. Aunque lo realmente destacable de este plato era la intensidad de sabor que aportaba el cilantro, capaz de envolver a la perfección la textura del pescado y del marisco. No puedo evitar deciros que el ceviche sabía mar y que, desde luego, es otro de los imprescindibles del Gasset 75.
Esteban os presenta un plato fuera de carta que nos ofrecieron de viva voz: el Tataki de atún. Se presentaba sobre una cama de arroz basmati y venía regado con una reducción de salsa de soja y aceite de cebollino. En cuanto al atún, venía simplemente sellado e impecable de punto. Todo un acierto este Tataki de atún.
Otro de los platos fuera de carta por el que optamos fueron estas Kokotxas de merluza al Pil-Pil que os muestra Vanessa. Eran una auténtica delicia, tanto por las kokotxas, que a mí personalmente me encantan, como por el pil-pil, perfectamente ligado. Si sois amantes de la kokotxas, entonces, éste es un imprescindible.
Al pasarnos a las carnes, decidimos cambiar de vino y, como nos había ido bien con las Bodegas Señorío de Villarrica, nos decantamos por uno de sus vinos más exclusivos, el Delicia de Baco Reserva 2004. Este tinto también encandiló a los allí presentes y maridó a la perfección con las viandas que aún estaban por llegar, entre ellas este Cochinillo confitado que se servía sobre una crema de calabacín y que traía unas patatas paja como guarnición. La combinación crema de calabaza-cochinillo funcionaba a la perfección, y aunque bien es cierto que el cochinillo estaba muy sabroso, me resultó un poquito seco.
De su sección de guisos no pudimos resistirnos al Rabo de toro deshuesado. Muy, muy rico, jugoso y tremendamente sabroso. Pensé que al venir deshuesado iba a perder la gracia, pero la realidad es que resulta mucho más cómodo. Tal vez, la única mejora que admite este fabuloso Rabo de toro es su presentación.
Una vez terminados los principales, llegó el turno de los postres que, como no podía ser de otro modo en un restaurante de este nivel, son todos caseros. El Restaurante Gasset 75 nos ofrece una carta de postres que consta de 8 entradas, 4 helados artesanos y 2 sorbetes. Los precios de los postres y los helados oscilan entre los 5,50 € y los 6,50 €, mientras que los sorbetes se facturan a 5 €.
El primero de ellos en llegar a la mesa fue la Tarta de queso con confitura de tomate. ¡Sensacional esta tarta! Maravillosa la combinación del queso con la confitura de tomate. Aconsejo que si vais la pidáis, porque es otro imprescindible.
Muy original me pareció la Croqueta de chocolate blanco sobre fondo de arroz con leche. Éste es un postre fuera de carta y merece la pena probarlo. La croqueta viene helada y al ir fundiéndose con el arroz con leche está riquísima.
FlashBack os presenta el Panqueque de manzana con helado de pistacho, indicado para los muy golosos, a mí personalmente me gustó, pero me resultó algo empalagoso, aunque ya sabéis que yo no soy muy de dulce.
Por último, nos decidimos por uno de esos postres que entrañan poco riesgo, la Bomba de chocolate con helado de sirope de salvia con nueces. También estaba fuera de carta y nos aseguraron que sabía diferente a otras bombas que hubiésemos probado. La verdad es que llevaban razón, pues entre sus ingredientes llevaba algún tipo de licorcillo que le daba otra gracia al postre. Nos gustó mucho a todos, como he dicho antes, un plato con poco riesgo, pero tremendamente agradable.
Tras los postres era el turno de tomarnos el cafecito, que en el Gasset 75 tienen a 2,15 € +IVA. Por cierto, el café era realmente bueno y lo sirven muy cremoso.
Claro que, la sobremesa se nos alargó, pues tras los cafés vinieron las copas ¡Cómo íbamos a dejarlas de lado estando de celebración! ¡Con lo a gustito que estábamos en el Gasset 75! Últimamente nos hemos aficionado a los gin-tonics, y en esta ocasión optamos por marcas desconocidas para nosotros. A propósito, aquí las copas convencionales se facturan a 7 € +IVA y las Premium a 10 € +IVA -excelentes precios-. Nuestra selección consistió en una refinada ginebra londinense Fifty Pounds, una poco convencional ginebra francesa Magellan, otra suave y también londinense Bloom, y una potente ginebra española Gin Rives Premium Tridestilada Especial, que nos sorprendió bastante a los allí presentes. De todos modos, os aconsejo leer la sección de Rayo si queréis saber un poquito más sobre estas ginebras.
Os dejo un par de precios orientativos y vamos con mis detallitos finales. El primero de ellos el servicio de pan y aperitivo a 2 € +IVA, el segundo, el precio de la botella de agua -1/2 litro- a 2,20 € +IVA. Ahora sí, vamos con el resumen de la visita: Fuimos al Restaurante Gasset 75 con motivo de una celebración, lo que implicaba que el restaurante debía no sólo responder a nuestras expectativas sino que además debía quedar marcado en nuestra memoria al tratarse de una noche tan especial y, la verdad, es que lo consiguió. El Gasset 75 es uno de esos locales que no defraudan y que siempre está a la altura. El servicio está comandado por Ricky -metre y copropietario del restaurante-, y eso se nota, porque en todo momento está atento a cualquier requerimiento y te hace sentir muy a gusto, lo que se traduce en un trato cordial y muy profesional, no sólo por su parte sino también por el apoyo que representa Fabiana, otra de las camareras que nos atendió. El local resulta muy agradable, invita tanto a una cena romántica como a una reunión de amigos -como fue nuestro caso-. Respecto a su cocina, el Restaurante Gasset 75 ha dado un giro radical respecto a su anterior andadura. Desde luego, a día de hoy ofrece excelente materia prima, muy bien tratada y con elaboraciones sensatas e innovadoras, que son capaces de sorprender a todo tipo de paladares. En resumen, el Gasset 75 bien merece una visita y, en lo que a mí respecta, en breve volveré a sentarme en su mesa.
PD: En el examen de Filosofía de Selectividad saqué con Platón un 9, del Restaurante Gasset 75 salí con un 10.
Cucharete: Tan sólo ocho meses lleva abierto este nuevo Restaurante Gasset 75 -que no tiene nada que ver con el antiguo establecimiendo con su mismo nombre-. A Gasset 75 se va a disfrutar de una cocina de mercado basada en excelentes materias primas, en la que no se han olvidado de los tradicionales guisos de la abuela. No hay más que echar un vistazo a las viandas que degustaron mis cucharetes para darse cuenta de que bien merece una visita. Mi equipo cenó por 46 €/persona, cinco personas con 4 entrantes, 5 platos principales, 4 postres, 1 botella de agua y 5 cafés. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino blanco -a 12 € +IVA- y dos de tinto -a 16 € y 45 € + IVA-. Los vermuts de la barra se facturaron a 4 € y las copas Premium en sala a 10 € + IVA. La exclusiva lata de Caviar Imperial Triple Cero supuso un incremento en la factura final de 95 € +IVA. ¡Mis chicos estaban de celebración cucharetera!
Su sobria y elegante decoración monocromática. La exclusividad e intimidad que tranmiten sus espacios reservados. La amplia separación entre mesas. El cordial y amable trato del servicio en todo momento. Su cercanía y proximidad en el trato con el cliente. La calidad de sus materias primas y la cuidada elaboración de las mismas. Su huevo poché, su burrata, su rabo de toro, su ceviche peruano, sus kokotxas de merluza… Sus postres caseros. Los precios de sus referencias de vino -muy ajustados-. Sus vermuts. Su amplio surtido en destilados Premium. Su excelente relación calidad/cantidad/precio.
Pequeños detalles, insignificantes.
4,9
7 comentarios a “Gasset 75”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Qué pasada de restaurante y qué pasada de cena os pegásteis! Sois la caña! Me lo apunto para ir en breve con mi chico, este sitio no me lo pierdo…….
Gasset 75 está fenomenal. El otro día estuve cenando con unos amigos, y fue dificílisimo elegir los platos de la cena, porque hubiéramos elegido todos. La burrata deliciosa, el huevo poché fantástico, el rabo de toro y el cochinillo confitado espectácular….. y los postres tema aparte. Me encanta esta nueva línea del restaurante. Enhorabuena. Volveremos pronto
Excelente revisión del restaurante, esta es de las criticas que hacen que quieras ir, cosa que cada vez pasa menos.
Me sorprenden los detalles, desde la presentacion de las mesas a la idea del tocino de jamón ibérico para el beluga, estas cosas cada vez se descuidan más y lo que hace que un restaurante sea especial precisamente son eso, los detalles
Respecto a los gintonics, excelente eleccion la tuya y se nota que algo saben, la schweppes es bastante mejor tónica que la pelón sobrevalorada fever tree.
Tengo que ir, y por supuesto pondremso aqui la experiencia
Saludos!
Alucinante!! Acabo de regresar de Gasset 75 y me ha impresionado gratamente… La comida, el servicio, la decoración… Todo!! Es genial leeros cada semana y descubrir sitios como éste que por mi misma jamás hubiese conocido…….. Gracias Cucharete!!
PD. Lo mejor el huevo poché… QUE RICO!!!!!!
Ayer cenamos en Gasset 75 con unos amigos y el sitio esta fenomenal. Los vermuts impresionantes (tambien pedimos la receta secreta y no nos la dieron), el huevo poche sublime, la burrata fresquisima, el jamon muy bien cortado y maravilloso, las cocochas de merluza al pil pil muy bien ligadas, el rabo de toro deshuesado como DIOS manda, la perdiz con higos jugosisima y la carne al carbon de lujo, nunca la habia probado con un toque a sarmiento y la verdad me sorprendio. Todo esto sumado a un magnifico servicio y a una decoracion elegante hace que pases una velada 10. Para mi os habeis quedado cortos, es de 5 cucharetes!!!!!!
IMPRESIONANTE EL DESCUBRIMIENTO CUCHARETE!!!!!!!!!
Me gusto mucho la decoración y el ambiente de este restaurante, el menú degustación por el día de San Valentin estuvo muy bien, porque se comió bastante y por 40 €, el trato amabilisimo y todo lujo de detalles esta muy bien lo recomiendo
Cenamos el sabado pasado mi mujer y yo , muy recomendable. Restaurante correcto en todo, en el que no puedes poner una pega en nada, aunque tampoco puedes hablar de espectacular. Cenamos por 108€, aperitivo de la casa, dos entrantes y dos segundos. Dos postres, cafes y botella de vino. Todo muy rico, servicio bueno, buena decoracion, tranquilo. Recomendable.