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Fernán González, 2
Madrid (Salamanca)
Goya (Línea 2)
91 110 97 46
25 - 40
En los alrededores del Palacio de los Deportes de Madrid se abre hueco un nuevo restaurante: Casa Peto. Una oferta gastronómica centrada en una parrilla experta en carnes y pescados a la brasa que se alza como el pilar de su cocina. Sus viandas se elaboran siempre al momento con materias primas de gran calidad, incluyendo las que se sirven en su moderna barra. Sus comedores tienen capacidad para 100 comensales. Disponen de un completísimo menú del día a 15 € y de diversos menús de grupo que comienzan en los 25 €. Su horario de apertura es de 8:00h a 00:00h de lunes a jueves, de 8:00h a 1:30h los viernes, de 9:00h a 1:30h los sábados y de 10:00h a 17:00h los domingos. Cierra los domingos por la tarde.
4,5
Rayo: ¡Acabamos de llegar de vacaciones! ¿Me equivoco? Al menos en nuestro caso, así ha sido, y… qué mejor manera para superar el temido síndrome postvacacional, que desquitarse observando un luminoso mientras paseas por el Barrio de Salamanca -por la zona del Palacio de los Deportes-, degustando a su vez con la vista una de las frases más emblemáticas que aparecen en determinadas ocasiones en la vida de todo buen comedor: “Carnes y pescados a la parrilla”. ¿A quién no le ha aparecido ese insinuante texto alguna vez cuando más lo necesitaba? Cierto es, y no me lo podréis negar, que venimos de ganar varios quilos a pulso en estas fechas de chiringuitos de playa, pero para la próxima operación biquini todavía queda un añito por delante, y tampoco es de recibo cortar de cuajo uno de los mayores placeres de esta vida. De modo que… ¡Hoy vamos a merendarnos Casa Peto! ¡Entero!
El nombre de este restaurante madrileño de nueva apertura engancha: “Casa Peto, tú te agachas y yo…” ¡Ja, ja, ja! Unas risas a la vuelta de vacaciones no vienen nada mal, ¿eh? ¡Hay que recuperarse de las vacaciones con una sonrisa! Pero creedme cuando os aseguro que su descubrimiento merece la pena, y no sólo por su apuesta gastronómica de primer nivel a precios anticrisis, sino porque el trato recibido ha sido excepcional en todo momento. No hay duda de que el responsable de que la palabra “Casa” forme parte de su denominación ha estado a la altura… Porque, sin duda alguna, una vez hemos cenado en uno de sus rincones, puedo certificar que nos hemos sentido como en casa.
Detrás de este nuevo proyecto está Álvaro Lizana, un financiero al que su pasión por la gastronomía le llevó a cimentar su restaurante ideal. ¿Quién de vosotros -queridos lectores- no lleva media vida disfrutando de la buena mesa fuera de casa? ¡Levantad la mano los que soñáis algún día con lanzarse a la aventura como ha hecho Álvaro! ¡Muchas manos veo! ¡La mía también está arriba! Todos tenemos nuestro restaurante ideal en mente… Pero pocos somos los que damos el paso y ejecutamos el sueño. Casa Peto reúne todas las andanzas gastronómicas de su propietario, mimando al cliente como máxima incorruptible.
El restaurante Casa Peto podría describirse como un laberinto diáfano de salones. En un principio puede parecer una calificación equívoca, pero no hay más que profundizar en su espacio para descubrir rincones agradables y solitarios rodeados al mismo tiempo del resto de mobiliario. Intento explicaros que, a pesar de disponer de dos salas completamente diferenciadas, en cada una de ellas, tanto el espaciado entre mesas como la tipología del local consiguen un ambiente de lo más tranquilo. Se está realmente a gusto en cada una de sus estancias. Compartes el comedor con más comensales con la sensación de que disfrutas de un privado.
Ni qué decir tiene que si un restaurante acaba personalizando diferentes espacios por la asiduidad de sus clientes más fieles, es que se preocupa por ellos… ¡y mucho! ¡Menudo detallazo! ¿Habéis visto el Rincón de Manolo? ¿Y el de Ana? Señalizados con ambas enmarcaciones, nos ha comentado un camarero que son rincones de clientes populares que todos conocemos que se dejan ver a menudo por el local. ¿Tendremos nosotros algún día nuestro espacio? ¡Vamos a tener que regresar muuuuchas veces! También muestran una colección de fotografías que componen su salón de la fama particular, con personajes públicos que ya han visitado el establecimiento a pesar de su corta andadura. ¡Casa Peto está de moda!
Casa Peto está cuidadosamente iluminado. Las lámparas se reparten el techo de manera organizada y su haz de luz da vida a un mantel blanco impoluto. Listones de madera de tez clara equidistantes se encargan de separar las estancias sin encajonar en ningún momento la sala. La vista atraviesa de principio a fin toda la longitud del local, consiguiendo una agradable sensación de espacio y bienestar a pesar de encontrarnos a media altura bajo la calle.
No podíamos esperar menos de uno de los barrios más emblemáticos y castizos de Madrid, que tuviese un Casa Peto en sus entrañas para el disfrute de todos nosotros. Próximo a sus muros laminados te sientes como un “voyeur”, siempre y cuando adaptemos la definición de la RAE: “Persona que disfruta contemplando comilonas o actitudes gastronómicas de otras personas. ¡Una imagen vale más que mil palabras!
Dos plantas conforman el restaurante Casa Peto. Cien comensales se distribuyen cómodamente entre la zona de barra y sus diferentes salas. La estancia superior resulta perfecta para organizar comidas de grupo e incluso bautizos, bodas y comuniones en familia, pues la organización de eventos es otra de las especialidades de la casa, pudiendo personalizar la velada a gusto del cliente desarrollando menús especiales a medida para cada ocasión. Incluso aportando soluciones en equipamiento audiovisual, arreglos florales, así como asesoramiento profesional para cualquier detalle.
Una decoración sencilla, moderna y funcional, que invita a disfrutar de una oferta gastronómica centrada en el fuego pues, como bien rezan en su carta: “La parrilla es el eje central del restaurante, es la técnica más antigua conocida, sin embargo, su capacidad para mantener las propiedades del producto, han convertido esta forma de cocinar en la más actual”. ¡Un lujo poder disfrutar de materias primas de primerísima calidad únicamente acariciadas y mimadas por la fuerza de unas buenas brasas! ¡Esa es la esencia de Casa Peto! Una parrilla vista con brasas -mitad carbón, mitad encina- que cuando se encienden cada día perfuman suavemente la estancia convirtiéndola en un templo de peregrinaje para los carnívoros como yo.
Mesas para seis, para ocho, para cuatro, para parejas… ¡Todos tenemos cabida en Casa Peto! Una estética bien ejecutada que consigue un ambiente cálido, íntimo y cercano. Un espacio equilibrado que juega con luces y sombras para que la experiencia de su visita sea recordada con agrado.
Uno de los alicientes de visitar Casa Peto a cualquier hora del día es que las tapas y raciones de su carta exclusiva de barra se elaboran siempre al momento, garantía inequívoca de que el mimo por cada una de sus creaciones es máxima. Podemos optar por medias raciones también, lo que resulta ideal para degustar más viandas por el mismo precio en los taburetes altos del local, para terminar con algún combinado Premium seleccionado de entre sus referencias. ¡Échale un ojo a la pizarra que presenta las sugerencias del día!
El comedor se presenta realmente limpio, con un aroma agradable y una tenue música bien seleccionada que acompaña la estancia sin molestar en absoluto. Se está francamente muy a gusto. En esta ocasión nos sentamos seis personas en una de sus mesas del fondo: Miguel, Lucía, Sara, FlashBack, Ninillas y yo. En cuestión de segundos nos sorprendieron con el aperitivo de la casa -que cambia cada jornada-: Un exquisito Gazpacho y un fresco y sabroso Mojete de aceituna, tomate, pepinillo, cebolleta y mozzarella regado con un buen aceite de oliva virgen extra -cuidando los detalles- que os presenta Ninillas en su sección.
Solicitamos la carta de bodega y, después de observar sus aproximadamente 40 referencias de corte tradicional en su mayoría, aprovechamos para elegir los vinos que regarían esa noche nuestra velada, y como no podía ser de otro modo, puesto que ya lo echaba de menos a pesar de haber estado en Galicia hace unos días, comenzamos con un exquisito albariño Mar de Frades 2014 de la D.O. Rías Baixas. ¡Siempre una apuesta segura! Uno de mis preferidos, sin duda… En Casa Peto lo tenéis a uno de los mejores precios de Madrid: 22′95 €, prueba de que sorprenden a sus comensales con el buen hacer de su cocina, no como otros locales que lo hacen con los precios de su carta de vinos.
La mesa se vistió de gala cuando el “velero” de Tartar de salmón con aguacate y mostaza atracó sobre el mantel. Soplaban buenos vientos, sin duda, pues esa mezcla de aguacate, jengibre, salmón y mostaza antigua consiguió enamorar a la mayoría de mis acompañantes. Es un tartar diferente, pues enfatizan la dosis de mostaza con un protagonismo especial. Para mi gusto… ¡Sorprendente! El crujiente resulta ideal para los primeros bocados, posteriormente el tenedor realiza su función… Y ni qué decir tiene que el pan finaliza la experiencia dejando impoluta la pizarra. ¡Muy rico!
Lucía os muestra el Crujiente de puerros y marisco en wonton. Una auténtica “fragata”, no sólo por sus mástiles velados, sino porque resulta una vianda ligera dispuesta a conquistar nuestros paladares. Carabineros y gambones dirigen con maestría los cañones de queso philadelphia hacia nuestras entrañas. Un sabor intenso e inolvidable con un toque de vinagre balsámico.
Fijaos en este primer plano del Bacalao “Dourado” de Casa Peto. ¡Invita a comérselo! ¿Verdad? Huevos revueltos, bacalao y cebolla caramelizada al estilo Portugués con un sombrero de crujientes y riquísimas patatas paja. Hay quien asegura que el “bacalhau à brás” es ¡el revuelto más famoso del mundo! El toque personal que le transmite el Jefe de Cocina consigue que lo disfrutemos todos y cada uno de los que nos sentamos a la mesa. ¡Excepcional!
Algo tan simple como unas croquetas bien elaboradas, demuestran la capacidad del equipo de cocina de un local. ¡No es nada fácil cocinar unas buenas croquetas! Las Croquetas “Casa Peto” -de jamón y de bacalao- sobre patatas paja están exquisitas. Tiernas, suaves, doradas, con la envolvente crujiente… ¡En su punto! ¡Y ricas! ¡Riquísimas! ¡Lo tienen todo! Nada mejor que observar la fotografía para abrir el apetito.
Tres tipos de arroces presiden la carta de Casa Peto, todos ellos elaborados con arroz bomba. Se preparan secos, melosos o caldosos a gusto del cliente. Nosotros, obviamente, no podíamos dejar la oportunidad de pedir uno de ellos: Arroz a banda, que llegó en su punto a la mesa, controlado en todo momento por un servicio que manejaba perfectamente los tempos. Estaba realmente delicioso, por lo que en breve me verán por allí de nuevo probando el de cordero o el de bacalao. La imagen habla por sí sola… ¿Os sirvo?
Nos despedimos del fantástico Mar de Frades y dimos paso a una apuesta más arriesgada. Un López Cristóbal 2013 amparado por la D.O. Ribera del Duero que despertó nuestra atención. Este tinto roble tiene presencia y resulta verdaderamente aromático. He de deciros que me sorprendió mucho, me encantó. Al final, como cabía esperar, una pequeña bodega familiar con viñedos propios tiene que hacer bien las cosas, pues su pasión por la viticultura se plasma en cada botella. Se trata de un tinto fresco, envolvente y goloso, con ciertos matices de crianza que le otorgan sus 3 meses en barrica. ¡Muy recomendable! Aunque las comparaciones son odiosas, lo veo una escala por encima de un Protos Roble, por ejemplo. Lo mismo debió pensar el jurado que le otorgó la pegatina amarilla que luce orgulloso en la fotografía.
Prácticamente dilapidamos nuestra pieza de pan en estos riquísimos Pimientos de piquillo rellenos de gambón y setas que os enseña Miguel. La salsa de marisco que bañaba la vianda era un autentico manjar -y mojando y mojando…- ¡EXQUISITA! Con mayúsculas. Si eres de pimientos -como Ninillas- y vas a Casa Peto… ¡Este plato es un lujo!
Como buen gallego, si veo la palabra “pulpo” en una carta en un restaurante de Madrid no me puedo resistir. Anoto en mi agenda personal “pulpeira” el Pulpo a la brasa de Casa Peto. Pues me sedujo tanto por su punto de cocción como por su sabor. ¡Un 10! El timbal de patatas con pimentón que lo acompaña es la combinación perfecta para que el aura de “Galicia Calidade” esté presente durante la degustación. ¡No os lo perdáis!
Una de las especialidades de la parrilla de Casa Peto en la sección de pescados es su Sapito. Se acompaña de un timbal de patatas y pimientos asados que le van como anillo al dedo. La materia prima se cuida en esta Casa, salta a la vista -ya no digamos al gusto-, tanto la textura como la elaboración están al máximo nivel. ¡El mar en tu paladar!
Nico -nuestro camarero-, limpió con destreza el sapito en la mesa hasta que los lomitos quedaron listos para su disfrute. Muchas horas de cuchara y tenedor me quedan a mí por delante para ser capaz de hacer lo mismo con esa delicadeza. ¡Chapó!
Aquí me tenéis sujetando una pizarra abarrotada de Lomo de venado con mango caramelizado y salsa de soja. Un carnívoro como yo no es imparcial con este plato, obviamente… Así que, qué queréis que os diga… Echadle un ojo a la fotografía y respirad profundamente mientras cerráis los ojos… ¡Apetece! ¿Eh? La salsa de matices dulces utilizada combina muy bien con la fuerza del venado, el resto ya es cuestión de gustos. Aprovecho para comentar de nuevo: ¡Qué bueno estaba el López Cristóbal!
Podría visitar Casa Peto a diario sólo por su Lomo de cebón. Una tierna carne roja de exquisita calidad al punto. Sin duda alguna por mi parte, la estrella de su parrilla -cómo se notan los 45 días de curación-. Disfrutas cada bocado. Saboreas cada jugo. Inspiras con cada lasca de sal. Viene acompañada de excelentes patatas fritas y pimientitos, que llegan a pasar desapercibidos dada la particularidad de la carne. ¡De las mejores que he probado! Ojalá no pierdan esa calidad con el tiempo, como les ha sucedido a otros restaurantes de nueva apertura en la capital. ¡Carnívoros! ¡Nos vemos en Casa Peto!
Llegados a este punto, a pesar de que -como en toda velada cucharetera que se precie- estábamos hasta arriba, no podíamos despedirnos del restaurante Casa Peto sin probar sus postres 100% caseros. ¡La guinda de la noche! No hay más que ver de cerca este Cono de limón, que apetece cogerlo con la mano como si de un helado se tratase para disfrutarlo sin descanso hasta la puntita del cucurucho. ¡Muy rico! ¡Y ligero!
Más contundente -para mi gusto- la Milhoja con merengue y crema de naranja que os presenta Lucía sonriente. No soy mucho de milhojas y de creaciones “hojaldrádicas”, pero alguno de mis acompañantes la disfrutó enormemente, así que pasó la prueba cucharetera con nota.
¡Qué buenos recuerdos de mi tía Natalia en este momento de la cena! Sus tartas de queso, son las mejores que ha probado en su vida todo aquel que tiene la oportunidad de estar frente a ellas. ¡Son un auténtico lujo y conquistan hasta al paladar más exigente! Pues he de deciros, que la versión de Casa Peto, servida templada y con una suavidad extrema en su interior, me ha recordado a la que hace mi tía en sus mejores momentos. ¡Podría repetir este postre 10 veces y no me cansaría! ¡Está impresionante esta Tarta de queso!
FlashBack os muestra el Apfelstrude con nata. Le encantó y lo disfrutó. Para mi gusto personal -probé una cucharadita- se inclina la balanza hacia el mismo lugar que los hojaldrados.
¡Éste, éste! ¡Éste sí que sí! ¡Y eso que lleva hojaldre! Estaba riquísimo el Hojaldre de pera con salsa inglesa. ¡Madre mía qué pera! Como podéis apreciar por su tamaño en la imagen, la ración dio para que pudiésemos probarlo todos. Nos relamíamos con el jugo que soltaba la pera. ¡Exquisita!
La honradez de su cocina, sumada a un trato cercano e impecable, hacen de Casa Peto uno de esos lugares imprescindibles para Ninillas. Por mi parte, con un pulpito, un lomito de cebón y una perita de éstas soy feliz en Casa Peto para un par de meses recordando la experiencia. ¡Regando las viandas con un López Cristóbal! ¡Por supuesto! Así que… me llevo una tarjetita y la añado a mi salón de la fama gastronómico madrileño particular. ¡Hay que tener siempre a mano una dirección como ésta! Muchas ocasiones especiales la merecen.
Ninillas: Me guste o no, el verano tiene los días contados, las vacaciones terminadas y, el calor -este año insoportable- va dando paso a temperaturas mucho más agradables. Vamos… que el otoño está aquí en un tris y hay que ir pensando en agenciarse nuevas direcciones gastronómicas. La primera de ellas la conocimos hace apenas una semana y, entre nosotros, es un acierto seguro. Restaurante Casa Peto está ubicado en la Calle Fernán González número 2, muy cerquita del Palacio de los Deportes en la zona comercial de Goya. Desde la calle se nos presenta como un establecimiento discreto, pero sin embargo, hay algo en su mirada, en este caso fachada, que invita a echar un vistazo y cruzar el quicio de su puerta.
Para acceder a Casa Peto hay que subir o bajar… no queda otra. Tiene encanto hasta para eso. Y es que, su fantástica barra y un primer comedor se encuentran en un semisótano con ventanas al exterior, y otro comedor, más apropiado para reuniones numerosas, se ubica en una primera planta.
Su zona de barra se nos presenta como un espacio que invita a las confidencias al tiempo que se disfruta de unas cañitas al mediodía, unas copas Premium en el afterwork, o un cena de picoteo por la noche. De hecho, sus taburetes y sus mesas altas están ideados para eso.
En definitiva, una barra en condiciones donde vivir todos y cada uno de los momentos del día. Y para acompañarlos, no sólo sirven unos estupendos pinchos con la caña, sino que además ofrecen unas fantásticas raciones a precios muy competitivos, que por si fuera poco, se sirven también por medias si se desea. Además, en cualquiera de sus mesas se puede degustar una Gran Parrillada compuesta por Chorizo criollo o Morcilla o Butifarra, Patatas fritas o asadas, Ensalada de col y Entraña, por 12 €/persona. Eso sin olvidar, que también se puede degustar toda la carta ofertada en el restaurante.
Separada de la zona de barra por una celosía de madera nos encontramos con la sala propiamente dicha. Una estancia en tonos crudos con iluminación indirecta en paredes y lámparas que sirven para marcar las mesas. Una decoración nada estridente y tirando a clásica que imprime un ambiente sereno e invita a darse un homenaje gastronómico y a disfrutar de largas sobremesas.
Este espacio cálido y acogedor con capacidad para 30 comensales, es el idóneo para disfrutar de una cena de pareja, una reunión de trabajo o, por qué no, de una comida algo más numerosa con amigos. Para ello cuentan con mesas de dos, de cuatro e incluso una redonda para siete u ocho comensales. Como veis, un comedor abierto a todo tipo de posibilidades.
Lo cierto es que, cada una de sus mesas invita a sentarse en ellas. Casa Peto es un restaurante donde una vez has entrado, te encuentras a gusto, es ese sitio que te resulta familiar aunque sea tu primera visita y aquél al que vuelves una y otra vez cuando lo has conocido. El Restaurante Casa Peto es ese tipo de establecimiento que se puede convertir en tu segunda casa.
Si para la barra y su primer comedor hay que bajar… Para acceder a su segundo comedor hay que subir. La decoración de la sala superior sigue la misma estela que el comedor de abajo, un espacio sencillo y elegante, alejado de estridencias innecesarias. Porque el restaurante Casa Peto no busca distraer al comensal con elementos superfluos, sino crear un ambiente armonioso donde los protagonistas indiscutibles sean sus platos.
Esta estancia tiene capacidad para unos 50 ó 60 comensales, distribuidos en mesas de diferentes tipologías ideales para hacer cualquier configuración. En realidad es un espacio muy versátil, perfecto para realizar eventos, reuniones de trabajo o celebraciones de grupo. Intimidad y espacio, todo en un mismo lote.
De sus paredes cuelgan discretos cuadros, tal vez por eso, llama la atención la reproducción a gran tamaño de su logo en las escaleras de subida a la primera planta. Una sartén con un gorro que hace la vez de la “o” en Casa Peto. Sencillo, original y muy reconocible, igual que el restaurante Casa Peto.
Detrás de este espacio gastronómico y atendiendo todos y cada uno de los aspectos que un restaurante como éste conlleva se encuentra Álvaro Lizana, quien hace poco más de un año se lió la manta a la cabeza y se lanzó en la ardua tarea de crear un restaurante que respondiera a todas las expectativas que él tiene cuando es cliente. Con las ideas muy claras sobre lo que quería y cómo lo quería, sólo le faltaba un nombre que hiciera reconocible su espacio y para ello, su madre fue crucial, ya que “Peto” es como la llamaban cuando era pequeña. Así que se podría decir que Casa Peto es un restaurante de “madre” y yo añadiría de “madre y muy señor mío” porque se come como en casa.
Hemos recorrido el restaurante por arriba, por abajo… Ha llegado la hora de hablar de lo que realmente importa, su cocina. Hasta ahora me he referido a él como restaurante Casa Peto y, ciertamente ese es su nombre, pero si miras cualquiera de sus tarjetas, su logo o su fachada, en cualquiera de ellas lo que leerás es “Casa Peto, carnes y pescados a la parrilla”. Sí, así es, las brasas, mitad de carbón mitad de encina, son parte fundamental en la cocina de este restaurante. Y es que no me negaréis, que pocas cosas hay mejores que un buen producto, ya sea carne o pescado, sobre unas buenas brasas. Sabores naturales ensalzados con ese toque tan especial que sólo la parrilla imprime.
Así pues, Casa Peto reivindica su parrilla y al mismo tiempo es capaz de ofrecer una cocina tradicional con toques de vanguardia. Lo mismo puedes pedir un Rabo de toro deshuesado con salsa cordobesa que unos Callos a la madrileña o un Crujiente de puerros y marisco en wonton. Como veis, tradición y vanguardia van de la mano.
Su carta nos presenta seis secciones donde tienen cabida todas y cada una de sus creaciones. Así, podemos encontrar Entrantes, Ensaladas, Arroces, Pescados, Carnes y Parrilla. Además, de Lunes a Viernes al mediodía disponen de un menú del día a 15 € que incluye entrante, segundo, postre, bebida, pan y café. Y si eres de naturaleza carnívora, puedes disfrutar de un menú especial compuesto por tomate aliñado, 500 grs. de chuletón y botella de vino por 42 €/pareja. Por supuesto, también tienen a tu disposición menús de grupo a partir de 25 € que se confeccionarán según los gustos del cliente.
Ha llegado la hora de comenzar nuestra fantástica cena, y qué mejor manera de hacerlo que con unos aperitivos compuestos por un rico y refrescante Gazpacho y una pequeña Ensalada de aceitunas, tomate, pepinillo, cebolleta, mozzarella y todo ello regado por un buen aceite de oliva virgen extra.
Decidirnos sobre los platos que íbamos a degustar nos llevó más tiempo del esperado, pero es que ya se sabe… cuando te apetece todo, es difícil decantarse por uno u otro. Al final, nuestra selección quedó de la siguiente manera:
Abrimos nuestro recorrido con este Crujiente de puerros y marisco en wonton. El crujiente se posaba sobre una cama de queso Philadelphia y la crema de marisco había sido elaborada con carabineros y gambones. Me encantó, tenía un sabor muy intenso, tenía sabor a mar…
Miguel os presenta el Tartar de salmón con aguacate y mostaza. Tartar elaborado, además de salmón, aguacate y mostaza antigua, con jengibre. Estaba rico aunque demasiado potente para mi gusto, tal y como yo lo veo, el exceso de mostaza enmascaraba el sabor del salmón en lugar de potenciarlo, aunque supongo que será cuestión de gustos y que se trata de una apuesta del chef. De hecho, la opinión sobre este plato no fue unánime ya que a Lucía y a Miguel les conquistó.
A continuación hizo acto de presencia el Bacalao “Dourado”, rico bacalao al estilo portugués con los huevos revueltos, la cebolla caramelizada y las patatas paja. Se trata de un plato sencillo, pero curiosamente en demasiadas ocasiones no consigue encandilar al comensal. Sin embargo, en Casa Peto esto no ocurre, al contrario, yo lo incluyo dentro de sus imprescincibles.
Y… ¿Qué os parecen estas Croquetas “Casa Peto”? Estaban muy buenas, bien fritas, cremosas y nada aceitosas. Eran de jamón y de bacalao y, aunque gustaron ambas, las de bacalao salieron victoriosas en la comparación.
De la sección “Arroces” nos decidimos por este Arroz a banda. En Casa Peto ofrecen tres arroces para un mínimo de dos personas: Arroz con cordero, Arroz a banda y Arroz con bacalao. Además, puedes elegirlo seco, meloso o caldoso. Nosotros nos decantamos por el Arroz a Banda seco y ¡qué puedo decir! Estaba perfecto de punto y con un gran sabor. Me gustó muchísimo.
Otro de los imprescindible de Casa Peto, bajo mi punto de vista, son estos Pimientos de piquillo rellenos de gambón y setas, pero claro, es que yo tengo fijación con los pimientos, me gustan en cualquiera de sus modalides, pero si encima están elaborados como éstos, con esa salsita de marisco por encima… ¡Uhmmm!
Llegados a este punto, la parrilla hizo acto de presencia en nuestra mesa y qué mejor forma que con este Pulpo a la brasa. Un pulpo perfecto de punto que se acompañaba con un timbal de patatas y pimentón, un mezcla entre pulpo a brasa y pulpo a feira, pero con un vistosa y cuidada presentación. Fantástico e imprescindible.
Otra de sus especialidades es el Sapito, también a la brasa, acompañado por un timbal de patatas y pimientos asados. Nuevamente muy rico, pero es lo que tiene la parrilla… que cuando hay buen producto es prácticamente imposible que algo salga mal.
Hasta este momento regamos la cena con un albariño Mar de Frades 2014 de la D.O. Rías Baixas. Una apuesta segura cuando hablamos de albariños y además a un precio tremendamente competitivo. Para las carnes corrimos riesgos, pero salimos victoriosos con un tinto López Cristóbal 2013 de la D.O. Ribera del Duero muy, pero que muy recomendable. Fue el maridaje perfecto para este Lomo de venado con mango caramelizado y salsa de soja, un plato que bebe de la vanguardia sin olvidar la tradición. Estaba muy sabroso, se notaba que la carne había sido tratada convenientemente. Además, la salsa le iba como anillo al dedo y el toque final de la pera le otorgaba mucha finura al bocado final.
Para finalizar, y aprovechando nuevamente la parrilla, FlashBack os presenta este Lomo de cebón. Muy buena carne que según nos comentaron tiene 45 días de maduración, estaba perfecta de punto lo que hizo las delicias de los más carnívoros. Como guarnición llevaba unas patatas gajo y unos pimientitos. ¡Acierto seguro!
Tras semejante homenaje, lo mejor y lo más aconsejable es parar, como mucho una infusión y reposo. Ahora bien, si los postres son caseros… Entonces hay que desabrochar el pantalón y darlo todo. ¡No queda otra! Ni qué decir tiene que es lo que hicimos nosotros. Casa Peto en su carta ofrece siete postres caseros con precios que oscilan entre los 5,50 € y los 6,50 €. Nosotros seleccionamos cinco y empezamos por este Cono de limón. Estaba delicioso, con el punto justo de acidez. Además el coulis de frutos rojos era el compañero perfecto. Nos encantó a todos, y yo que vosotros me lo apuntaría en la lista de imprescindibles.
En un primerísimo plano viene esta Milhoja con merengue y crema de naranja que hizo las delicias de los más golosos, es decir, Lucía y Miguel. A mí personalmente ya sabéis que no soy muy de dulce, suelo tirar hacia sabores más ligeros, así que podríamos decir que este postre no estaba pensado para mí.
Miguel os muestra el que por unanimidad fue el postre de la noche: Tarta de queso. ¡Me encantan las tartas de queso! Pero ésta estaba espectacular. No es la típica tarta de queso Philadelphia, ésta es más consistente y con un sabor más intenso y además se sirve templada. Sola estaba deliciosa, pero con el coulis de frutos rojos se rozaba la locura. ¡No os la podéis perder! ¡Es otro imprescindible!
Con el Apfelstrude con nata me pasó lo mismo que con la Milhoja. Bajo mi punto de vista era un postre para los muy golosos. Vamos, que Lucía y Miguel se pusieron las botas porque no hacían más que repetir lo rico que estaba y la suerte que tenían de que los cucharetes fuéramos unos enclenques.
Sin embargo, el Hojaldre de pera con salsa inglesa estaba espectacular, la pera estaba horneada, pero quedaba bastante entera, y mezclada con la salsa resultaba un bocado muy delicado. Lejos de lo que pueda parecer al tratarse de un hojaldre, el resultado no era un postre pesado, al contrario, entraba solo.
Tras semejante cena, la sobremesa se alargó considerablemente, aunque eso sí… bien acompañada por unos cafés -1,60 €- y algún que otro té de frutos rojos -2 €-.
Mientras Rayo y FlashBack contaban sus batallitas veraniegas, yo decidí hacer mi visita obligada a los baños, que por cierto, rompen totalmente con el estilo decorativo de Casa Peto. ¡Me encantó ese contraste! Y están… ¡Súper limpios!
A las 00:30h, más o menos, nos marchamos y nos despedimos efusivamente de Nico, el camarero que tan amablemente nos había atendido toda la noche. Y es que, cuando das con un restaurante como Casa Peto, acabas de encontrar un caballo ganador. Casa Peto es esa apuesta segura donde prima el servicio, la calidad de las materias primas y la atención por el detalle.
Cucharete: No hay nada mejor que cenar en casa de una madre… Y algo por el estilo viene siendo Casa Peto. La madre del propietario da nombre a un local que dará que hablar en los próximos meses, pues deja huella en cada uno de los visitantes que lo descubren por casualidad, ¡hijos adoptados para la posteridad! No tenemos más que buenas palabras para una Casa que ha conquistado nuestros paladares cuchareteros y a la que pensamos regresar en breve. ¡Ya echamos de menos su parrilla! Mi equipo cenó por 35 €/persona, seis personas con 5 entrantes, 6 platos principales, 5 postres y 2 botellas de agua. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino blanco -22,95 €- y otra de tinto -15,85 €-. Los tés se facturaron a 2 € y, los cafés, a 1,60 €.
Su céntrica ubicación, próximo al Palacio de los Deportes. Su amplitud y cuidada iluminación. La separación entre mesas. Sus tapas de barra elaboradas siempre al momento. La calidad de las materias primas y la mimada elaboración de las mismas. Su excelente relación calidad/cantidad/precio. Su parrilla, con brasas de carbón y encina. Su genuina carne de cebón. Su exclusiva tarta de queso. El precio reducido de sus referencias de vino. El atento y amable trato del servicio en todo momento. Aceptan todos los tipos de cheques de comida.
Pequeñas pinceladas, prácticamente insignificantes.
4,5
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