-
Doctor Fleming, 52
Madrid (Chamartín)
Cuzco (Línea 10)
91 353 05 87
40 - 55
El moderno y joven Restaurante Asgaya se abre un hueco en la zona de Chamartín ofreciendo, además de diseño por doquier, una cocina tradicional asturiana renovada. Este espacio de reciente apertura convence incluso a los más exquisitos paladares con su atractiva propuesta gastronómica. Dispone de un comedor con capacidad para 50 comensales y de una terraza climatizada y apta para fumadores con igual capacidad. Así mismo, ofrece un cálido salón privado con capacidad para 30 personas que incluye un proyector para presentaciones. Resulta el restaurante ideal tanto para una inolvidable velada romántica como para una celebración especial. Acompañando a las entradas de su carta, ofrecen diferentes Menús de Grupo confeccionados a medida según las preferencias del cliente. Dispone de servicio de aparcacoches. Su horario de apertura es ininterrumpido de 12:00h hasta el cierre -sin hora fija-. No cierra ningún día de la semana.
4,5
Rayo: La Tierra de Asturias es un tesoro nacional que engatusa a nuestros ojos con espectaculares y seductores paisajes: montañas inaccesibles, playas maravillosas, pueblos con encanto, cuevas de ficción, santuarios de leyenda… ¡Y qué decir de su gastronomía! Ya decía Melendi en su canción “Asturias”: “He bajado en piragua el descenso del Sella… Donde encontré una botella… Y al abrir el tapón salió un mensaje, escrito en negro carbón… Era el mapa de un tesoro… justo encima había un mar, justo abajo había un león.” ¿Y en el centro? ¡En el centro fijo que estaba el Restaurante Asgaya de Madrid! Un rinconcito gastronómico asturiano que se ha abierto un huequecito en la capital deleitando a nuestros paladares en su primer año de vida. ¡Lo hemos cuchareteado al detalle!
Tras una entrada de planchas metálicas poliédricas irregulares, imponente y de diseño -que no dejan lugar a dudas de que nos encontramos ante un local de cierto nivel-, se presenta una barra elegante y distinguida, perfecta para esa primera caña que ameniza la espera por el resto de comensales rezagados, o incluso para la copa o cóctel con el que el equipo de Cucharete se despide de los locales que más han disfrutado. Es difícil, una vez terminada la cena, despedirse de los locales que te atrapan con sus encantos, de ahí que la mejor forma de romper ese hechizo sea con un beso que saboree uno de sus cócteles.
Como no podía ser de otro modo, la barra de Asgaya -cuidadosamente iluminada- presume de referencias de Ginebras Premium entre otros destilados: Seagram’s, Magellan, Citadelle, Martin Miller’s, Greenall’s Tanqueray Nº Ten, Fifty Pounds, G’ Vine, Gin Mare, The London Nº 1, Bulldog, Master’s, Mombasa, Hendrick’s, Brockmans, Beefeater 24, Ish, Whitley Neill… ¡Y todavía hay más! Por lo que apuesto a que encontraréis la aliada de la noche según vuestras preferencias.
El pasillo del Restaurante Asgaya une tres estancias bien diferenciadas del establecimiento: la zona de barra, el hall de salida a terraza y el comedor. A medida que nos adentramos en su interior, el recubrimiento de las paredes nos envuelve con una curiosa y sorprendente simulación de tablones de madera clara. Incluso he podido ver que diferentes crónicas que existen sobre el local comentan sobre el entablado de la sala, sin haberse percatado en ningún momento de que no es madera, sino mármol, lo que las recubre. ¡Me encanta!
Una lustrosa cristalera enlaza visualmente la sala con una terraza que permanece abierta todo el año, ya que, en estaciones de frío, sus modernas y precisas estufas mantienen una temperatura agradable en todo el recinto. ¡Se puede comer y cenar en la terraza del Restaurante Asgaya tanto en invierno como en verano!
No debe estar nada mal disfrutar de una cena en terraza, completamente confortable, un día de lluvia y frío. ¡Qué a gustito se tiene que estar! Viendo la lluvia caer de cerca mientras saboreamos lo mejor de la gastronomía asturiana resguardados de las inclemencias del tiempo.
No hay más que fijarse en los techos y en el mimo con el que son tratados para darse cuenta de que hay un estudio de arquitectura detrás de este ejercicio de decoración sibarita. El comedor del Restaurante Asgaya brilla en todas direcciones. El grueso mármol que recubre sus paredes es salpicado por la luz de las innovadoras lámparas que cuelgan del techo cual “lágrimas desordenadas” -por hacer referencia de nuevo a Melendi, un asturiano de pro muy querido-. Hay espacio disponible para cincuenta comensales -al igual que en la terraza-.
Los tonos dorados que empapelan sus columnas fusionan perfectamente con el resto del conjunto. La estampa de Asgaya es de lo más reconfortante. Todos los matices están bien afinados, desde el montaje de las mesas hasta la distribución de las mismas, teniendo en cuenta la privacidad de los comensales con una correcta separación entre unas y otras. La sala luce impoluta en cada sesión.
El Restaurante Asgaya es perfecto para disfrutar de una cena romántica en pareja -salta a la vista-, así como también lo es para una comida de trabajo en la que la gastronomía forme parte del pacto; sin desmerecer el espacio para una comida o cena de grupo -familiar o de empresa- en la que no sólo se disfrute de la buena compañía, sino también del paladar.
Así mismo, en el sótano, Asgaya ofrece un espacio privado con capacidad para 30 personas, frecuentemente concurrido por personajes famosos: cantantes, actores, VIPs… Con una salvaguarda de intimidad absoluta.
Ofrece mesas circulares de hasta siete plazas, donde poder compartir largas tertulias mientras nos vemos las caras todos los comensales. Asgaya es cómodo, Asgaya es agradable, Asgaya es presumido, Asgaya es elegante… ¡Asgaya es especial!
¡Al fondo del comedor principal sí hay madera! Las vistosas y llamativas placas de mármol del Restaurante Asgaya permiten a la madera tomar protagonismo en un rincón de lo más sugerente. Prismas rectangulares entrelazados a diferentes alturas conforman un panel de tonos oscuros que, con sus contrastes, realza el espacio. Los pequeños destellos de luz que brotan de las velas que trepan por el abrupto desfiladero de troncos cuadriculados dibujan minúsculas sombras con diferentes tonalidades de color.
¿Nos sentamos a la mesa? ¡Apetece! ¿Verdad? No hay más que deleitarse con la siguiente fotografía… “¡Camarero, por favor! ¡Ya puede tomarnos nota!”. Una impecable cristalería Schott Zwiesel armoniza con una vajilla y una cubertería pensadas para la ocasión, aunque la guinda de la mesa se la lleva un pequeño y coqueto centro de flores naturales sobre cantos rodados. Bonita estampa la del Restaurante Asgaya en todas direcciones.
Las columnas centrales y la cambiante decoración de los laterales, permiten que el local parezca que dispone de diferentes estancias independientes, visualmente gana en amplitud a pesar de no ser diáfano. Si hacia un lado disfrutábamos de las vistas a la terraza, la cara opuesta la particularizan los llamativos botelleros de mármol iluminados en los que los vinos se sujetan por el cuello de la botella. Las “estrellas fugaces” que caen del cielo apuntan directamente al centro de las mesas, dejando al crepúsculo la separación de las mismas, obteniendo con esa oscuridad controlada que la sensación de intimidad en cada una de ellas se enfatice.
Observando la siguiente instantánea, quizás os afloren dudas… entre permanecer sentados a la mesa o cruzar sin miramientos la puerta intergaláctica -interprovincial, mejor dicho-, que os traslade hasta el otro lado de la tierra de Asgaya -a Asturias, obviamente-. No os quedéis mirándola mucho tiempo, que hipnotiza… ¡Y yo no me hago responsable!
Como os comentaba anteriormente, las parejas tienen cabida -y de qué manera- en el Restaurante Asgaya. Para muestra un botón: No es difícil imaginarse la siguiente mesa con una pareja de enamorados dialogando y construyendo un futuro juntos con total intimidad.
El Restaurante Asgaya está en todo y no deja nada al azar. Los detalles llegan hasta el piso de abajo, donde se colocan los servicios. Bajando las escaleras -iluminadas con precisión como os muestra Ninillas en una de sus fotografías- encontramos una de sus cavas más representativas -hay varias a lo largo del local-. Podemos ver expuestos, y a temperatura controlada, dos vinos que me encantan de mi tierra: Louro 2012 y Amizade 2011, variedad godello 100% que no dejará a nadie indiferente. ¡Os animo a probarlos! En Asgaya tienen bien custodiados a los godellos, pues sus colegas de morada son, nada más y nada menos, champagnes de la talla de Gosset Grand Rosé, Ruinart Blanc de Blancs Brut, Taittinger Brut Resérve, Moët & Chandon Impérial, Veuve Fourny & Fils Premier Cru, Barons de Rothschild, Billecart-Salmon Brut Rosé…
Y, por supuesto, los servicios del Restaurante Asgaya lucen impecables. Diseño por todos los rincones, de arriba abajo, como podéis observar incluso en la grifería que os enseña Ninillas en su sección. El lugar tiene aura… nos encontramos ante un espacio que seduce al sentido de la vista desde el mismo momento en que entras por la puerta. ¡Vamos a ver qué tal lo hizo con el sentido del gusto! ¡Ñam!
La carta del Restaurante Asgaya se divide en cuatro apartados muy descriptivos y amenos: “El ‘Pica-pica’ de Asgaya”, “Lo más fresco y natural del verano en ‘crudo’”, “De la mar y algo de la huerta” y “De la montaña y las granjas”. De modo que nos pusimos manos a la obra en la elección de los platos y nos dejamos aconsejar por el maïtre en algunas viandas que despertaban nuestra curiosidad. Una muy buena opción, es apostar por las medias raciones, pues multitud de platos de la sección de “Pica-pica” y algunos de sus platos principales lo permiten, con lo que podemos probar un 2×1 y recorrer más sabores de la lista por prácticamente el mismo precio (la mitad más 2 € la media ración). Aunque la carta de postres se presenta aparte, es destacable el aviso que muestra la carta general en cuanto al tiempo de elaboración de la Tarta de manzana, “25 minutos”, para permitir avisar con tiempo a los comensales que estén interesados en disfrutarla. Por supuesto… ¡nosotros ya la fichamos desde ese momento!
Ninillas os presenta en su sección un Cóctel de bienvenida que nos sirvieron nada más sentarnos a la mesa, acompañado por este Humus que presentaron en pequeños cuencos individuales. Un sabroso bocado que marcaba el comienzo de la velada asturiana.
Su carta de vinos ofrece más de veinte Denominaciones de Origen Nacionales, con gran predominio de Riojas y Riberas del Duero entre clásicos de renombre -que contentan a clientes “abonados” a los mismos- y algún que otro vino más actual y atrevido. Hay mucho que probar, probablemente en futuras visitas al Restaurante Asgaya no repita vino en ninguna ocasión, me gusta su carta. También disponen de nueve referencias internacionales, así como de una selección de cavas y champagnes. Sin olvidar una pequeña lista de generosos y oportos, perfectos para terminar de regar la sobremesa como se merece.
Ya conocéis mi afición por la variedad de uva godello -como buen pontevedrés-, así que nos decantamos sin pensárnoslo mucho por un Amizade 2011 D.O. Monterrei de las bodegas Gerardo Méndez. Es un blanco muy expresivo, desde el momento en que lo acercas no se cansa de mostrar matices. Además es fresco y se deja disfrutar. ¡No os defraudará! ¡Viva el godello! Además lo tenéis en carta a 18 € +IVA. ¿Qué más queréis en un restaurante de esta categoría como es Asgaya?
Asgaya significa en bable -o asturiano- “en abundancia”, por lo que os podéis hacer una idea de la generosidad de sus raciones. A medida que vayamos avanzando en las fotografías veréis que las viandas no dejan lugar a dudas.
Después de seleccionar cada uno el trocito de pan que más le apetecía (tomate, chapata o cereales), el primer entrante de la noche corrió a cargo de las Tomatas escogidas, muy finitas, pimientos asados y ventresca de bonito. Como bien indica el nombre tan descriptivo del plato, las rodajas de tomate parecen cortadas con láser, lo que hace la composición muy vistosa, algo que no se llega a apreciar en la fotografía en toda su plenitud.
Resulta muy fresco al paladar, y a todos nos sorprendió gratamente el corte del tomate. En la siguiente fotografía he captado mejor la composición del plato una vez le hincas el tenedor, al estilo de una torre de naipes en equilibrio. La ventresca de calidad era el “condimento” perfecto para ese finísimo tomate.
Uno de los platos estrella del Restaurante Asgaya es el de Sardinas asadas y ahumadas con hierbas silvestres, sobre hogaza tostada. El nombre lo dice todo, y el sabor lo completa. El aroma que adquieren las sardinas asadas gracias al ahumado de las hierbas silvestres convierte esta vianda en un objeto de deseo, los sabores de la tierra se funden con el mar. Además, su presentación es muy espectacular, pues los pescados llegan a la mesa sobre una pequeña parrilla circular situada en el interior de una cazuela de hierro fundido.
Las hogazas tostadas sobre las que descansa una cama de tomate están impacientes por recibir sobre ellas “la pesca”, para así degustar todo el conjunto. Se acompaña el plato con un ramillete de canónigos.
Aquí tenéis a FlashBack con el resultado final. Una apetecible combinación de sabores en la que el ahumado de hierbas silvestres se lleva la palma. ¡Repetiré! ¿Qué tal el tamaño de la ración? “¡Asgaya!”
Roberto os muestra sonriente el Pulpo dorado sobre patatas revolconas y aire de pimentón dulce. El pulpo a la plancha estaba en su punto, muy rico, os lo dice un gallego de pura cepa. Y la mezcla con las patatas revolconas en ese formato circular tan vistoso, con las ventosas hacia el exterior, le dan un aire muy chic al plato…
Aunque para aire… ¡El aire de pimentón! La siguiente fotografía es de esas que disfrutas haciéndola, oliéndola y… ¡Comiéndotela! Apetece… ¿Verdad? Me encantó este plato de Asgaya.
Los Huevos rotos al cabrales, con puerros y cebollitas sobre crujiente de fariñes representan un nido de ave con dos huevos, queda muy fotogénico. Sólo hay que romperlo con ganas y… ¡a comérselo! No hubo uniformidad en la mesa durante su degustación, obviamente, al estar el cabrales de por medio, los paladares más sensibles a este poderoso sabor puede que no hagan de este plato su favorito. ¡Cuestión de gustos!
Como se puede intuir en la siguiente imagen, me moría de ganas de probar la Lasaña de centolla cremosa con verduras, crema de andariques y piparras dulces que lucía la carta del Restaurante Asgaya. ¡Buenísima desde mi punto de vista! ¡Y desde mi punto de gusto! Cierto es que yo era el único del norte en la mesa, y ese gustillo que dejaba la carne de centolla me ganó por completo -el sabor a mar es lo que tiene-. ¡Muy recomendable!
Os muestro ahora un primer plano de la generosa ración de Tartar de atún rojo, aromas de wasabi y cilantro del Restaurante Asgaya. ¡Bocados fresquísimos sobre unas pequeñas tostas de pan! Acompañados -además de jengibre- de una salsa anaranjada de calabaza, wasabi y ostras que quitaba el sentido.
Roberto tiene entre sus manos Nuestra merluza a la sidra con almejas. Un plato correcto de punto elaborado con una materia prima de calidad. La sidra le concede este toque asturiano que los clientes buscan como complemento y que el Restaurante Asgaya intenta imprimir en todos los rincones de su carta. ¡Asturias, Patria querida!
Las Láminas de bacalao empilpadas con encebollado de soja de mar tampoco desmerecían. Una atrevida combinación del habitual pil-pil que gustó a todos los de la mesa.
A medida que se aproximaban las viandas carnívoras, cambiamos el godello por un tinto Paixar 2009 de la D.O. Bierzo. Se trata de un mencía con mucha personalidad. Resulta muy aromático y carnoso, e integra muy bien las maderas en su conjunto -después de haber sido envejecido durante 16 meses en barricas de roble francés-. Presume en carta de un precio excelente: 34 € +IVA la botella, pues es sencillo echar un ojo por la Red para ver que en muchas tiendas se vende bastante más caro que en el propio restaurante. ¡Un gran vino de corta tirada!
Me toca “posar” en la siguiente fotografía con el Entrecot de buey en lardones con setas, chalotas y foie caliente. Muy buena la textura de esta carne del norte, pero quizás eclipsada en demasía por todo lo que la oculta. Lo mismo sucedía con el sabor, la “fortaleza” de las setas y del foie menguaban un plato que hubiese preferido en solitario. Incluso la presentación desmerece de la calidad de sus materias primas. Quizás me gustó tanto la carne que me sobraba todo lo demás. Cierto es que fue nuestra elección, pues en la carta también ofrecen Lomo de buey, de asador, para dos personas con piquillos y patatas, que probablemente no deje escapar la próxima vez.
Lourdes os muestra los Cachopos de solomillo al cabrales estilo Allande. Se acompañaban de unas patatas gruesas y muy ricas, aunque no le añadían vistosidad al plato, y un pequeño cuenco con salsa de cabrales -una vez más, para los paladares más cabraliegos-. Una receta muy típica en la cocina asturiana, que consta de dos filetes de ternera entre los cuales se coloca jamón y queso, todo ello rebozado con pan rallado y huevo. Como diría un amigo “gastronomísta” -que no gastrónomo-: “Un San Jacobo de nivel”.
Riquísimos los Frixuelos rellenos de crema quesada y helado de avellanas. Mezclados con el helado de avellanas todavía mejor, pero por sí solos ya estaban de muerte. En la fotografía parece una sobremesa sencilla… ¡Pero es porque no podéis saborearla en persona!
El Arroz con leche requemado o no que os enseño a continuación estaba delicioso. Nunca lo había visto presentado de esa manera, en un plato llano en vez de sobre un cuenco y, la verdad, es que resultó ser toda una experiencia, tanto visual como gustativa. La lámina de azúcar quemado simulaba un lago de lava activo en el interior del cráter de un volcán nevado. Bonita metáfora, mejor sabor.
Las Milhojas de praliné con crema helada de yogur no consiguieron que olvidase las sobremesas anteriores. Quizás no lograron sorprenderme porque el hojaldre no es lo mío, pero sí hubo en la mesa quien se chupó los dedos con ellas.
FlashBack os presenta una Tabla de quesos asturianos: Casin, La Peral, Los Beyos, Ahumado de Pría y Chivita. Todos ellos acompañados de daditos de membrillo. Para mí, los mejores de la tabla: La Peral y Ahumado de Pría.
La Tarta fina de manzana con crema de albaricoques y helado de Calvados estaba muy rica. Era el postre al que ya le habíamos echado el ojo cuando elegimos los entrantes, pues la carta indicaba que había que avisar con 25 minutos de antelación. Incluso en la fotografía está de lo más apetecible.
Unos Petit fours cortesía de la casa -gominolas y rocas de chocolate blanco con frutos secos- acompañaron a unos Cafés y unos Tés -blanco, verde y rooibos- que os muestra Ninillas en su sección.
Del mismo modo, acabada la cena, tomé el cáliz -quiero decir, el cóctel- y, dándole gracias de nuevo, se lo pasé a mis discípulos diciendo: “Tomad y bebed todos de él, porque éste es el cóctel de Unai González, destilado del Asgaya nuevo y eterno, que será derramado por vosotros y por todos los comensales para el perdón de las reservas -los que reservan y no vienen-. Haced esto en conmemoración mía”.
Según el orden de la fotografía tenéis en primer lugar el amarillo-verdoso cóctel de lima, kiwi, Bacardi blanco y jarabe de arándanos. A continuación el violeta a base de Cacique, curaçao azul, zumo de naranja, piña y granadina. Y finalmente el rosa con Pasoa -licor de fruta de la pasión-, ginebra, sandía y piña. ¡Nos quedamos con el violeta por unanimidad!
La mayoría de los cócteles en el Restaurante Asgaya tienen un coste de 8 € +IVA, pero los que despiertan la atención de los comensales son los Cócteles de Fantasía a la carta -9 € +IVA-: Un cóctel totalmente elaborado a medida según los gustos y planteamientos del cliente -la base alcohólica, el aroma, el color…-. Unai González, segundo de sala y cóctelero de Asgaya con varios premios a sus espaldas, lo fabricará para cada uno de vosotros con mimo y destreza.
¡Ya os vemos disfrutando “en abundancia”!
Ninillas: Parece que el frío se ha dignado a hacer acto de presencia. ¡Qué ganas tenía ya! Sí, ya sé que 20º en Noviembre es todo un lujo, peeeero… ¡Qué queréis que os diga! Prefiero que haga frío cuando corresponde que estar con el abrigo en el mes de Mayo. Además, a mí el invierno me gusta, no sólo porque el calor me mata literalmente, si no porque parece como que la vida lleva un orden. En verano es todo como más improvisado, más sobre la marcha. En invierno es justamente todo lo contrario, todo está estudiado, cada salida se piensa, se analiza, se ensaya… Y tal vez por eso, por ese carácter mío tan meticuloso, el invierno se ciñe más a mis expectativas, entre las que incluyo las gastronómicas, por supuesto. Es la hora por tanto de platos de cuchara, raciones contundentes y bocados calentitos que caldeen el cuerpo y alimenten el alma. Es la hora de, por ejemplo, dejarse caer por un restaurante asturiano del que te hayan hablado fenomenal y no arriesgar en la elección. Es, en definitiva, la hora de visitar el Restaurante Asgaya. ¿Me acompañáis en el recorrido? Os aseguro que no os vais a arrepentir.
El Restaurante Asgaya está ubicado en la Calle Doctor Fleming, 52. Sólo por su dirección, uno intuye que sus propietarios están convencidos de su oferta culinaria, ya que de todos es sabido la cantidad de buenos restaurantes que hay por la zona. Si además miras su fachada metálica, color óxido, muy actual y rompedora, entonces… Las ganas de cruzar el umbral de su puerta se apoderarán de ti y, créeme cuando te digo que terminarás por sucumbir y sentarse en una de sus mesas.
Una vez dentro, el Restaurante Asgaya muestra tres caras bien diferenciadas que engloban un mismo proyecto. Por un lado tenemos la zona de barra, donde los tonos dorados y anaranjados son los reyes de la estancia. Es un espacio indicado para cualquier hora del día, ya sean las cañitas de antes de la comida o el cocktail del afterwork, así como la posibilidad de disfrutar de un buen número de raciones sentado sobre sus taburetes, dando cuenta de una buena cena de un forma más informal. En sus estantes podemos contar más de veinte tipos distintos de ginebras Premium así como otros licores de renombre, aunque si hay algo que caracteriza a esta barra tan particular, es la posibilidad de que te elaboren un Cocktail de fantasía especial para ti, acorde a tus gustos. Eso precisamente es lo que hicimos nosotros al final de la cena, pero… no quiero adelantar acontecimientos.
El segundo espacio que nos presenta el Restaurante Asgaya es su terraza, aunque, la verdad, yo lo llamaría más bien comedor exterior, porque está totalmente acondicionado y es precisamente una extensión de la zona de sala solo que a pie de calle, y con la posibilidad de que los fumadores sacien sus ansias “nicotínicas”.
Por si alguno pudiera pensar que el frío es un problema en la terraza del Asgaya, que vaya desechando la idea porque disponen de unas estufas planas en el techo que mantienen el espacio súper caldeado.
La zona de terraza tiene capacidad para 50 comensales, que se distribuyen en mesas amplias rectangulares dando lugar a combinaciones de todo tipo: de dos, de cuatro, de seis… Y, por supuesto, todo ello engalanado como se merece, con mantel, bajo mantel y servilleta de tela. ¡Ah sí! Y una velita marcando cada una de las mesas, creando un ambiente más íntimo, a pesar de que te encuentres en el exterior.
Este pequeño espacio a modo de recepción, es el nexo de unión de sus tres zonas: barra, sala y terraza. Desde aquí uno puede pararse a pensar un poquito y decidir qué ambiente del Asgaya será el que disfrutará hoy porque, eso sí, sea cual sea la elección, el acierto es seguro.
La zona de sala propiamente dicha tiene capacidad para 50 comensales y, aunque sigue el mismo estilo decorativo que el resto del local, aquí los tonos dorados y anaranjados se han dejado a un lado y es la madera la protagonista indiscutible del espacio. Bueno, la madera y lo que no es madera… Porque no es oro todo lo que reluce. Puede parecer que los suelos y el techo son de madera y así es, también puede que las paredes están forradas en madera color claro, pero no. Ahí errarás y de qué manera, porque lo que parece nada tiene que ver con lo que realmente es. Y es que las paredes están recubiertas de mármol.
De cualquier modo, ya sea madera o mármol, el ambiente que se ha conseguido crear es tremendamente acogedor e íntimo. Lleno de modernidad sí, pero con un halo de elegancia que transmite serenidad y sosiego. Y todo ello con una iluminación muy cuidada que te permite disfrutar del espacio, pero también ver las caras de tus acompañantes gracias a las originales lámparas tubulares que marcan todas y cada unas de las mesas.
Al fondo de la sala hay una pared, ésta sí de madera, encargada de dar profundidad a la estancia gracias a lo que podría ser la simulación de un tetris en tres dimensiones. Lo cierto es que el trabajo de interiorismo del Restarante Asgaya ha sido importante, jugando con volúmenes y materiales, y los resultados no podían ser más satisfactorios, porque lo cierto es que sentada a una de sus mesas se está francamente bien.
Al frente del proyecto Asgaya -y propietario del mismo- se encuentra Manuel Fernández, un asturiano que lleva prácticamente toda su vida dedicada a la hostelería y cuya intención no es otra que mostrar los sabores de su tierra y, lo más difícil, que aquellos que los prueben disfruten con ello. Ya os adelanto yo, que lo está consiguiendo. Por supuesto, se ha rodeado de un equipo de primera y, aparte de contar con el asesoramiento del reconocido Andrés Madrigal, sitúa a Koldo Sanmartín como jefe de cocina, a Mª José Jurado como jefa de sala y sumiller, y a Unai González como segundo de Mª José además de ejercer de coctelero oficial del restaurante. Además nos enteramos que Unai no es un advenedizo en esto de los cócteles, si no que ha ganado varios certámenes e incluso está reconocido como uno de los mejores a nivel regional.
La zona de sala del Restaurante Asgaya está distribuida en mesas de dos, cuatro, cinco, seis… Y, en realidad, del número que uno que desee porque pueden hacer todo tipo de configuraciones, además el local se presta un poco para todo. Es perfecto para una cena íntima de pareja, pero también para una reunión de amigos o una cena de empresa. ¡Ah! Y por supuesto, también es ideal para un evento o reunión privada donde el número máximo de comensales sea 30, ya que cuentan con un reservado perfecto para estos menesteres en el que además ofrecen un proyector por si fuera necesario.
Las mesas se nos presentan impecablemente vestidas con bajo mantel y servilletas en un tono tostado y mantel blanco, todos ellos de tela. Cristalería, vajilla y cubertería van acorde a la categoría del local y guardan armonía con el entorno que nos rodea. Y es que, una de las cosas que uno siente una vez allí es precisamente eso, armonía en todo lo que te rodea. Si encima esa armonía se acompaña con unas clavelinas naturales encima de cada una de las mesas… Entonces, ¿Qué más se puede pedir?
Pero vamos a ir metiéndonos en faena porque, como siempre, es larga y quiero mostraros todo lo que probamos. En primer lugar diré que el Restaurante Asgaya ofrece una cocina tradicional asturiana renovada. Y… ¿esto significa que se come bien, mal? Ni una cosa ni la otra, lo que significa es que han querido dar nuevos aires a los sabores tradicionales asturianos. Para saber si el resultado ha merecido la pena ya sabéis que tenéis que llegar hasta el final de este reportaje cucharetero.
Su carta se estructura en cuatro apartados que van desde una larga lista de entrantes de su sección “El Pica-pica de Asgaya”, pasando por unos platos englobados dentro de lo que han denominado “Lo más fresco y natural del verano en crudo” y terminando con los pescados y las carnes que ellos han llamado “De la mar y algo de la huerta” y “De la montaña y las Granjas”. Además, su carta presenta un aliciente más, y es que de todos sus entrantes y de algunos de sus principales se pueden pedir medias raciones a la mitad de precio más 2 €. Su oferta gastronómica está enteramente relacionada con los sabores y productos de Asturias hasta tal punto que tanto sus carnes como sus pescados proceden de aquellos lares. Dado que la cocina asturiana es para disfrutarla en compañía y cuantos más mejor, el Restaurante Asgaya ofrece menús de grupo a la carta, para que así cada uno pueda seleccionar los platos a su gusto.
Comenzamos nuestra andadura gastronómica en el Restaurante Asgaya, pero antes de nada vamos a poner el pan, que en la cocina asturiana se moja mucho. Cuentan con tres variedades: tomate, chapata y de pipas.
Empezamos nuestra cena abriendo boca con el aperitivo a base de un refrescante Zumo de naranja, Martini blanco y licor de la pasión y para picotear un poquito… Humus -que os muestra Rayo en su sección-. Estaba rico, aunque reconozco que el aperitivo me dejó un poco desconcertada, no entendí muy bien la asociación de restaurante con raíces asturianas-humus. El precio del pan más el aperitivo era de 2,50 € +IVA.
Abrimos el desfile de viandas con este plato de Tomatas escogidas, muy finitas, pimientos asados y ventresca de bonito que os muestro a continuación. Un plato muy visual, donde sobre una cama de finísimas lonchas de tomate -parecían cortados con láser- se disponían en el centro unos pimientos asados y sobre ellos una excelente ventresca de bonito. Por supuesto todo ello aderezado con unas lascas de sal y un buen aceite de oliva virgen. El resultado fue un entrante perfecto para abrir boca.
El siguiente plato es uno de los buques insignia del Restaurante Asgaya: Sardinas asadas y ahumadas con hierbas silvestres, sobre hogaza tostada. Plato sencillo donde los haya que se presenta con las sardinas servidas en una cocotte. La sorpresa viene cuando la abres y los aromas comienzan a alimentar tu espíritu.
Las sardinas se acompañan con hogazas de pan con tomate. En sí, el plato no presenta complicación alguna, como ya he comentado antes es un plato sencillo, pero precisamente por eso sorprende que el resultado sea tan notorio y que, lejos del sabor intenso que tiene la sardina, aquí se nos presenta suave y llena de matices. La verdad es que me sorprendió mucho este plato. Es de los que hay que probar en el Restaurante Asgaya sí o sí.
El Pulpo dorado sobre patatas revolconas y aire de pimentón dulce fue casi una exigencia en la comanda de parte de Rayo. Y es que a veces le pierde el gallego que lleva dentro, pero qué queréis que os diga, esa noche nos vino estupendamente, porque el pulpo estaba rico, rico y en boca suponía un original juego de texturas donde el sabor y correcto punto del pulpo ponían el broche final.
Lourdes os presenta los Huevos rotos al cabrales, con puerros y cebollitas sobre crujiente de fariñes. La presentación del plato es súper original: un crujiente envuelve los huevos -que no son fritos, si no cocidos- y el resultado es como una especie de nido. Pero lo que sorprende más de este plato aún así es su sabor. Uno espera meterse un bocado y quedarse pleno con la potencia del cabrales, pero no. Los sabores están muy compensados y aunque sin duda el cabrales es el protagonista, no se resta importancia al resto de ingredientes. A mí me encantó.
El intenso sabor a mar vino de la mano de la Lasaña de Centolla cremosa con verduras, crema de andariques y piparras dulces. Potencia de sabor en boca que se reforzaba aún más con la presencia de los andariques -nécoras-, y donde el toque final provenía del leve dulzor aportado por las piparras.
Regamos los entrantes y los pescados con un Amizade 2011 D.O. Monterrei de las bodegas Gerardo Méndez, un godello fresco que hizo las delicias de toda la mesa. Para las carnes nos decantamos por tinto mencía Paixar 2009 de la D.O. Bierzo, que me gustó mucho tanto por su originalidad como por sus matices. La verdad es que aquella noche hicimos pleno con los espirituosos. Aunque claro, de vez en cuando también bebimos un sorbito de agua que, cómo no, era asturiana. Concretamente del manantial de La Victoria.
El Tartar de atún rojo, aromas de wasabi y cilantro me encantó. Se presentaba en una pizarra junto al wasabi, el jengibre y una salsa de color naranja de calabaza, wasabi y ostras. Venía además con unas tostas de pan sobre las que untar el tartar. La verdad es que fue uno de mis platos preferidos junto con las sardinas, y no fui la única que opinaba igual.
A continuación, un primerísimo plano de Nuestra merluza a la sidra con almejas o, mejor dicho, “Su” merluza a la sidra con almejas. En este plato la receta no difiere mucho de la original aunque, eso sí, se nos presenta elaborada con una materia prima de primera calidad y con unos puntos de cocción inmejorables.
Si bien el pulpo fue idea del gallego del grupo, las Láminas de bacalao empilpadas con encebollado de soja de mar corrieron de mi cuenta, y es que ya sabéis que a mí… ¡El bacalao me pierde! No lo puedo evitar. El plato consistía en el tradicional bacalao al pil-pil sólo que aquí se presentaba en láminas y se le había añadido un encebollado de soja. A mí me gustó.
El Entrecot de buey en lardones con setas, chalotas y foie caliente hizo su aparición tal y como os muestro a continuación, y aquí debo matizar dos cosas. Por un lado, la presentación, no me pareció adecuada. Todos los platos hasta entonces se nos habían presentado con un nivel considerable, en cambio éste me pareció que no iba en la línea marcada por Asgaya. Por otro lado, si bien visualmente el plato no me pareció apetecible, otra sensación bien distinta tuve cuando me metí el primer bocado. La combinación del foie, con las chalotas y el foie estaba muy rica. La carne era de una calidad excelente, tanto, que por sí sola habría bastado para disfrutarla.
Y, estando en un asturiano, no podían faltar a nuestra mesa unos Cachopos de solomillo al cabrales estilo Allande. Bocados consistentes, plenos de sabor, que se acompañaban con una salsa de cabrales y que traían como guarnición unas sabrosas patatas a las que yo, personalmente, les cambiaría la presentación, para estar más acorde al resto de la carta.
Como podéis imaginar, a estas alturas hambre, lo que se dice hambre, no teníamos. Pero en cambio la gula… La gula nos puede siempre. Fue oír que los postres son caseros y querer probarlos todos. Lo sé, es irracional, pero yo siempre lo digo: “Aunque se reviente, los postres hay que comerlos sí o sí”.
El que os muestro a continuación son los Frixuelos rellenos de crema quesada y helado de avellanas. Uhmmmmm… Es el que más me gustó con diferencia, con ese saborcito a limón y el cremoso helado de avellanas.
El Arroz con leche requemado o no había que probarlo quisiéramos o no. No se puede ir a un asturiano y dejarte el arroz con leche. En nuestra mesa el arroz gustó -sobre todo a Rayo- y si iba con el requemado aún más.
Las Milhojas de praliné con crema helada de yogur que os presenta Lourdes tal vez fueron lo más flojo de la sección de postres. No me supieron ni buenas, ni malas, ni regulares… No es que no me gustaran, es, sencillamente, que no me decían nada.
FlashBack fue quien insistió en que la Tabla de quesos asturianos formara parte de nuestra comanda. Y ahí están, quesos de Casin, La Peral, Los Beyos, Ahumado de Pría y Chivita. ¡Ah, sí! Y unos taquitos de membrillo de acompañamiento.
Finalizamos con una Tarta fina de manzana con crema de albaricoques y helado de Calvados. Si deseáis degustarla en vuestra cena os aconsejo que la pidáis en la comanda al comienzo de la cena, pues tiene un tiempo de demora de entre 20 y 25 minutos. En lo que se refiere a su sabor, me pareció un postre muy equilibrado, suave y elegante.
La sobremesa la acompañamos con unos Tés -blanco, verde y rooibos- a 2.50 € +IVA y dos Cafés con leche -a 1.75 € +IVA-. Los Petit fours compuestos por rocas de chocolate blanco y gominolas sirvieron para endulzar el momento y las risas y conversaciones para que no se nos olvidara nunca la cena.
La cena había concluido, pero las ganas de marcharnos eran pocas, por no decir ninguna. Así que nos fuimos hacia el Lounge y decidimos tomarnos unos cócteles. Eso sí, sólo tres de nosotros, porque los otros dos llevaban coche. Los cócteles oscilaban entre los 8 y 9 € +IVA. Nosotros decidimos que los queríamos personalizados y Unai nos los preparó muy amablemente. El primero de ellos fue el denominado Lagum, un cóctel a base de Cacique, Curasao azul, zumo de naranja, piña y granadina. Es el que más nos gustó, recordaba a los caramelos de violeta. El siguiente fue el de licor de fruta de la pasión, ginebra, sandía y piña, más suave que el anterior. Y, por último, uno de lima, kiwi, Bacardi blanco y jarabe de arándanos. Estaba ácido y era súper refrescante.
Mientras nos tomábamos los cócteles, decidí que era la hora de hacer una visita a los baños. Así que bajé la gran escalera y allí me encontré, por un lado con los baños y por otro con el reservado. Sí, efectivamente, ya os había hablado de él. Capacidad para unas 30 personas y provisto de proyector por si hay que hacer presentaciones.
El aseo no defraudó, seguía la misma línea decorativa que el resto del restaurante. ¡Me encanta cuando los locales le dan al aseo la importancia que merece!
Así fue nuestra visita al Restaurante Asgaya, un nombre que por cierto significa “en abundancia”. Ahora que lo he visitado sé que no se refería sólo a las generosas raciones sino también a la abundancia de texturas y de aromas que acompañan a sus creaciones. Pero Asgaya no sólo es una buena cocina y buena materia prima, es también un servicio que no decepciona y que está atento en todo momento, y también es un ambiente elegante, moderno e íntimo en el que te apetece estar y disfrutar. En definitiva, Asgaya es, como su nombre indica, una abundancia de muchas cosas que el comensal siente nada más cruzar el umbral de su puerta.
Cucharete: ¡Un restaurante asturiano se ha afincado en la zona de Cuzco en Chamartín! Un espacio moderno, elegante e íntimo que derrocha diseño en cada rincón. El equipo de Cucharete al completo y sus amigos han disfrutado enormemente del Restaurante Asgaya de la calle Doctor Fleming, 52. No tengo duda alguna de que mis chicos volverán pronto a disfrutar de las delicias de su carta: el pulpo, las sardinas, la lasaña de centolla, el arroz con leche… ¡Muchos platos dejaron huella! Mi equipo cenó por 53 €/persona, cinco personas con 5 entrantes, 5 platos principales, 5 postres y 2 botellas de agua. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino blanco -18 € +IVA- y otra de tinto -34 € +IVA-. Los cafés y los tés son a 1,75 € +IVA y 2,50 € +IVA respectivamente. Los cócteles que disfrutamos fueron a 9 € +IVA cada uno.
La moderna y seductora decoración del espacio. Su cuidada y cálida iluminación. Su terraza climatizada abierta durante todo el año. Su espacio reservado. Su interesante propuesta gastronómica, basada en una cocina tradicional asturiana renovada. La generosidad de sus raciones. El ajustado precio de sus referencias de vino. La calidad de sus materias primas y la elaboración de las mismas. Su plato estrella: Sardinas asadas y ahumadas con hierbas silvestres, sobre hogaza tostada. La posibilidad de ordenar medias raciones. El amable y rápido trato del servicio en todo momento. Su separación entre mesas.
Las presentaciones de algunos de sus platos.
4,5
2 comentarios a “Asgaya”
Escribe un comentario
IMPORTANTE: Por favor, intenta que tu comentario tenga que ver directamente con el restaurante analizado. Para cualquier otra comunicación tienes disponible la sección de contacto.
Debes estar identificado para escribir un comentario.
Tiene muy buena fama y después de este gran artículo me queda más claro por qué.
Buenas tardes, que buen restaurante. Detalles muy cuidados y calidad de la materia prima. Volveré … a noooooo. No puedo volver a un restaurante donde después de dejarme 60 € por persona, un aparcacoches te llame la atención de forma “ostentosa” delante de un cliente porque le dejes exclusivamente un euro de propina. Le indique que no disponía de suelto en ese momento (sólo tenía un billete de cien, dos de cincuenta y uno de veinte) pero le dio igual … siguio protestando airadamente.
Desconozco si el restaurante Asgaya le paga un buen o mal sueldo a este señor pero pague lo que pague no esta acorde el servicio de aparca coches al nivel del restaurante.
Por mi parte, han perdido un cliente porque los detalles si cuentan.
Un saludo.