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Plaza Marina Española, 2
Madrid (Centro)
Santo Domingo, Ópera
91 541 22 21
35 - 45
Enfrente mismo del Senado de España, podemos disfrutar de un excelente Cochinillo de Segovia con Marca de Garantía en el reconocido Restaurante El Senador, sin olvidar que su cordero lechal asado es otra de sus especialidades. Un asador que a través de su carta también nos permite viajar por diferentes sabores del mar y no sólo a través de la cocina tradicional castellana. Permite disfrutar de una manera más informal de diferentes sugerencias del día en la barra de La Taberna de Cascajares. Su comedor tiene capacidad para 70 comensales y está permitido fumar en todo el espacio. Por encargo y para llevar, ofrecen cordero y cochinillo asado, así como su matanza. Su horario de apertura es de 13:00h a 16:00h y de 20:30h a 00:00h todos los días de la semana. Cierra los Domingos por la noche.
4,5
Rayo: La presentación del restaurante de hoy se hace prácticamente sola con una curiosa fotografía en primer plano… no hay más que leer las letras verdes que lucen todas y cada una de las servilletas de la imagen inferior: “Dicen que es el mejor cordero y cochinillo asado de Madrid”. Una frase que, con el paso de los años, los clientes de este rincón segoviano en Madrid se han pasado de boca en boca una y otra vez: ¡Pues son 13 los años que lleva ya al pie del cañón! O mejor dicho… al pie del Senado de España -está situado enfrente mismo-, con lo que ya os habréis dado cuenta de que estamos ante un lugar que no puede ofrecer cualquier cosa, pues posee una clientela fija con un paladar de lo más exquisito que recorre a lo largo de su carrera los mejores restaurantes de la capital, de España, ¡y del resto del Mundo! Y, por lo que pudimos observar el día de nuestra cena, no le ponen ninguna pega a este trocito de Segovia que reside en Madrid: el Restaurante El Senador. ¡Salen encantados!
Que a día de hoy se hable tanto del cochinillo que sirven en el Restaurante El Senador no es casualidad, sobre todo desde finales de 2007, cuando El Senador fue el único restaurante de Madrid que entró a formar parte de la prestigiosa “Marca de Garantía Cochinillo de Segovia”, tutelada bajo la Asociación para la Promoción del Cochinillo de Segovia (PROCOSE) cuyo presidente no podía ser otro que el famosísimo José María Ruiz Benito.
La Marca de Garantía Cochinillo de Segovia no es una mera declaración de intenciones, sino que cuenta con un Reglamento de Uso que hace efectivo el control de la calidad del producto y su elaboración.
El Cochinillo de Segovia con Marca de Garantía se diferencia de los demás porque, en la pata posterior derecha, lleva una etiqueta con la fecha de sacrificio del animal y, como máximo, hay que consumirlo en los seis días posteriores a la misma. Además, cada cochinillo cuenta con un número propio -teniendo siempre en cuenta su origen-, visible también en la etiqueta que le identifica.
El Cochinillo de Segovia Marca de Garantía, se presenta bajo dos formatos: fresco y asado. En “fresco”, la Marca de Garantía exige que, con una edad máxima de tres semanas, su peso esté comprendido entre 3,800 y 5,800 kg. Su piel, homogénea y limpia, ha de tener un color blanco cremoso, céreo. La carne, tierna, mostrará un color ligeramente rosado, blanco-nacarado. El cochinillo, que habrá sido alimentado exclusivamente con la leche materna, obtiene sus características organolépticas especiales de la cuidada alimentación de las madres, a base de cereales. Y como todos sabéis -y si no os lo comento yo ahora mismo-, son mejores los cochinillos que se alimentan de las tetas delanteras de la madre… ¡Los más comilones!
Y para distinguirlo todavía más, fijaos en la imagen que viene a continuación -que tuve la ocasión de tomar cuando atravesábamos la cocina vista en nuestro camino hacia el comedor-, pues… a lo largo del lomo, el Cochinillo de Segovia con Marca de Garantía presenta un sello distintivo marcado a fuego que corresponde al restaurante operador de la Marca de Garantía, en este caso es el número 26 el que acompaña al logotipo de la marca -con forma de gracioso cochinillo-, y corresponde, como no podía ser de otro modo, al Restaurante El Senador de Madrid. Chicos… ¿Nos marcamos un 26 esta noche? ¿Hago la reserva?
La entrada al Restaurante El Senador se hace por La Taberna de Cascajares -por cierto, bonito pueblo, al que Ninillas hace un guiño en su sección-, cuyas paredes están repletas de recortes de prensa sobre la historia del restaurante.
Ángel Gutiérrez está presente en la mayoría de las fotografías, y es que no es otro que el alma mater de de este espacio que alimenta el espíritu -entre otras cosas más digestivas-. Como se puede leer en la noticia que viene a continuación: ¡Un segoviano auténtico! Pues sí, es de Segovia, ¡de Cascajares! Aunque lo que más sorprenderá a nuestros lectores, al igual que nos sucedió a nosotros, es ver detallado: “Precio medio 3.000 pesetas”. ¡Madre mía! ¡Qué tiempos! ¡Qué vuelvan, por favor!
Pero en las paredes del Restaurante El Senador no sólo Ángel es el protagonista… Su madre, Doña Rosina Barbolla, aparece reflejada en una noticia que publicó un reconocido diario segoviano del que es suscriptora “de toda la vida”, pues a sus 80 años, sigue con especial interés todas las noticias relacionadas con su pequeño núcleo de población: Cascajares, lugar que en muchas ocasiones ha encabezado sus titulares debido a los éxitos profesionales de alguno de los cerca de 30 cocineros nacidos allí mismo y que a día de hoy muestran su talento en los mejores restaurantes españoles. Entre ellos, su hijo Ángel Gutiérrez, que rige este lugar de encuentro habitual entre los representantes de la Cámara Alta. ¡Hay que ver lo bien que comen nuestros políticos! ¡Y lo bien que cenamos nosotros aquella noche!
Como os había comentado anteriormente, la entrada al Restaurante El Senador se hace por La Taberna de Cascajares (que está al lado mismo), se pasa a través de una cortina que cubre la puerta y que da mayor intimidad a los altos cargos que puedan estar tomándose una cervecita en la barra y… ¡Voilà!, ya se intuyen los aromas a cochinillo segoviano.
La barra -Ninillas os presenta alguna fotografía más- está ambientada en el Madrid más castizo, y nos llama la atención la estructura de sujeción de las copas que recorre todo el espacio, diseñada a medida para que cumpla perfectamente su función. Allí se sirven cañas y vinos acompañados de sabrosos aperitivos que van variando según el día, apoyados siempre en los platos del día. Además, tienen a disposición del cliente una carta de raciones y sugerencias que permiten disfrutar de su cocina en un ambiente más informal -poseen sillas y mesas altas- que el que ofrece el comedor que veremos más adelante.
De camino hacia el comedor, pasamos por delante de su cocina acristalada -donde por casualidad pude ver cómo marcaban a los cochinillos en directo-, y no pasó desapercibida en nuestra travesía su vitrina Cigar Gourmet, donde unos Cohiba esperaban a ser tostados lentamente por algún… ¿Senador?
El comedor del Restaurante El Senador es cálido, rústico, coqueto y perfectamente distribuido. Un espacio de lo más agradable en el que la luz pone el toque distintivo, consiguiendo en todo momento que las sombras dejen paso a una atmósfera uniforme que cubre con mimo todas y cada una de las mesas, como si de un sedoso manto dorado se tratase.
El ladrillo visto juega a abrirse vistosos espacios rectangulares entre las paredes amarillas de El Senador, y todavía asoman con brío antiguas vigas de madera que, sin duda alguna, mantienen la misma vitalidad y fortaleza que la que mostraba Doña Rosina leyendo el periódico de su pueblo.
Los bajo manteles son de un tono granate que combina perfectamente con el color anaranjado del tapizado de las sillas, que son de madera, aunque nos encontramos algunas pintadas de azul salpicadas por el comedor, poniendo la nota de color al conjunto.
La mesa que está al lado de la bodega acristalada que os presenta Ninillas en una de sus fotografías, está acompañada por un sillón que nos brinda la oportunidad de disfrutar más cómodamente del espacio. Los apliques que recorren las diferentes esquinas, ponen el toque vintage de luz y decoración.
No podía faltar un jamón serrano a pleno rendimiento en el centro del comedor del Restaurante El Senador -en nuestras mesas vecinas siempre había una ración de este exquisito producto nacional-, que parecía haber salido de uno de los bodegones que se representaban en los diferentes lienzos que recorren las paredes del local.
Cualquier rincón del Restaurante El Senador está pensado para que nos sintamos inmersos en un ambiente de lo más familiar. Mesas cuadradas y rectangulares perfectas para dos y cuatro comensales, acompañan a otras redondas en las que un número mayor de personas pueden disfrutar de la buena mesa a la vez que de una interesante conversación.
La mesa que luce bajo la ventana enrejada que da a la calle -repleta de vasijas de barro y objetos de antaño-, representa uno de los espacios más cotizados del Restaurante El Senador. Apreciamos perfectamente que tanto los manteles como las servilletas van bordadas con el nombre del restaurante. ¡Cuidado con los cigarrillos! ¡A ver si lo vais a quemar! -Pues en todo el local está permitido fumar-
Ángel Gutiérrez aparece -unos años más joven- asando cochinillos en una de las fotografías que preside el comedor, donde podemos leer cómo nació su vocación gastronómica -que paso a transcribir literalmente-: “Al ver que mis paisanos se habían introducido en el mundo de la cocina”.
El reflejo de la imponente lámpara central de hierro fundido podemos verlo en la fotografía anterior, pero su belleza la materializamos con la siguiente reproducción. Podríamos aventurarnos a decir que sus doce puntos de luz marcan el horario que discurre durante la degustación. ¡No hay prisa! ¡Disfruta!
A pesar de ser un espacio elegante, el Restaurante El Senador ofrece diferentes rincones según donde nos encontremos, sin olvidar lo rústico y lo campechano. Aprovecho para mostraros una mesa más, bajo un amplio ventanal de madera, que evita sensaciones de agobio que puedan sufrir determinados comensales a los que no les guste comer en un bajo cerrado.
¿Cómo no iba a estar presente el monumento que, desde que empezó este reportaje, todos tenemos en mente? ¡Ahí tenemos al acueducto de Segovia! Aunque el verdadero protagonista de esta imagen, es el vino de la casa -que despertó mi atención por lo llamativo de su etiqueta, en metal plateado y con sus letras en relieve-, un tinto Figuero de la D.O. Ribera del Duero con 12 meses en barrica embotellado especialmente para el Restaurante El Senador. (Finalmente, nos decantamos por otro de reciente aparición en el mercado, pero eso ya lo veréis cuando entremos en materia)
¡A comer! ¡Qué está la mesa puesta! ¡Ding, ding, ding! Y es que este momento es en el que más se disfruta del Restaurante El Senador. La carta es muy extensa, hay mucho dónde elegir y para todos los gustos: 25 platos de entrantes fríos y calientes para picar y compartir, 8 ensaladas, 11 carnes, 10 pescados, y nada más y nada menos que 13 postres de elaboración casera… Así que, aprovechando que íbamos seis personas… ¡A probar un poquito de todo!, siempre a expensas del cochinillo y del cordero -claro está- que para eso íbamos a El Senador. Esteban, Vanessa y Blanca nos acompañaron en esta nueva aventura cucharetera que resultó ser de lo más satisfactoria, y poco a poco iréis viendo el porqué. ¡Qué hambre os va a entrar! ¡Madre mía! (Si veis que se os acerca la hora de comer y todavía estáis en la oficina… ¡Cerrad la página o ateneos a las consecuencias! ¡Yo aviso!)
Lo primero en llegar a la mesa acompañando al pan, fue el aperitivo que os muestra Ninillas: unas chistorras y unas porciones de mantequilla que estaban sabrosísimas. Una de dos… o íbamos con hambre al Restaurante El Senador ese día, o el aperitivo estaba buenísimo -y creo que era lo segundo (bueno… para qué engañarnos, y lo primero también, ya nos conocéis)-.
Vanessa os muestra el comienzo de la experiencia gastronómica de la noche, un espectacular plato de matanza -que al parecer le quiere robar Esteban- denominado en carta: Especial del Senador. Morcilla, chorizo y lomo de la olla sobre una cama de patatas paja. ¿Qué creéis que era lo que estaba mejor? ¿El chorizo? ¿La morcilla? ¿El Lomo? ¡Los tres! ¡De lujo! No os olvidéis de pedir este plato porque no os defraudará, los carnívoros de pro como yo sabréis apreciarlo… Hasta a mí, que no soy muy morcillero, me encantó la rodaja que me tocaba.
Aquí tenéis un primer plano de las Verduras de temporada a la parrilla, donde podéis apreciar tomates cherry, calabacín, espárragos trigueros, coliflor, berenjena, champiñones, pimiento rojo, judías verdes y setas. Vamos… ¡un poco de todo! Muy frescas las verduritas, todo hay que decirlo, lo que hacían del plato -con un ligero baño de aceite de oliva virgen- un entrante redondo.
Espectacular el Pulpo a la parrilla con patata asada. ¿Qué queréis que os diga? Soy gallego y este plato me encanta… puede hacerse bien y mal, y aun cuando se hace mal, a mí me sigue sorprendiendo su sabor… Así que imaginaos cómo está el de El Senador… ¡Está de muerte! ¡Buenísimo! Sirven tan sólo los tentáculos -lo más sabroso y bonito del pulpo- con un bañito de aceite y un poco de pimentón, ajo y perejil. ¡Madre mía que rico estaba! ¡Pobres de vosotros como no lo pidáis! ¡Os arrepentiréis toda la vida!
Me tocó fotografiarme con la Cazuela de almejas a la marinera que compartimos todos, un plato que pertenecía ese día a las sugerencias que te hacen los camareros y el maître -según mercado-, y… a parte de enormes -se aprecia perfectamente en el primer plano que os muestra Ninillas-, estaban muy ricas. ¡Nos chupamos los dedos! Tiene buena mano en la cocina el Sr. Javier Madrid, se ve que no sólo domina la cocina tradicional castellana.
Pedimos una Dorada a la sal -Ninillas os enseña cómo llegó a la mesa- que Jesús limpió con mimo en una mesita adicional que situaron para tal fin a nuestro lado. Aquí tenéis un vídeo del comienzo del proceso:
Pero no quedó ahí la cosa… quedaba llevarla al plato, sin espinas y con el aspecto más apetecible posible. Así que… ¡otro vídeo! ¿El resultado? Una materia prima excelente y muy sabrosa. ¡Ñam!
Os dejo ahora con un primer plano de unos Dados de merluza a la romana excelentes… perdón: ¡EXCELENTES! ¡Con mayúsculas! No os podéis ni imaginar lo buenos que estaban estos daditos… ¡Riquísimos! No hacía falta echarles ni una sola gota de limón, y por supuesto, la guarnición pasaba totalmente desapercibida. ¡Es que estaban deliciosos! ¡Lo que hace utilizar materias primas de primerísima calidad! Por unanimidad en la mesa, flipamos con este plato, lo sencillo que es y los recuerdos que nos dejó…
Vanessa sonríe con una enorme ración de Rape con carabineros. Venían acompañados de una salsa de marisco rebajada con nata que los cubría por completo. ¡Para mojar pan! Estaban bien buenos… no quedó en el plato ni un solo trozo de rape, y mucho menos ninguno de carabinero. La verdad es que la salsa le iba al pelo.
Muchos pueden pensar que la carta de vinos del Restaurante El Senador no es lo extensa que cabría esperar en un restaurante de esta categoría, puesto que no alcanza ni las 40 referencias, pero sí que está correctamente distribuida, permitiendo decantarse por unos variados riojas o riberas en sus modalidades crianza y reserva a un precio muy ajustado, así como viajar por otras denominaciones de origen de la península. Prácticamente ningún vino supera los 30 € -selección que se agradece-, aunque no faltan los venerados Valbuena 5º Año y Vega Sicilia Único -para aquellos que se quieran dar el saludable capricho-. Para los amantes del cava y el champagne… 7 referencias, siendo el broche de oro en este caso el exclusivo Cuvée Dom Perignon.
Los entrantes y los platos de pescado los habíamos regado con un Blanco Nieva Pie Franco que pasó la prueba sobradamente, aunque sin matices exclusivos. Un verdejo D.O. Rueda de 2008 que viene de los históricos viñedos de Nieva.
Personalmente, me quedo con el Finca Río Negro 2008. Un tinto de Cogolludo (Guadalajara) que combina las variedades tempranillo, syrah, cabernet sauvignon y merlot; y que representa la primera añada que ve la luz de los viñedos que posee a 1000 metros de altitud la joven bodega. Un vino de la Tierra de Castilla de tirada limitada a 11.000 botellas en esta ocasión. Muy intenso y peculiar, no le falta personalidad, y el toque afrutado le confiere la aceptación de la mayoría del público, sin dejar de sorprenderle. A nosotros nos resultó de lo más amigable, sobre todo a medida que avanzaba la cena…
Y aquí llega una de las estrellas por las que todos estabais esperando del Restaurante El Senador: ¡El Cochinillo! Ellos lo denominan Cochinillo asado de nuestra corte y hornada en su carta. Ya me explayé suficiente al comienzo de este artículo sobre la Marca de Garantía Cochinillo de Segovia que ofrece El Senador, así que espero que os haya quedado claro que estamos ante uno de los mejores cochinillos que podemos disfrutar en la capital, pues tanto la materia prima como su trazabilidad son de lo más exclusivo. ¡Así que… a aprovecharse! Como podéis ver en la imagen, a FlashBack no se le va la sonrisa fácilmente, y es que un carnívoro como él dudo mucho que se haya fijado en que viene acompañado de rodajas de patata asada.
“El Dorado: El cochinillo de Segovia en la cultura gastronómica” editado por la Junta de Castilla y León -en colaboración con PROCOSE- ofrece un fantástico romance de la mano de Fernando Ortiz (de Nuevo Mester de Juglaría) que da cuenta de por qué se asó el primer cochinillo y de algunos figones, mesones y hospederías en que pueden vuestras mercedes degustarlo con especial solaz y regocijo. Y, como no podía ser de otra manera, aparece reflejado este restaurante en la página 195:
“Y llegados a Madrid
o sea, a la capital,
sumidos en la nostalgia,
del tostón angelical,
como un soplo de aire fresco
un efluvio celestal
la Plaza de la Marina
alegra con su aromar.
Y siguiendo aquella pista,
la clave se ha de encontrar:
Restaurante El Senador,
donde paran a yantar
señorías y paisanos
a la llamada ancestral
del tostado cochinillo,
asado en horno de asar…”
Bueno… no os desvelo el final del romance, aunque leyendo la sección de Ninillas tendréis la clave. Yo os dejo con una imagen que vale más que mil palabras: ¡La cara de satisfacción de FlashBack! ¡Cómo se nota que ya había probado un trocito! ¡Riquísimo y tierno que estaba! Parece mentira que con tan sólo sal y agua podamos disfrutar de este manjar.
Por supuesto, también pedimos Cordero lechal asado “Churro”, que viene en una cazuela para dos personas. Tostadito, en su punto. ¡Delicioso el lechal!
Nos lo trocearon amablemente y todos pudimos hincarle el diente. ¡Menuda pinta! Casi puede olerse la fotografía… Sin duda, fue una noche carnívora para el recuerdo, ¡al igual que “pesquívora”! (Hay que ver lo que me gusta inventar términos imposibles… No tengo remedio)
Estábamos completamente reventados -aunque no creo que os revele nada nuevo con esto, ya nos conocéis-, pero claro… los postres del Restaurante El Senador son caseros, y con esa carta de presentación no podíamos irnos de allí sin disfrutarlos.
El primero en llegar a la mesa fue el Hojaldre relleno de crema que nos encantó a todos por igual. Además lo pedimos por duplicado, con lo que pudimos probar todos un buen trozo, pues de pequeño no tiene nada -id un momento al final de la sección de Ninillas y comprobadlo vosotros mismos-. ¡Muy rico! Tanto el hojaldre como la crema. La decoración ya la veis, como si una telaraña gastronómica hubiese atrapado un suculento manjar. ¡Devorémoslo!
Bueno, bueno… no os perdáis la Tarta fina de manzana con helado de vainilla -de la que también pedimos dos raciones-, eso sí, tened en cuenta que hay que pedirla con 15 minutos de antelación (ya cuando vimos eso resaltado en negrita en la carta, llamó nuestra atención, es una nota que prácticamente garantiza un buen postre). ¡Exquisita! Tarta de manzana de verdad, seguramente muchos cuando la prueben, se darán cuenta de que nunca habían probado una tarta de manzana.
Y nada que envidiarle el Parfait de higos al brandy, un helado de higos sabrosísimo sobre un crujiente con forma de flor que flota a la deriva en un mar de chocolate. ¡Mmmmmm!
Después de una larga sobremesa charlando, mientras tomábamos los cafés y los tés -verdes y negros- que os muestra Ninillas, la casa nos invitó a unos chupitos de licor de café con nata que llevaban un toquecito de canela que le quedaba de lujo. ¡Así acabaré a partir de ahora las cenas de mis invitados en casa! Porque queda perfecto como broche final.
Materias primas de lujo enfrente mismo de la Cámara alta de las Cortes Generales, el órgano constitucional que representa al pueblo español: ¡El Senado de España! ¿Dónde mejor podría encontrarse uno de los restaurantes más recomendados de Madrid? Un lugar idóneo para todos los fans del buen pescado, y que cumple sobradamente las expectativas de los carnívoros más exquisitos. Encontramos un Cordero y un cochinillo excelentes, como ya susurraban los servilleteros de su barra: “dicen que es el mejor cordero y cochinillo de Madrid”. Debéis ir a comprobarlo y… ¡juzgadlo vosotros mismos!
Ninillas: Dicen de la gente de Cascajares… que es estirpe cocinera como no existe otra igual. A continuación, podríamos preguntarnos dónde está Cascajares y cuál es el motivo que lleva a hacer semejante afirmación. Pues bien, por suerte, para ambas cuestiones tengo respuesta. Cascajares es una pequeña, pequeñísima localidad situada en el nordeste de la provincia de Segovia. En los años 60 y 70 se produjo un fuerte éxodo rural, encaminado sobre todo a la capital. Los primeros en llegar encontraron sus primeros trabajos como pinches de cocina, por lo que supusieron una referencia para aquellos que también tenían en mente abandonar el pueblo. Así pues, en cuanto sabían de un nuevo puesto de trabajo al lado de los fogones, otro paisano llenaba su maleta de ilusiones y marchaba a Madrid dispuesto a emprender una nueva vida. Muchos de los que empezaron como pinches le fueron cogiendo el gustillo y, con el paso de los años, han llegado a ser reconocidos chefs a cargo de algunos de los restaurantes con más renombre de Madrid.
Anécdotas e historias como la anterior, llenan las paredes del restaurante que os presentamos hoy. Un restaurante que tiene la particularidad de ser taberna en su primer espacio y, una vez atravesado un pasillito, presenta con orgullo su restaurante. Además, como dato curioso, taberna y restaurante no comparten nombre.
En pleno corazón de la capital, en el Madrid de los Austrias, justamente frente a la entrada del Senado, nos encontramos con la Taberna de Cascajares y el Restaurante El Senador. Obviamente, ninguno de los dos nombres fueron elegidos al azar. La Taberna hace honor al pueblo natal de su propietario, Ángel Gutiérrez, y en cuanto al restaurante… pocas cábalas hay que hacer, está enfrente del Senado… Pues ya está, Restaurante El Senador. Juntos, Taberna de Cascajares y Restaurante El Senador son, sin duda alguna, un referente dentro de nuestra… no sé si llamarlo “casta” o “clase” política porque, desde que abrieron sus puertas en 1986, no creo que exista un solo político que no haya cruzado sus puertas. Todos sabemos lo bien que se cuidan nuestros dirigentes, de modo que, si ellos van por allí… Por algo será.
Para acceder al Restaurante El Senador hay que hacerlo por la Taberna de Cascajares, no queda otra. Es como la antesala del restaurante. El sitio donde poder disfrutar de una cañita, que por cierto está bien tirada y es de Mahou, o de un vermú de grifo antes de pasar al plato fuerte. O también, por qué no, mirarlo como un sitio de tapeo típico pues, cuentan con una gran variedad de raciones que van desde unas originales Croquetas de salmón -8 €-, pasando por una Ventresca de bonito con tomate -9 €- y finalizando por una de Pimientos de Padrón con patatas y jamón -13 €-. Además, ofrecen lo que ellos llaman Sugerencias de barra, que la noche que nosotros la visitamos eran doce Chuletillas de Sacramenia más una botella de Rioja crianza a 33 €. En definitiva, la Taberna de Cascajares es la opción informal del Restaurante El Senador.
Atravesando un pasillo, donde podemos encontrar a la derecha una cava de puros -mostrada por Rayo- y la cocina vista a la izquierda, llegamos al Restaurante El Senador, que lo primero que hace es darnos una muestra de los caldos que ofrecen. Su carta de vinos no es muy extensa, aunque tampoco escueta, y podría añadir que de corte clásico con Riojas y Riberas del Duero como estrellas indiscutibles, acompañados por algunos vinos menos frecuentes de las D.O de Madrid, Toledo y Toro. El resto son dos rosados, blancos de Rueda y Somontano y siete referencias entre cavas y champagnes.
La sala tiene imagen de asador, justo lo que es. Lo que tus ojos ven es precisamente lo que el restaurante representa. Por ello, y siguiendo los cánones de todo buen asador que se precie, el ladrillo visto, la vigas de madera y el suelo rústico, son parte fundamental de su envoltorio. Sumémosle unas paredes en color amarillo del que cuelgan todo tipo de fotografías antiguas, recortes y cuadros siempre en la línea del local y, continuaremos viendo un asador tradicional al que además se le añade el encanto de las historias que allí se cuentan.
En general, es un espacio cálido y acogedor en el que te sientes muy a gusto. Y eso que el comedor es amplio y podría dar la impresión de estar en uno de esos asadores al peso donde no dejas de ver mesas y más mesas. Aquí, eso no pasa. El Restaurante El Senador tiene capacidad para 70 comensales, pero no da sensación de uniformidad, más bien al contrario, pues cuenta con diferentes mesas adecuadas para cualquier tipo de situación. De dos, para una comida de negocios o para una cena de pareja, de cuatro, redondas de seis y de ocho… Y, todos los que se os puedan ocurrir, pues es un restaurante que se presta para hacer cenas de grupo.
De sus altos techos cuelgan unas originales lámparas, que a poco que te fijes te das cuenta de que son las de siempre, sí, pero con un toque especial que las hace exclusivas del Restaurante El Senador. Pregunté por ellas y me dijeron que las había diseñado el hermano del propietario junto a un herrero segoviano. Además, van haciendo juego con los apliques de las paredes y en conjunto consiguen una iluminación cálida, que sin embargo no deja al comensal sumido en una penumbra infinita.
Numerosas repisas recorren el comedor y, reposando sobre ellas, diferentes cántaros, orzas y botijos, todos ellos de barro, que consiguen matizar aún más ese aire rústico que se respira en cualquier rincón del Restaurante El Senador. Por cierto, la mesa que os muestro a continuación es en la que cenamos nosotros. ¡Perfecta para una cena de amigos!
No dejo de pensar, mientras miro las diferentes mesas del Restaurante El Senador, cuántas conversaciones “top secret” llevarán a sus espaldas. Cuántos pactos, cuántas tramas… Cuánta “política” habrán olido. Por desgracia, o quién sabe, a lo mejor por suerte, las “condenadas” no hablan, sencillamente son testigos mudos.
Pero aunque las mesas no puedan hablar, sí que se visten cada día. Con mantel y bajo mantel de tela, muy corporativos ambos, acompañados por una cristalería adecuada y una vajilla y cubertería propias de un espacio como el que nos ocupa.
Metiéndonos de lleno en faena, que para eso estamos aquí, el Restaurante El Senador ofrece una cocina tradicional castellana y, dado que su propietario es segoviano, tiene como actores principales al lechazo y al cochinillo asado. Del cordero ya hablaremos, cuando llegue el momento, ahora le toca el turno al cochinillo porque, si hay algo que distingue al Restaurante El Senador del resto, es ser el primer restaurante de la capital que lo sirve con la Marca de Garantía Cochinillo de Segovia, marca impulsada y promovida por la Asociación para la Promoción del Cochinillo de Segovia -PROCOSE-.
De PROCOSE os habla Rayo en su sección, así que no voy a repetir sus palabras. Sólo os diré que la Marca de Garantía Cochinillo de Segovia no es sólo una declaración de intenciones, sino que cuenta con un reglamento de uso que hace efectivo tanto el control de la calidad del producto como su elaboración. Vamos, que hay una vigilancia desde antes del nacimiento del lechón hasta que éste se sirve en la mesa como el auténtico manjar que es. De hecho, son tres los identificadores de esta Marca de Garantía: una etiqueta identificativa en una pata posterior del cochinillo, un sello marcado a fuego en el lomo y una placa específica para restaurante, mataderos y productores adheridos a la misma.
Con estas premisas, cabría imaginar que en el Restaurante El Senador están tan centrados en asar cochinillos y lechazos que el resto de su carta pasa desapercibida, pero lo cierto es que no es así pues, además, ofrecen al comensal una propuesta más amplia con productos de temporada. Podemos encontrar entrantes tanto fríos como calientes, un buen número de variadas ensaladas, carnes y pescados. En resumen, un carta surtida de buenos y sabrosos platos tradicionales, algunos no muy castellanos -como podréis ver más tarde-, pero igualmente resueltos.
Al mediodía, y de Lunes a Viernes, el Restaurante El Senador no cuenta con un menú del día propiamente dicho sino con lo que ellos denominan “Sugerencia del día”. Puede que el lunes toque Gallina en pepitoria a 10 €, el martes Medallones de solomillo a 9 €, el miércoles Arroz con bogavante a 18 €… Y así todos los días, dependiendo de lo que el cocinero tenga en mente. Lo que sí hay que tener en cuenta es que la Sugerencia del día se oferta en la Taberna de Cascajares, pues en el Restaurante El Senador sólo se sirve carta.
A tan magno evento acudimos 6 personas: Vanessa, Blanca -la vergonzosa-, Esteban y los tres cucharetes. Acompañamos los entrantes y los pescados con un verdejo D.O. Rueda de 2008, más concretamente un Blanco Nieva Pie Franco que elegimos las chicas. No estaba mal, aunque la verdad es que no me sorprendió demasiado. El tinto corrió a cargo de un Finca Río Negro 2008, elegido por los chicos, y reconozco que, aunque en un principio no me entusiasmó, una vez que se oxigenó la cosa tomó otro cariz y me convenció.
Al poco de ocupar la mesa, llegó el aperitivo compuesto por mantequilla y chistorra. Pero ¡qué chistorra! Estaba muy rica. Se me pasó preguntar de dónde era. ¡Un error imperdonable!
Con los días de frío que estamos teniendo, la verdad es que obviamos los entrantes fríos y nos dirigimos a los calientes. Abriendo el desfile de viandas llegó este Especial del Senador o lo que es lo mismo, un plato de matanza con morcilla al estilo de Burgos, chorizo y lomo de olla. En el centro una cama de patatas paja. Me encantó la morcilla, el chorizo y el lomo. O sea, que me gustó todo lo que venía en el plato. Vamos, que me pasó como en el dicho: “Del cerdo me gustan hasta sus andares”
Fuimos bastante “responsables” y, previendo que la cena iba a ser de todo menos dietética, decidimos incluir en nuestra comanda unas Verduras de temporada a la parrilla, más que nada para ver si desengrasábamos un poco. La parrillada se componía de tomate cherry, berenjena, calabacín, espárragos trigueros, coliflor, pimiento rojo, champiñón, judías verdes y setas. Desde luego, era completísima, pero es que además las verduras venían en su punto. Pocas veces te las sirven así.
El sabor del mar nos vino de parte de esta Cazuela de almejas a la marinera. No figuraban en la carta, sino que eran parte de las sugerencias del día con las que cuenta el Restaurante El Senador según mercado. Fue el plato del “mojete” como yo digo, porque casi todos metimos el pan y mojamos en la salsa.
El plato que os muestra FlashBack, corresponde a uno de esos ágapes que poco tienen que ver con la cocina tradicional castellana, como os comentaba anteriormente. Se trata de Pulpo a la parrilla con patata asada. Lo normal es encontrar Pulpo á feira, pero hay muy pocos establecimientos que se arriesguen a servirlo a la brasa. Para mí, de esta forma está muchísimo más sabroso, pero se tiene que contar con una buena materia prima y luego cogerle el punto al pulpo y, desde luego, en el Restaurante El Senador cumplen las dos premisas. El resto, es un buen aceite de oliva virgen, un poquito de ajo, otro poquito de pimentón y perejil. Apuntad este Pulpo a la parrilla porque es un imprescindible.
Los entrantes nos dejaron un sabor de boca francamente bueno, de modo que cuando esta Dorada a la sal hizo acto de presencia, me pregunté si estaría a la altura, pues es más que habitual que lleguen a la mesa demasiado secas.
El resultado se hizo esperar, justamente el tiempo que tardó el camarero en desespinarla -podéis ver el vídeo en la sección de Rayo-. Y, una vez limpia, el resultado fue el que os muestro a continuación. En boca, no le hacía falta ni un minuto más ni un minuto menos de horno, estaba perfecta.
No defraudó tampoco el Rape con carabineros. Buen rape, buenos carabineros y una crema de marisco rebajada con nata que hizo las delicias de los allí presentes.
Otro de los platos que me sorprendió fue el de Dados de merluza a la romana, también sugerencia del día. A mí, en la vida me habría dado por pedir merluza a la romana, para qué nos vamos a engañar. Pero el camarero nos aseguró que era una merluza excelente y que merecía la pena probarla. Nos arriesgamos… y si he de ser sincera, me sorprendió. Obviamente, su elaboración es más sencilla que el mecanismo de un lápiz, ahora bien, la merluza era realmente de una calidad excepcional. Aquella noche fue un imprescindible.
Cuando pasamos al lado de la cocina, camino del comedor, pudimos ver algunos de los cochinillos asados que esa noche sirvieron y recordé unos versos de Ignacio Sanz que leí recientemente y que dicen así:
“A ti, querido cochino
digno de veneración,
que eres regalo en el campo
y en la mesa bendición”
En la carta del Restaurante El Senador figura como Cochinillo asado de nuestra corte y hornada. Aún a riesgo de repetirme, os recuerdo que es un cochinillo con Marca de Garantía Cochinillo de Segovia. Respecto a cómo estaba y cómo sabía el susodicho… Sólo decir que bajo su reluciente, dorada y crujiente piel, su carne se hizo en la boca golosa y demostró que era, como por otra parte debe ser, un manjar de tierras segovianas en la capital.
En el vídeo que os muestro a continuación, se puede ver el trinchado de un cuarto trasero del Cordero lechal asado “churro” que no pudimos evitar pedir. No olvidemos que el Restaurante El Senador es una asador y habría sido imperdonable marcharnos de allí sin probar sus especialidades. Estaba tierno, jugoso y muy, pero que muy sabroso. Era un gran lechazo cocinado como mandan los cánones, sólo con agua y sal. Por cierto, no se puede pedir ración individual de lechazo como con el cochinillo, sino que se sirve una ración para un mínimo de dos personas.
Ahora que veo el discurrir de la cena, la cantidad de platos que pedimos, la generosidad de los mismos… ¡Uff! ¡Nosotros comemos una barbaridad! Y… ¡Aún quedan los postres! En fin, vamos a ello. En el Restaurante El Senador presumen de tener una amplia oferta de postres, con el aliciente de ser todos ellos caseros. Sus precios oscilan entre los 4.30 € del más económico y los 7 € del más exclusivo, que es esta Tarta fina de manzana con helado de vainilla. Hay que pedirla con 15 minutos de antelación, pues es el tiempo que lleva hacerla en el horno. Y, cuando digo: “Hay que pedirla”. No es un decir, es que ¡HAY QUE PEDIRLA! porque es exquisita, un postre imprescindible en El Senador. Su nombre describe a la perfección lo que vas a saborear: Tarta fina de manzana, aunque yo lo ampliaría un poco más: Deliciosa Tarta fina de manzana. Nosotros pedimos 2 para que pudiéramos probarla todos y fue todo un acierto.
El Hojaldre relleno de crema también fue de mi agrado, pero es un postre bastante contundente a pesar de que la sopa de vainilla que lo acompaña lo rebaja bastante. Aún así también acabamos las dos porciones que pedimos.
Y si sois amantes del higo, no lo dudéis, el Parfait de higos al brandy es vuestro postre. No veáis cómo disfrutaron Vanessa, Esteban y Blanca del Parfait, prácticamente entre los tres se lo comieron entero. Vamos, que estaba riquísimo, además venía acompañado de una sopa de chocolate en la que era un placer mojar.
Decidimos acompañar la sobremesa con 4 tés -2 verdes y 2 negros- y 2 cafés con leche -ambos a 2 €-. A los que se unieron unos originales chupitos de licor café, nata y canela -mostrados por Rayo- gentileza de la casa.
Me quedan algunos precios por daros antes de pasar al resumen final, como el del pan y el aperitivo que lo tienen a 1.50 €, o el agua… a 2 €.
Ahora sí, vamos con las conclusiones. Fuimos al Restaurante El Senador con la intención de salirnos un poco fuera del ritmo un tanto cosmopolita que habíamos tenido en las últimas salidas cuchareteras. Nos apetecían platos de siempre y pensamos que El Senador podía cumplir las expectativas. No nos equivocamos, cumplió desde que pusimos el pie en su Taberna de Cascajares hasta la una de madrugada, hora en que dimos por finalizada la experiencia. Su cocina no ofrece platos extravagantes, ni fusiones imposibles, es una cocina tradicional honesta, donde prima la calidad del producto y la buena elaboración del mismo. Y, todo ello, va acompañado de un excelente equipo de sala capitaneado por Ángel Gutiérrez, propietario del restaurante, y seguido por unos ágiles y simpáticos camareros como Enrique y los dos “Jesuses” -uno de Segovia y otro de Bilbao-. En definitiva, el Restaurante El Senador es de esos sitios dónde sólo hace falta llevar buen apetito y compañía, porque el resto ya lo ponene ellos. Y, como decía al principio del post, si Sus Señorías lo visitan cada día… por algo será.
Cucharete: ¡Qué bien cenaron mis cucharetes en el Restaurante El Senador de Madrid! Y no sólo porque disfrutaron como nunca con su cochinillo y su cordero lechal asados, sino que los productos del mar también estaban de lujo, sobre todo el pulpo a la parrilla, uno de sus platos favoritos. ¡Recordad que podéis incluso encargar sus asados para llevar! Y así podéis hasta disfrutarlos en una cena con amigos en casa. Mi equipo cenó por 39 €/persona, seis personas con 4 entrantes, 5 platos principales (uno de ellos para dos personas), 5 postres, 6 botellas de agua, cafés y tés. A lo que tendríamos que añadir una botella de vino blanco -14 €- y dos de tinto -24 €-.
Su cálido, cómodo y rústico comedor. La separación entre mesas, ayudado por el aprovechamiento de sus rincones. Sus lámparas de hierro forjado. El atento y amable trato del servicio en todo momento. La indiscutible calidad de sus materias primas y la elaboración de las mismas. Su Cochinillo de Segovia con Marca de Garantía. Su cordero lechal asado. ¡Y su pulpo a la parrilla! Su relación calidad/cantidad/precio. El ajustado precio de las referencias de su carta de vinos. Por encargo y para llevar, ofrecen cordero, cochinillo y matanza.
Los baños necesitarían una actualización.
4,5
10 comentarios a “El Senador”
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Bueno esto de ser la primera en opinar impresiona pero…. allá voy!!!
Lo primero indicar que nosotros fuimos el 20 de Febrero, SABADO, y que en sabado este restaurante está hasta la bandera, pedimos mesa para las 15:30 y hasta las 16:30 no nos sentamos pero que queréis que os diga: MERECIÓ LA PENA!!!
Lo primero que disfrutamos fué una soberana ración de Jamón Ibérico de Guijuelo con su pan calentito y una sangría con un Rioja de 18€!!! en fin estaba buenísimo.
No pedimos mas entrantes porque preferíamos dejar espacio al magnífico cochinillo que nos trajeron, un sabor exquisito y la piel crujiente crujiente, en vez de patatas cocidas lo pedimos con patatas fritas y madre mía que patatas!! caseras caseras… os lo recomiendo.
De postre no sabíamos que pedir, estabamos a reventar porque la ración de cochinillo es muy generosa, así que románticamente compartimos unos profiteroles, buenísimos!!!
Luego pedimos un café y nos trajeron un chupito de licor con nata, que final mas delicioso!!!
Como anecdota señalar que nos invitaron (según indicaron en la factura) a la consumición que tomamos en la barra mientras esperábamos, todo un detalle hoy en día!
En fin, os aseguro que repetiremos!!!
Un saludo Cuchareteros!!!
Me ha encantado ver una reseña de este restaurante en vuestra página de la que soy asidua lectora y consumidora. Hemos ido en muchas ocasiones al Senador a lo largo de los años que lleva en funcionamiento más de 15.
El Cochinillo de gran calidad tal y como comenta Estefania pero no se queda atrás ni el cordero ni la carne a la piedra. En algunas ocasiones hemos tomado una ensalada de Langosta exquisita.
Y lo mejor de todo el trato recibido se trata de grandes profesionales que saben como hacer su trabajo.
De verdad muy recomendable. Somos las niñas del RELOJ aunque en realidad pasamos ya de los 45…
La botella de Figueroa no es exclusiva de este restaurante, pues este mismo fin de semana lo he visto en
referencia a otro restaurante.exelente y dibertido el contenido q alcans a leer d su parrilla, soy d casilda, santa fe, argentina!!
yo tambien tengo una parrilla aca en mi pueblo, y me llamo mucho la atencion su pagina
exitos
cesar rivarola
me gustaria poder ir algun dia a probar su COCHINILLO!!!!!!!!!!!!!
Estuvimos 4 personas el sábado 11 de Septiembre de 2010 aprovechándonos de la promoción de cochinillo a mitad de precio.
Reservamos mesa para las 14:00 pero no nos pusieron ninguna pega en entrar media hora mas tarde puesto que a esa hora aún estaba vacío el comedor. A las 15:00 ya estaba lleno.
Para comer nos dejamos aconsejar, y nos decidimos para compartir, por el pulpo a la parrilla y el famoso tomate con ventresca (buenísimo); para dejar paso al magnífico cochinillo que poco tiene que envidiar a los mejores que se puedan ofrecer en Segovia: corteza crujiente y carne que se deshacía sola en el paladar… Todo esto acompañado por un buen vino Rioja Muga.
De postre, tan solo unas tejas con helado de turrón para compartir (estábamos llenos) y cafés. Gracias a la oferta salió todo por 129€.
Destaco además, el ambiente familiar y la buena atención del personal en todo momento.
Espero repetir antes de acabe el mes.
Un saludo!!
Buenisimo, todo perfecto, la comida es increible.
La ventresca con tomates para acompañar el cochinillo de escandalo, sobre todo por los tomates con sabor a tomate de verdad.
La única cosa que mejoraría sería el pan, en vez de poner trozos de barra normal, pondría trozos pan de pueblo o panes individuales.
No es que sea un problema el pan, ya te van a tener que sacar con grua por la cantidad de comida que ponen, pero siempre es agradable.
Recomiendo este restaurante 100%
Hay posibilidad de ampliar la promoción hasta el fin de semana ( 3 de octubre ), me gustaría ir, pero solo puedo el sábado y el domingo y la oferta es muyyyy tentadora
¡Lo hemos conseguido! La Súper Promoción de Cucharete con el cochinillo al 50% en el Restaurante El Senador se amplía todo el mes de Octubre. ¡A disfrutarlo!
Cucharete Team
OS RECOMIENDO EL VINO BLANCO JOSE PARIENTE ES BUENISIMO OS VA A GUSTAR
Hola queria decirles que conozco muy bien el restaurante ya que trabajan ahi mis dos tios y queria comunicarles que Aitor Paul Iglesias a quedado finalista en el concurso de Nariz De Oro como gran Somellier que es. Reconocimiento a su gran trabajo y esfuerzo. MUCHOS BESOS OS QUIERO