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Clavel, 5
Madrid (Centro)
Gran Vía (Línea 1)
91 523 33 63
15 - 25
El Biombo es un Restaurante Cocktail Bar de nueva apertura en Madrid que destaca por ofrecer un ambiente íntimo bajo una atractiva horquilla de precios. Dispone de un menú del día a 8 € de Lunes a Viernes y su comedor -40 comensales- está habilitado en su totalidad para fumadores. Su horario de apertura es de 13:00h. a 16:30h. y de 21:00h. a 01:00h. (Sábados hasta las 02:00h.) Cierra los Domingos.
2,9
El Restaurante Biombo ha cerrado.
Rayo: En nuestra visita al Restaurante Biombo echamos de menos a Ninillas, pues es la primera vez que no puede asistir a la cena para aportar su auténtica -y tan leída- visión femenina del asunto, ya que no pudo acudir a la cita cucharetil. FlashBack y yo también nos dejamos pendiente alguna que otra ocasión que cubría el resto del equipo… ¡gajes del oficio! De todos modos, éramos tres “mosqueteros gastronómicos” de nuevo, Cristóbal nos acompañó.
Hablar de Biombo es hablar de un correcto restaurante que nos permite disfrutar de su cocina a muy buen precio, pensad que con las tostas ¡podéis cenar por menos de 10 euros! incluyendo la bebida y todo… difícil a día de hoy en Madrid encontrar oportunidades así, ¡y mucho menos por Chueca!
Todos sabemos que nos encontramos en una zona de Madrid donde priman los tonos de luz que decoran restaurantes vanguardistas e íntimos, y el Biombo no iba a ser menos: rosas, azules y verdes… dibujan reflejos y sombras a lo largo y ancho del espacio, sutilmente, sin molestar ni agobiar al comensal en ningún momento, realzando la velada e impregnándola de romanticismo.
La mayoría de las mesas son para parejas -incluso unas redondas muy coquetas-, si es que el local lo susurra en este artículo… ¡no hay más que ver las fotos! Aunque también las encontramos con cuatro cubiertos, y no habría problema en montar cualquier otra distribución para un grupo mayor, pues su colocación es completamente modulable.
Una exposición de arte en pinturas de gran tamaño decora las paredes acertadamente.
Sobre la barra, y como si de una estación espacial a escala se tratase, observamos una curiosa lámpara que os presenta FlashBack con más detalle… ¿Será así la arquitectura de las ciudades del futuro cuando conquistemos nuevos mundos?
La vajilla, la cristralería y la cubertería pasan completamente desapercibidas, pero debemos recordar que barajamos una horquilla de precios en la que se nos ofrece poder comer o cenar por menos de 15 euros, para disfrutar de “otras cosas” hay que rascarse más el bolsillo, claro que en los tiempos que corren no está el horno para bollos -o por lo menos para los rellenos de chocolate-.
El comedor es pequeño, pero transmite una ligera sensación de amplitud ayudado por amplios ventanales que recorren sus paredes a modo de escaparate y cumplen a la perfección su función de llamar la atención al comensal que pasea por aceras cercanas con su colorida iluminación.
Mientras tomaba las fotografías -intentando que no se me escapase nada que mereciese la pena mostrar- FlashBack aprovechaba para echar un vistazo a la carta e ir conformando lo que en breve sería una nueva cena madrileña de Cucharete.
Una carta -presentada en español e inglés- que muestra de una manera divertida sus secciones: Para que puedas picar… Algo bueno para acompañar… Como platos principales… El momento más dulce… A veces, las traducciones de los platos no eran muy acertadas y despertaban en nosotros alguna que otra carcajada…
La calidad del mantelito de papel es pésima -y lo peor es que las servilletas van a juego- pero la verdad es que su impresión es moderna y desconcertante, pues parece que te lo han colocado al revés cuando en realidad no es así. Pero bueno… ahí está la velita para darle un toque seductor a la mesa.
Con esta estampa y el hambre que teníamos nos pusimos ¡manos -y bocas- a la obra! Para lo que elegimos un tinto tempranillo Absum colección ‘04 -D.O. Somontano- que ya conocía y se ofrecía a 27,90 € -el más exclusivo de la carta, aunque los encontramos desde 10 €- aprovechando que en esta ocasión la factura no se iba a resentir dados los buenos precios de su oferta gastronómica. Buena expresión le han otorgado esos 10 meses en barrica.
Después de un aperitivo que os muestra FlashBack en primer plano, empezaron a llegar a la mesa los tres entrantes que habíamos pedido. Las Croquetas de San Juan estaban bien ricas, y no escatimaban en trocitos de jamón aunque unas tenían más que otras, ¡qué pena que no sean transparentes para elegir la buena! Como veis en la imagen, son de un tamaño considerable -FlashBack las tiene en la mano en su sección- y están a un precio muy recomendable.
Un interminable nombre que nos llamaba mucho la atención fue el de la Torre de ensalada de hojas de espinacas, hojas de roble y pavo aderezado con miel y mostaza. Muy ligera y con un aliño que estaba buenísimo a pesar de ser un plato sencillo. En total son cinco las ensaladas que ofrece su carta, cuando volvamos ¡elegimos otra!, ya le tengo el ojo echado a la de pollo crujiente al a vinagreta de mango y sésamo.
Enorme y altamente recomendable la Tosta de lacón, queso y huevos de codorniz. ¡Deliciosa! La elegimos entre tres más que se muestran en la carta: Tosta de serrano, tomate y pimientos asados; Tosta de revuelto de hongos y Tosta de tomate, queso curado y orégano.
Fijaos en el primer plano que os muestra FlashBack, acompañada de su ensalada -aliñada al gusto- y muy bien presentada. ¡Dan ganas de volver al Biombo a tomarse otra junto a una caña!
Como plato principal… ¡carne! -recordad que soy Rayo-. Unas Puntas de solomillo ibérico al Roquefort a las que no se les podía pedir más -no estamos en un restaurante de 40 €/persona obviamente- y por 10,30 € están lo suficientemente sabrosas. Las volvería a pedir sin problemas. Las patatas que acompañan el plato… pues “un poco” pasadas.
Las raciones son muy generosas… el Biombo no es de esos restaurantes de los que sales con hambre.
FlashBack os habla de su Lubina en papillote con verduras -con una llamativa presentación para el local en el que nos encontramos- y del Ravioli cremoso a la menta fresca de Cristóbal -al que le di un “mordisquito” y no me convenció del todo-.
Notamos en el servicio, que unas mesas eran atendidas normalmente y otras tras una larga espera, pero se lo atribuimos a la juventud del restaurante, poco a poco mejorarán este aspecto.
En el apartado de “El momento más dulce…” nos decantamos por los más económicos de la carta para compartir entre los tres, los que despertaban más nuestra atención -¡aunque estábamos llenos!-. El Cheesecake con Coulis de Mango resultó ligero y nos encantó. Me gusta la presentación.
Yo personalmente me quedo con el Chocolatísimo, a base de ríos de chocolate belga caliente y con un exquisito bizcocho. ¡Estaba de muerte! -si amas el chocolate claro- y no dejamos ni la más mínima gota en el plato. ¡To’ pa dentro!
Y colorín colorado… este post se ha acabado. Ahí le tenéis, el Restaurante Biombo, un nuevo, colorido e íntimo espacio en Chueca en el que muchos de vosotros viviréis alguna que otra cena, pero sobre todo… no me cabe duda de que iréis a probar sus magníficas tostas. ¿Miento?
FlashBack: Cada vez más habitualmente nos llegan de todos vosotros que nos leéis, como de aquellos que nos concedéis vuestro apoyo desde el apasionante mundo de los blogs, grandes muestras de interés acerca de las muchas anécdotas que pueden llegar a ocurrir en la exploración del siempre interesante mundo de la restauración. Sin duda, los que ya sois muchísimos y asiduos seguidores, conocéis unas cuantas de ellas aunque esta vez hemos decidido narrar, dentro de un artículo, nuestra última aventura entre cocineros y camareros. ¿La razón? Esta vez, como si de un buen cuento se tratara, lleva añadida su inevitable moraleja.
Ya sea porque quizás exista alguna alineación extraña de planetas esta semana o alguna otra similar razón, la noche resulta algo inusual debido a la imposibilidad de que nos acompañara Ninillas -en nuestro próximo artículo volverá a deleitarnos con su original visión dentro de ésta ya bitácora gastronómica de todos nosotros-. Inevitable dar las gracias a nuestro amigo Cristóbal, que se ofreció a acompañarnos.
Mientras tanto, nos dedicábamos a echar un vistazo a la carta aprovechando el tiempo que nos prestaba Rayo disfrutando del bello arte que brinda el encontrarse detrás del objetivo de la cámara. A primera vista el local nos da la impresión de poseer un servicio bastante lento a juzgar por el resto de mesas, algo mejorable en un restaurante con escasos meses. Lo cual es algo muy común en la zona que nos encontramos por la proliferación cada vez más abundante de locales en lo que se ya se conoce como reciente renacer de este barrio.
Si algo destaca al entrar por la esquinada puerta de Biombo, tras echar un rápido vistazo a la carta que se encuentra situada en el atril de su fachada, es una ambientación que combina la oscuridad con luces indirectas de tonalidades rosas y azules, entre las que se inmiscuyen haces más claros y la discreta compañía de las velas.
El salón se compone básicamente de mesas para parejas o grupos de cuatro comensales a distribuirse entre las diversas tablas de madera, situadas respetando correctamente el espacio entre ellas. Nos podemos sentar tanto en sus sillas del mismo material como en los diversos sillones de pared a lo largo de los ventanales y paredes del local.
De esta manera, se consigue realzar el carácter íntimo del restaurante que comparte espacio con la barra situada en el extremo opuesto a la entrada convirtiéndolo así en lo que se conoce hoy en día como lounge-bar o barra-salón para los más correctos. Aquí será donde se preparen además diversos cócteles que el local pone a nuestra disposición si deseamos combinarlos o añadirlos al final de nuestra cena.
Sobre la barra, llama la atención una original lámpara de araña. Claro que puesta a compararla con algún animal, quizás se parecería más a una medusa. ¡Menudos nombrecitos les asignamos a estos elementos cuanto menos ornamentales! En fin, ya sea más similar a un octópodo o un cuerpo gelatinoso del mar, la cuestión es que uno se que queda observándola en múltiples ocasiones de la velada.
Adentrándonos en los rincones de la sala, llegaremos a encontrar diversas creaciones pictóricas de aquéllas que a algunos les impulsa a pensar, a otros extrañarse y a tantos más admirar. Las bancadas situadas bajo su situación entonan el mismo estilo que la lámpara que veíamos previamente. Diversos bracitos parecen asomarse por su parte superior intentando engatusar a los comensales allí sentados.
Bajo los platos que comenzarán a aparecer se sitúan unos personalizados manteles de papel, muy curiosos por cierto, con un diseño que hace pensar que se encuentran colocados al revés pero si nos fijamos en ellos minuciosamente nos daremos cuenta que no ha sido para nada una falta de pericia de nuestro camarero.
La cubertería y las copas de cristal no resaltan especialmente así como tampoco lo hacen las rudimentarias servilletas de papel, pero se debe reconocer que la pequeña vela envuelta en los haces cálidos de la iluminación tiene su pequeño encanto. Un toque especial adquiere la mesa situada al fondo a la izquierda cuyo aspecto torna más hacia un color violáceo, ideal para un grupo de cuatro amigos.
Para comenzar, se nos sirven un par de tapas compuestas por varios taquitos de queso en un plato y dos pequeñas rebanadas de pan cubiertas por jamón serrano con un ligero toque de aceite de oliva en el otro. Ambas aderezadas por trocitos de pimiento rojo asado. Sin embargo, vemos cómo varía su contenido en cada una de las mesas, podiéndonos sorprender con cualquier otra de las ideas del jefe de cocina.
El primer plato en aparecer son unas perfectamente fritas Croquetas de San Juan con un tamaño bastante generoso y rellenas de trocitos de jamón serrano. Decidimos acompañar la cena con un Vino tinto tempranillo Absum colección del 2004 D.O. Somontano, procedente de las Bodegas Irius y elaborado con uva escogida de los viñedos de Torresalas. Un caldo elegante no sólo por el color negro de su botella sino también por su equilibrio y suavidad que supone la referencia más alta de la carta, perfecta si no queremos escatimar en la bebida.
Entre la amplia oferta de tostas del restaurante, la más sugerente en cuanto a su nombre e ingredientes se refiere para Rayo, para Cristóbal y para mí, resulta ser la Tosta de lacón, queso y huevos de codorniz. Como se puede ver en la instantánea, no solo los huevos se encuentran elaborados con conciencia sino que el punto de calor del queso y el lacón la hacen realmente jugosa. La guarnición de ensalada con la que se sirve, acompaña en la presentación y combina perfectamente en el paladar.
La carta nos ofrece entre los entrantes vistos, cinco grandes opciones en cuanto a ensaladas se refiere. Apostamos, de entre todas ellas, por la Torre de ensalada de hojas de espinacas, hojas de roble y pavo aderezado con miel y mostaza. Un plato ligero que se disfruta sobre todo gracias a su especial salsa.
Metidos en los platos principales una de nuestras elecciones, de entre las arriesgadas apuestas en cuanto a platos de pasta nos encontramos, consiste en un plato de Ravioli cremoso a la menta fresca. Tras probarlo, se nos completa la boca de sabor. Una mezcla de sabor realmente interesante, aunque podría resultar algo estridente si la menta no está incluida dentro de nuestros ingredientes preferidos.
Mi elección personal, de la que no me arrepiento en ningún caso, se trata de la Lubina en papillote con verduras, una pieza de gran tamaño de muy buena calidad y resguardada del exterior con papel de aluminio de forma que conserva su calor durante toda la degustación. Sin grandes aderezos, lo catalogaría como uno de los principales a recomendar.
Si en algo no falla el Restaurante Biombo es en los postres, grandes elaboraciones a precios entre los 4 € y los 5,5 € IVA incluido. Y es al menor de los precios al que se encuentran nuestras dos elecciones a compartir. En primer lugar, un delicioso Chocolatísimo de chocolate belga caliente recubriendo un exquisito bizcocho. De los que no se puede dejar ni gota de chocolate en el plato.
A continuación y, como colofón, un Cheesecake con Coulis de Mango, que igualmente que a su predecesor no sólo resulta especialmente ligero y sorprendente sino que consigue dejarnos un buen sabor de boca tras una completa jornada gastronómica.
Tal y como decía al principio, no acabaré sin dejar la moraleja del cuento prometida. Tanto en un restaurante joven como éste o como en tantos otros con más larga trayectoria podemos llegar a juzgar a primera vista de carta, por lo cual deberemos esperarnos hasta el final de la cena para emitir una opinión completa.
Cucharete: Un nuevo restaurante en Madrid ideal para parejas que busquen intimidad, velas, gastarse poco, comer bien y tomarse un cocktail después de la cena en su zona de copas. Mi equipo cenó por 19 €/persona, tres personas con 3 entrantes, 3 segundos, 2 postres. A parte, una botella de vino de 27,90 €.
Cocina sugerente a precios muy asequibles. Ambiente íntimo y romántico. Las tostas. Aceptan cheques de comida.
Las servilletas y los mantelitos de papel. Servicio lento. La juventud del restaurante -pero eso mejora día a día-.
2,9
El Restaurante Biombo ha cerrado.
19 comentarios a “Biombo”
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¿Tostas? Caray, así deberían ser siempre, que hay veces que son un minúsculo trocito de pan que te comes en dos bocados. Esto tiene otra pinta desde luego.
Muy interesante el lugar, me lo apunto para el futuro cercano.
Hoy jueves si dejo los churumbeles con la canguro-abuela, me apunto a sorprender a mi churri. Ya os contare.
Mandé allí el lunes a unos amigos, para que me sirvieran de conejillos de indias, y la experiencia no les gustó nada…para empezar por lo visto no tenían disponibles ni la mitad de los platos de la carta, para continuar, a pesar de que estaban solos, tardaron horrores en servirles…y de la comida solo fueron capaces de decirme que correcta, pero claro, con lo limitado de la carta…No sé si achacar estos problemas a que era lunes, pero vamos, me llevé una buena bronca de mis amigos…
Estuve el sábado con mi novio en este restaurante y no tengo palabras para explicar lo lentos que fueron. Tardaron hora y media en traernos los tres platos que habiamos pedido y finalmente nos trajeron los segundos antes que la ensalada. Un desastre. Ni siquiera pedimos postre por miedo a que tardaran otra hora en traerlo.
La comida estaba buena, sobre todo la ensalada de pollo crujiente con salsa de mango y semillas de sésamo, los solomillos estaban bien de sabor pero frios, no creo que sea como para repetir la experiencia.
No se podia pagar con tarjeta porque estaba estropeada la máquina y tuvimos que insistir para que finalmente (tras una espera considerable) nos dieran la vuelta.
Barato si, pero hay otros restaurantes en madrid por el mismo precio que tienen mejor servicio. No volvere, ni pienso recomendarlo.
Buenas cucharetes, biombo es un restaurante que ya e estado en varias ocasiones, tanto a la hora de comer como para cenar, en las comidas bueno que bueno 8 euros no dan pa mucho, a la hora de cenar depende mucho el dia que vallas y lo llenos que esten, estuve el jueves de la semana pasada por alli, y no tardaron casi nada en servirnos, unos fettuccini riquisimos y una ensalada de pollo crujiente mu rica la verdad, para los segundos nos decantamos por una lubina impresionante de tamaño no consegui acabarla y un carpaccio de avestruz que bueno no estaba malo.
Como me gusto la experiencia repeti ese mismo sabado, y bueno la verdad que tardaron un poco mas de lo debido en empezar a servirnos pero cuando empezaron no dejaron de traer las cosas que pedimos, croquetas, ensalada de canonigos, tosta de queso y unos choricillos para compartir y para terminar nos decantamos por bacalao aceptable, ravioli sabrosos, lasaña que no hay quien se la acabe (que tamaño) pero mu rica y entrecotte por fin encuentro un sitio que me lo hacen de verdad al punto que me gusta. Si no fuera porque tardaron en empezar habria sido mu buena la cena, de echo e reservado para San valentin.
Hicimos una reserva para 2 personas. Cuando llegamos al local nos sorprendió lo cutre que era y…. ¡¡¡¡SORPRESA!!!! “No, si a lo mejor sí os apuntaron… pero no me han dicho nada, además el cocinero no ha venido y el nuevo va muy lento, así que si quereis esperar…” ¡¡¡De puta madre!!!!Para q reservarmos??????Que encargado de un restaurante no mira las reservas??????? Que personal tan cualificado (menos mal q la chica por lo menos era mona)
Casi nos joden el sábado, menos mal que por la zona conocemos bastantes sitios y pudimos comer en otro local. En resumen si quereis jugar con el peligro reservar en el biombo¡¡¡¡ Nunca sabes donde terminaras !!!!
ayer estuvimos cenando 5 personas y en general nos gustó bastante, excepto algunos pequeños detalles como son escasez de luz, a mi me gusta ver lo que como, no intuirlo. Segundo las raciones ya no son tan grandes como aparecen en las fotos ( las croquetas sí), la tosta de lacon ya solo lleva 3 huevos(en vez 4), el solomillo al roquefort bastante menos cantidad y el chocolate líquido del chocolatísimo en menor cantidad. A por cierto sigue sin funcionar el datófono para pagar con tarjeta.
Pero vamos en general todo bien, aunque el servicio sigue siendo un poquito lento, pues entramos a las 21h. 45′ y salimos a las 24h sin ni siquiera tomar café y mucho menos hacer sobremesa.
La calificación que yo le daría:
comida………………………..4/5
decoración——————3/5
servicio (rapidez)———2/5
servicio (trato)————-4/5
calidad-precio————–4,5/5
El pasado sábado hemos estado cenando un grupo de 6 amigos en el restaurante Biombo. La razón de haber ido a este lugar (que no conocíamos) es por vuestra recomendación. He de decir que no solamente me gusto el lugar, me parece , muy muy bonito y con unos ventanales espectaculares!, pero al grano: la razón de que escriba es por que quiero y lo digo enserio felicitar a la gente del restaurante por las siguientes razones:
- La comida excelente!, os recomiendo encarecidamente las croquetas, las tostas que son gigantes y los postres, simplemente magníficos.
- Los camareros un encanto
- Y para finalizar la cena un cocktail que nos encanto, margarita de melon.
100% recomendable
Hola a Todos.
Estuve comiendo en Biombo por primera vez durante las navidades y acabo de repetir el fin de semana pasado. No estoy de acuerdo con algunas de las críticas que acabo de leer.
Lo primero, me ha hecho mucha gracia el comentario sobre la falta de luz. Creo que quien ha ideado Biombo lo ha concebido como un restaurante-cocktail bar (por cierto los coktails son riquísimos). Y está claro que la iluminación está preparada para esto. Si alguien necesita de una luz más fuerte para comer podrá encontrarla en un VIPS o en un burger. Pero no creo que sea esto el concepto primario de Biombo. A mi la verdad, me relaja mucho el ambiente y la atmósfera que han conseguido crear en el restaurante, con esa luz rosada tan bonita…que además si está acompañada de buena música es ideal.
En todos los restaurantes puede pasar que algún día tarden un poco más de lo normal en servirte los platos. Esto creo que depende mucho del aforo de gente que hay en el momento y de los platos que se hayan pedido ya que hay platos que requieren de una preparación más larga que otros. Esto es muy común…me conozco casi todos los restaurantes de Madrid y he repetido en mucho más de uno y siempre hay una noche mejor y una peor. En Biombo, creo, que todo se prepara en el momento (la croquetas llegan recién fritas y la tortillas humeando) y a lo mejor esto puede alargar un poco el tiempo de espera. Por cierto hay que probar estas croquetas.
Resumiendo mi juicio sobre Biombo es muy positivo…la comida es de calidad (se nota), las raciones son abundantes y los precios son imbatibles. Actualmente es muy difícil encontrar por el centro de Madrid un restaurante donde la relación calidad/precio sea tan alta.
Lo siento pero no es nada recomendable. Nosotros fuimos el sabado al mediodia un grupo de amigos y a pesar de que el menu son sólo 12 euros. ¡No merece la pena! La comida fria, escasa, los camareros a por uvas, unos raviolis con salsa de queso que brillaba por su ausencia. De segundo una chuleta de cerdo que hubo que devolverla a la cocina 3 veces¡¡¡¡ por poco hecha. Y el salmón de mala calidad. Lo mejor la decoración pero no es suficiente. En esa zona hay muchos sitios de mejor calidad precio
Por alusiones:
repito que cuando voy a comer a un restaurante, me gusta ver lo que como por muy restaurante-coktail-bar que sea, evidentemente hay gente que no sabe que en la mayoria de restaurantes hay luz suficiente, sin ser fuerte, pero claro si solo se mueve por los Vips y los Burger es normal que diga esto.
tambien conozco muchos restaurantes de Madrid, y en muy pocos por no decir en ninguno han tardado tanto entre plato y plato.
En cuanto a las raciones abundantes, en la puerta no hay ningun letrero que ponga que los días que están llenos las raciones son más pequeñas.
Mantengo que se come bastante bien, pero hay muchos restauarantes en Madrid que la relación calidad-precio es igual e incluso superior.
Estuvimos este fin de semana, y en nuestro caso fue todo genial ¡¡
Reserva - 5/5
Rapidez - 5/5
Calidad en la comida - 4/5
Comodidad - 3/5 (SE PUEDE FUMAR ¡¡¡ :(, pero no se nota mucho)
Personal - 4/5
Tomamos croquetas, ruiquísimas ¡. Mi chica Lubina, le encantó y yo Atún a la plancha, muy rico pero quizá demasiado hecho. De postre pastel de quseo, muy rico también.
36,50 €
Un notable muy alto para nosotros.
Cuidado chicos, el restaurante ya no pertenece al mismo dueño y ha cambiado todo, no tenian ni siquiera cartas ya que la carta nos la escribieron en una servilleta, los menus ya no son los mismos, la presentacion de los platos tampoco y encima los precios un poco caros comparado con el anterior.
Hola!
Ha cambiado de dueño?? Alguien puede decirme si ha mejorado desde entonces?
Hola!
Estuve cenando allí por febrero gracias a vuestra recomendación y nos encantó, pero lamentablemente intentamos volver la semana pasada y nos lo encontramos cerrado del todo. Habíamos pasado en julio y pensamos que sería a lo mejor por vacaciones, pero parece ya definitivo. El número de teléfono ya ni siquiera existe. Una pena!
yo tenia muchas ganas de ir, pero la verdad es que parece que no va a poder ser… sigue cerrado y no tiene pinta de que lo vayan a abrir… en fin…
ESTA CERRADO
Preparando un cenita informal de empresa y despues de llamar al teléfono que ponen por todas partes (el 915233363), resulta que ahora es de un particular, y al pobre hombre lo tendrán ametrallado con las llamadas.
En fin, llamé a información como otra opción, y me decían que en la calle clavel número 5 de Madrid lo que aparecía era una agencia de viajes y no este restaurante.
Para comprobarlo lo vimos el el street View, (ya que las imágenes son recientes) y casualmente aparecía en su escaparate un cartel de traspaso.
En fin, QUE HAN CERRADO, ASI QUE NO OS MOLESTÉIS EN ACERCAROS POR ALLÍ. Nosotros nos quedaremos con las ganas.
El sitio era genial pero debo avisaros de que ha cerrado…